lunes, 1 de junio de 2015

BICENTENARIO DE BARCELONA O COMO MANGO QUE CAYÓ EN AUTOBÚS / ELIGIO DAMAS

ELIGIO DAMAS Tengo la sospecha, si me atengo a la prédica del presidente Maduro, que todo lo que ahora sucede es consecuencia de la guerra económica, que dentro del alto gobierno, entre quienes han manejado y manejan los mercales, Pdvales y Bicentenarios, desatan como quintas columnas al servicio de las líneas opositoras. Tal sospecha, vamos a decir de ahora, para no sacar viejas cuentas, me asalta desde esta tarde cuando opté pasar por el Mercado Bicentenario de Barcelona, atendiendo solicitud de un amigo quien me acompañaba quien quiso “ver que conseguía”. Todavía está muy fresca la imagen gestual y discursiva de finales de abril cuando el presidente, según se dijo, atendiendo a la denuncia de una señora, mientras visitaba la ciudad de Barcelona, mediante la cual se mostró incómodo y hasta rabioso por el estado de abandono, en todos los sentidos, del Mercado Bicentenario de Barcelona. Como también fresca está la imagen que mostraba al ministro Osorio como desorientado y hasta muchacho agarrado infraganti, ante aquel monumento a la desidia e ineficiencia. Pocos días después, dos o tres, se informó al país de la detención de un contratista a cargo del rescate de las instalaciones que habían llegado al extremo del deterioro y ruindad, casi sin mercancía que vender, lo que, si nos atenemos al lenguaje oficial de aquel momento y el de ahora, no tiene justificación alguna. Fue el mismo presidente el encargado de reforzarnos esa imagen con sus palabras enérgicas, sus muestras de sorpresa y rabia. Igualmente se hizo saber que dos o tres gerentes de aquellos negocios, señalados como corresponsables de lo acontecido, habían sido igualmente puestos a la orden de las autoridades competentes para los procedimientos pertinentes. También recuerdo, como el presidente ordenó se iniciasen las labores de rescate de ese centro de comercialización de, en buena medida, alimentos, de inmediato y se le dotase del correspondiente y bien surtido inventario de mercancías para sirviese como es debido a los habitantes de Barcelona. Hace apenas poco más de una semana que pasé por el Bicentenario de Puerto La Cruz, ubicado casi a la salida hacia Guanta, próximo a la plaza Alí Primera, y observé que todavía sigue cerrado, como lo está el Pdval cercano al abasto antes mencionado, al frente del gran Hotel de VENETUR en la vía hacia el Paseo antes llamado Colón. Pese a la solicitud airada del presidente que se pusiesen con prontitud a funcionar nadie, es lo que uno cree, en virtud de lo dispuesto por aquella alta autoridad, ha asumido responsabilidad sobre el asunto. Volviendo al Bicentenario de Barcelona, la situación siguen siendo la misma de cuando el presidente mandó al Ministro Osorio, el de alimentación y responsable directo de esa área, que hiciese una supervisión por la denuncia de una señora. Si están intentando rescatar algo como ordenó el presidente, deben estar haciéndolo desde las catacumbas, porque uno por mucho que imagine no lo percibe. Esta tarde, estamos hablando del 1° de junio, aproximadamente a las cuatro de la tarde, los anaqueles además de tener mala imagen, en su mayoría estaban vacíos. La oferta de productos regulados, de dos por persona, se limitaba a aceite, harina de maíz, la de los Mendoza, porque las de las empresas del gobierno brillan por su ausencia y margarina, por cierto un producto que el doctor Álvarez, nuestro compatriota médico endocrino, recomienda eliminar de nuestra dieta, a través de TVES y RNV. Se exhibían unos pocos productos manufacturados, como pepitonas que pareciera nadie compra, pues se muestran muy abundantes en todos los anaqueles de cualquier negocio, una sola marca de sardina, pero a precios que parecieran atender con rigurosidad, si no a la inflación, por lo menos a la guerra económica que nos hacen. Un casabe “mal parío”, como suelen decir en Cumaná, a un precio que sobrepasa en exceso al que venden en el mercado municipal. En el área de productos vegetales abundaba la tristeza y la desolación. De las escasísimas cosas que allí había destacaban unos limones llenos de tristeza, como arrancados de la mata antes de tiempo, lo que les daba una imagen casi al borde de la miseria y costosos como los dos ojos de la cara. Ante aquel cuadro como espantoso, de espacio bombardeado y en abandono, por algo se habla de “guerra económica” mi acompañante me preguntó ¿y esos abastos del gobierno que uno ve en televisión bien bonitos y repletos de todo dónde están? “No sé”; le respondí, “habrá que preguntarle a Osorio”. Como también preguntar “¿quiénes están presos?, ¿los mencionados arriba, siguen presos? ¿Son ellos los verdaderos culpables de esa imagen trágica y desolada?” ¿Quién es responsable que ahora, después de la orden drástica del presidente de rescatar esos espacios, humanizarlos y hacerlos atractivos y bien dotados, sigan como antes? Presidente Maduro, hágase la idea que este trabajo nuestro es un mango que cayó a sus pies mientras manejaba su autobús. O que alguien, un pajarito o ángel hermoso y hasta portentoso, bajó del cielo y le susurró al oído para advertirle que le siguen saboteando o usted está muy mal acompañado. Ya en abril escribimos sobre el tema. El link lleva a ese trabajo. http://www.aporrea.org/contraloria/a206662.html -- Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 6/01/2015 05:50:00 p. m.

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