sábado, 20 de julio de 2013

UN BALANCE PARA ALGUNOS INNECESARIO


 
ATENCIÓN FRANK
Un balance para algunos innecesario




Crónicas Cubanas

Por Félix Sautié Mederos


Hace algunos días participé en un debate convocado por el Capítulo Cubano de la Articulación Regional Afrodescendiente de América Latina conocida por sus siglas ARAAC. El tema: “Balance del estado actual de la lucha antirracista en Cuba” referido a un problema que considero de fundamental importancia, aunque para algunos que niegan con tozudez que haya racismo en Cuba, quizás lo estimen innecesario según su concepciones de que es algo que ya ha sido resuelto por la Revolución.
En esta negación reside, en mi criterio, la parte quizás más incisiva y pérfida del problema a que nos enfrentamos quienes entendemos que la subsistencia del racismo constituye una lacra ignominiosa que corroe por dentro a la sociedad cubana, muy a pesar de todo lo que se ha adelantado al respecto con relación a la primera etapa histórica de la República y en contraste con la esclavitud imperante en tiempos de la colonia. Lo que evidentemente se haya legislado o se haya hecho contra la discriminación racial durante el proceso revolucionario, considero que no ha sido ni es suficiente para plantearse como resuelto el problema negro en Cuba. Con sólo marchar por las calles de La Habana bastaría para encontrarnos cubanos negros detenidos por la policía para mostrar su carné de identidad. Esa es una escena cotidiana y ejemplo vivo de lo que estoy expresando.

El Capítulo Cubano de ARAAC constituye para los luchadores antirracistas un trascendental espacio reconocido oficialmente que ha venido a llenar un complicado vacío institucional porque, por ejemplo, la Cofradía de la Negritud, Color Cubano y otros esfuerzos locales con similares propósitos han tenido que contentarse con subsistir dentro de lo que pudiéramos denominar como un angustioso estado de marginalidad tolerada. En cambio ARAAC, por su carácter continental al constituirse el Capítulo Cubano, ha podido lograr una cobertura institucional reconocida oficialmente para los antirracistas cubanos que en honor a la justicia no necesitarían autorización alguna de nadie en particular para la labor que durante mucho tiempo han realizado, en medio de una gran precariedad, a los efectos de denunciar y enfrentar las manifestaciones de discriminación racial a lo largo y ancho de Cuba.

La polémica que “explotó” en abril pasado con motivo del artículo publicado por el destacado intelectual cubano Roberto Zurbano en el conocido periódico norteamericano “The New York Times” con el título “Para los negros en Cuba la Revolución no ha comenzado aún”, constituye un ejemplo muy reciente de lo complicado que es referirse a un tema considerado tabú, más aún si quien lo hace es además negro, como fue el caso que planteo. Sobre este asunto me he referido ampliamente en mis crónicas cubanas publicadas en POR ESTO! (1)

Estos esfuerzos de dignidad han sido sistemáticamente mal interpretados, vilipendiados e incluso han tenido que enfrentarse en muchas ocasiones a la descalificación y la criminalización de sus actividades de denuncia contra una lacra social, que algunos consideran resuelta por decreto; y que otros con poder para ello que además generalmente ven enemigos del país en donde no los hay, han tratado de identificarla con el divisionismo y la subversión, y en el mejor de los casos con la ingenuidad o la falta de información objetiva (¿¿??).

Puedo decir sobre el particular que la experiencia de mi larga vida, me ha permitido conocer desde adentro las manifestaciones de discriminación racial que en el transcurso del tiempo se han mantenido latentes en la sociedad cubana; y en consecuencia mi conciencia no permite matizar ni mucho menos eludir los más duros adjetivos sobre algo que considero insostenible e indigno no reconocerlo, porque está a la vista de todos. No entender que en Cuba persiste la discriminación racial, que los negros son constantemente preteridos y que tienen las mayores desventajas económicas y sociales, es no comprender la realidad de la sociedad cubana en que estamos insertados.
En el encuentro que les describo se habló con pasión, con sentimientos y con profundidad testimonial, de lo cual no estuve exento ni tampoco puedo decir que lo viví desde afuera porque no pude dejar de intervenir en un análisis que considero de primordial importancia y urgencia inaplazable. Allí coincidí con personas verdaderamente egregias con las que me sentí ampliamente identificados. En mi opinión los problemas que han tenido que enfrentar los luchadores antirracistas cubanos para denunciar las realidades de la discriminación racial que aún subsisten en nuestro país, a pesar de todo lo que ha realizado el proceso sociopolítico cubano, tienen como causas fundamentales la no existencia de una verdadera sociedad civil pujantemente organizada, así como el autoritarismo, la centralización verticalista, la falta de una real libertad de conciencia, libertad de pensamiento, libertad de expresión, incluyendo la descalificación e incluso discriminación de la crítica y la autocrítica.

Ante estos problemas la existencia de ARAAC, la posibilidad de concertación que significa, así como la unidad de acción para lo cual no hay que pedirle permiso a nadie que puede alcanzar, constituye una nueva realidad esperanzadora en la denuncia y la búsqueda de alternativas imprescindibles que permitan enfrentar las manifestaciones de la discriminación racial. Lo primero al respecto debería comenzar por el reconocimiento oficial de su existencia y por las acciones concretas. Así lo pienso y así lo manifiesto, con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
 fsautie@yahoo.com



Publicado en Por esto! el sábado 20 de julio 2013.

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