Unión
Europea enfoca su mirada hacia China
Hedelberto
López Blanch
Mientras
Estados Unidos emplea todas sus fuerzas en tratar de controlar al mundo
mediante la fuerza, las amenazas, con arbitrarias medidas de bloqueo económico
o elevación de impuestos comerciales, China apuesta por incrementar sus
relaciones de intercambio con todas las naciones del mundo.
Estas dos
opuestas políticas han llevado a la Unión Europea a acercarse más al gigante
asiático donde observa grandes posibilidades de negocios en detrimento de la
actual política comercial llevada a cabo por la administración norteamericana
de Donald Trump.
En su
agresiva política económica y financiera para tratar de mantenerse como cabeza
de un mundo unipolar, Trump se ha enfrentado hasta con sus socios tradicionales
como la Unión Europea, Japón, Canadá y Corea del Sur.
Ejemplos
sobran: la subida de aranceles al acero y al aluminio que entren en Estados
Unidos; las sanciones contra China, Rusia e Irán que afectan a compañías
occidentales que negocian con esas naciones; los bloqueos económicos contra
Cuba y Venezuela que obstaculizan las negociaciones internacionales, por citar
algunas.
En ese enrarecido contexto, el
presidente de la República Popular China, Xi Jinping, realizó una exitosa gira
por naciones de la Unión Europea, en las que primó el rechazo entre los
interlocutores a la guerra comercial y la disposición a trabajar juntos para
modernizar el sistema multilateral de comercio.
Xi efectuó visitas oficiales del 21 al 26 de marzo a Italia, Mónaco y
Francia a la par que sostuvo encuentros en París con la canciller alemana,
Angela Merkel y el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker.
En Italia,
se reunió con el presidente, Sergio Mattarella, con el premier Giuseppe Conte y
varios empresarios, a la par que ambos gobiernos firmaron un acuerdo de
cooperación para laborar en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, lo que
supone un gran desafío a Washington, que teme la extensión de los nexos
económicos de Beijing con el bloque comunitario.
De esa
forma, Italia se convirtió en el primer miembro del Grupo de los 7 (G-7) en
respaldar el enorme proyecto comercial chino lo que resultó el punto culminante
de la estancia de Xi en Roma, programada para impulsar sus lazos comerciales.
Como se ha informado, el proyecto de la Ruta de la Seda incluye a más de 60
países de varios continentes que suman el 30 % del Producto Interno Bruto
mundial.
En total, en
Roma, se rubricaron 29 acuerdos, 19 institucionales y 10 comerciales por un
valor total de 20 000 millones de euros (22 600 millones de dólares) que
abarcan los sectores de transporte, energía, siderurgia, finanzas y
construcción naval, en momentos en que Italia busca reactivar su deteriorada
economía.
Tras su
estancia en Roma, Xi efectuó una escala en Mónaco donde conversó con las
autoridades y continúo su viaje hacia París donde suscribió con su par Emmanuel
Macrón multimillonarios acuerdos comerciales enmarcados en 15 contratos de
negocios que incluyeron la compra de 290 aviones Airbus por alrededor de 34 000
millones de dólares.
Además
firmaron un convenio por 1 000 millones de euros para el ahorro de energía en
los países en desarrollo y otro para la construcción de 10 buques contenedores.
En el
encuentro, Macron solicitó reciprocidad en el intercambio comercial debido a
que Francia tiene déficit con el gigante asiático y abogó por una fuerte
sociedad Europa-China. Sin comprometerse a formar parte directa de la Ruta y la
Seda, sí afirmó que ambas naciones invertirán en otras naciones que forman
parte de ese megaproyecto.
La perspicaz
respuesta de Xi no se hizo esperar al declarar que para China una Europa unida
y próspera es compatible con la visión de un mundo multipolar donde se realicen
negociaciones ventajosas para los involucrados.
Para sellar
la importancia que tiene para la Unión Europea las transacciones comerciales
con China, arribaron a París la canciller alemana Angela Merkel y el presidente
de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, quienes en conversaciones con
Xi Jinping abogaron por estrechar los lazos económicos y comerciales, en
tiempos donde ha crecido la confrontación entre Bruselas y Washington.
El volumen comercial
entre China y la Unión Europea se triplicó entre 2000 y 2017, y creció del 5,5
% al 15,3 %, hasta alcanzar 573 000 millones de euros. En 2018 llegó a los 700
000 millones, según la agencia Eurostat de Luxemburgo.
Aunque Estados Unidos sigue
siendo el principal socio comercial de la UE con una participación del 16,9% en el comercio exterior del bloque
comunitario, la diferencia con China se acorta progresivamente y se estima que
para 2020 ya el gigante asiático la sobrepase.
Asimismo, el
volumen de inversión directa de Beijing en la economía europea aumentó casi 22
veces entre 2012 y 2018 al pasar de 1 600 millones de euros a 35 000 millones.
El recorrido
realizado por el presidente chino por países occidentales europeos ha
reafirmado que cada vez toma más fuerza la importancia de multilateralismo, en
contraposición a la obstinada política estadounidense de querer imponer un
mundo unipolar dirigido desde Washington.
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