lunes, 19 de mayo de 2014

LA VARA DE MEDIR AMIGOS

La vara de medir amigos
Por: Adys Cupull y Froilán González
Fecha: 2014-05-18 Fuente: CUBARTE
Ya tenemos en nuestras manos el libro Destino Cuba, dedicado por la querida escritora y periodista argentina Ana María Radaelli, publicado por Editorial Arte y Literatura, el cual formará parte de la Biblioteca en función del proyecto “Galería 14 de junio”, en Cayo Hueso, Centro Habana, asesorado por la Oficina de Trabajo Comunitario de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
La obra agrupa importantes testimonios históricos basados en las experiencias de la autora durante sus misiones internacionalistas como enviada especial en África y corresponsal de guerra en Vietnam. La edición y corrección estuvo a cargo de Danis Pérez Rubio, la composición de Ofelia Gavilán Pedroso y la cubierta de Rafael Lago.
Ana María es una consagrada maestra del periodismo, ama tanto a la isla como a su propia tierra natal. Defensora y constructora del Socialismo en Cuba, centinela en la profesión de escribir, desenterrando todo, (1) como dice José Martí, que debe ser la prensa, enaltecida profesión. Ha recibido por cuatro ocasiones el Premio 26 de Julio que otorga la UPEC, la distinción Tania la Guerrillera entregada por el mismo organismo en 1997por primera y única vez, a veinticinco internacionalistas. Posee además la Distinción Félix Elmuza del Consejo de Estado, por la obra de la vida.

En las crónicas publicadas en su obra Destino Cuba, aparecen los siguientes subtítulos: Una taza de té verde, Estampas de Mariel, Buenos Aires mano a mano, Mella y la prensa clandestina,  El unicornio azul, Pinceles de Poto-Poto, ¡Ave César!, Todos somos musulmanes y El regreso de Peter pan, entre otros. Todas narradas en prosa literaria, como nos tiene acostumbrados ella,  pero queremos comentar una:

“Buenos días Hanói”, es el título del primer relato acerca de su misión como reportera en la patria de Ho Chi Min. Le parecía un sueño. Escribe: “La Guerra de Viet Nam nos había marcado de forma indeleble. En la Universidad, los estudiantes se definían  por su posición frente al conflicto: estar a favor o en contra de la agresión norteamericana era la vara de medir amigos y compañeros, lealtades y traiciones”. (2) Este aforismo de la autora, tiene total vigencia, al medir las posiciones sobre las agresiones que practica el imperialismo en el mundo. Gracias Ana María, por tu obra y también gracias a los vietnamitas que en 1974, entrevistaste, por traernos ese ejemplo de resistencia y de lucha que nos obliga a no olvidar su epopeya, ahora, cuando estamos inmersos como escritores en Nuestra América que se levanta y se integra, que vence, y debe seguir venciendo como ellos.

En un fragmento dedicado a la  leyenda que le refirió Hoang Trong Tai, veterano combatiente de la batalla en Dien  Bien Phu, la autora nos acerca a las tradiciones del pueblo,  se aprecia en la narración la fuerza de la inteligencia que hizo vencer a los anamitas. Dice la escritora: “Por ellos me entero de que hace muchos años, tantos que ya nadie recuerda, Vietnam, una vez más, había sido invadido por hordas venidas desde muy lejos. Inmerso en profundas cavilaciones, el emperador paseaba un día por el lago cuando de pronto vio surgir, justo frente a él, una gran tortuga que llevaba sobre su carapacho una espada reluciente. Intuyendo el mensaje, el emperador tomó la espada, se lanzó al ataque y derrotó a los invasores, que huyeron a la desbandada. Tiempo después, de nuevo paseando por el mismo lago, se le apareció la misma tortuga. El emperador, también esta vez, comprendió el mensaje: colocó la espada sobre el carapacho de la tortuga, que no tardó en desaparecer bajo las aguas. En los años sesenta, volvió a aparecer la tortuga con la espada sobre el carapacho. La tomamos. y todavía no la hemos devuelto”, me dice Tai con una gran sonrisa, para rápidamente agregar: “Pero, puedo asegurarle que no hemos de tardar mucho en hacerlo". Y esta vez se ríe, y con ganas. Ya la luz del día se nos escapaba, tiñendo con reflejos oro y grana el templete, que parecía ondular en la perfumada quietud de las aguas”. (3)

Para concluir el comentario, lo hacemos con un obsequio de la Radaelli, para los que queremos saber más acerca de la canción que se convirtió en un himno,  tarareada por los niños cubanos y que hemos escuchado innumerables veces interpretada por el Grupo Moncada, nos referimos a Chamamè a Cuba. La periodista, además de explicar la historia  de quiénes, dónde y cuándo fue creado, buscó el himno, para entregar al lector todas las estrofas de la composición. Cerramos con sus palabras: “Lo que muchos seguramente desconocen es el lugar de origen de este chamamè. Porque siendo tan alegre y juguetón, tan lleno de vida, de optimismo, de confianza en el provenir, cómo imaginar siquiera que nació entre las lóbregas paredes de la prisión de Rawson”. (4)

Notas
(1) Martí, José: La Nación, Buenos Aires, 14 de junio 1885, t 10, p. 237.

(2)Radaelli, Ana María: Destino Cuba, Editorial Arte y Literatura, 2013,  p. 11.

(3) Ídem., p. 14.

(4)Ídem., p. 151.
Temática: Libro y Literatura

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Lector crítico  
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