ELIGIO DAMAS
Antes de todo, quiero decir, como dicen en mi pueblo, por la calle del medio, copiando lo que me dijo un amigo, la medida que resta atribuciones a Samán, apenas llegando, parece destinada a solicitarle “que renuncie y deje de ser una piedra en el zapato” o un incordio.
De un hachazo tumbaron al Samán. Se dijeron muchas cosas para explicar aquel inesperado “ecocidio”, pero la savia derramada por el robusto tallo no llegó al río. Si bien el gigantesco árbol, que en poco tiempo se había ganado el aprecio de la multitud que se sentía protegida por su generosa sombra, Chávez, con su grandeza, aparecía detrás de la medida, lo que hizo que la protesta que llegó a ser intensa, se diluyese con prontitud. Además, el árbol mismo, apenas pudo ponerse de pie en otro espacio solitario, por humildad y solidaridad con el ambiente, no intentó siquiera contribuir a soliviantar los ánimos de quienes se sintieron desprotegidos y hasta frustrados en sus buenos deseos.
Se habló en aquellos días, que el sólo apuntar con una de sus ramas hacia los laboratorios o grandes empresas que monopolizan el negocio de las medicinas, produjo que contra él se abatiese aquella afilada hacha. Se mencionaron personas y hasta se habló hasta dónde llegaba la punta del ovillo que aquellas portaban en las manos.
Samán, con entereza y lealtad al proceso, a los intereses por encima de los suyos y los que él podía defender desde aquel cargo, aceptó la medida y se mantuvo discreto y comedido hasta la admiración; lo que aumentó su prestigio y le hizo ganar mayor respetabilidad; lo que aumentó con el ruin proceder de quienes sustituyó recientemente con un regreso que creímos triunfal. No quiso interferir entre provocaron la medida y el presidente, seguramente mal informado o indispuesto.
Muerto el camarada infinito, el insustituible, descubiertas las marramuncias en Indepabis, justamente en un momento que la especulación asaltaba a la gente a manos llenas, acabando de asumir Nicolás Maduro la presidencia, por disposición directa de este mismo, hasta donde uno sabe, se trae de la banca del chavismo a Eduardo Samán, así de grandote como es él, a reasumir el cargo que le hizo famoso entre los especuladores, quienes le llegaron a temer, los chavistas y el pueblo todo, víctima indefensa de los primeros.
Como era natural, por su entereza, prestigio, valentía y manera de desagraviar al camarada y a quienes le habían respaldado y reclamado por él inútilmente, al retornarlo al cargo le asignaron atribuciones especiales, como las de nombrar a los funcionarios que estarían a su mando para iniciar lo que no es cursi llamar “gesta heroica”. Además, había que limpiar aquel organismo en vista de la mala imagen que adquirió, por las omisiones y los desaguisados en que incurrieron muchos de los que allí estuvieron y nadie mejor para eso que Samán mismo.
Apenas inicia su labor, cuando comienza a tomar sus primeras medidas para combatir a los especuladores y adelanta algunas de las cosas que se propone hacer como desatar la batalla que dejó inconclusa, aparece en la gaceta oficial la disposición que todos conocemos.
El presidente, como para consolar a Samán, en un gesto que parece tomado de una vieja historia, dice unas palabras en las cuales elogia al por segunda vez defenestrado sin que haya motivos aparentes para ello, y agrega que este “debe articular con el Ministro de Comercio”, quien según acabo de leer por allí lleva el apellido de Fleming. Entre todo lo curioso destaca que Samán es conocido por medio mundo y adorado por lo menos por el 80 por ciento del chavismo.
Tal medida, como dijo un amigo y ahora vuelvo a repetir, pareciera destinada a obligar a Samán a renunciar, cuando apenas está reestrenando el cargo, mientras los anteriores, pudieron estar largo tiempo después de tanta ineficiencia, sin insistir en las razones por las cuales salieron.
De manera que, uno puede y hasta está obligado a rematar, que a nuestro querido Samán, esta vez, para evitar las fuertes reacciones de la primera vez, estando Chávez vivo, le intentan aplicar una medida de “despido indirecto”, lo que pareciendo sutil dejaría, es la creencia de algún ingenuo, a la gente sin motivo para protestar y sentirse insatisfecha.
Pero queda la pregunta: ¿Por qué le cortan las ramas al Samán que retomaba vuelo?
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 7/25/2013 03:37:00 p.m.
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