sábado, 26 de enero de 2019

ELIAS JAUA, FRENTE LA ACTUAL COYUNTURA. "CAMINANTE NO HAY CAMINO "


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Elías Jaua, frente la actual coyuntura. “Caminante no hay camino”

                                                Eligio Damas

            El poema de Machado es, si se quiere, contrario a quienes pretenden ver el mundo a través de los manuales, los viejos himnos, inspirados en épocas pasadas, juramentos, compromisos muy internalizados, no por ellos sublimes y supuestas verdades, es bueno para abordar la coyuntura venezolana de ahora. No hay fórmulas ni mapas hechos que vienen del pasado, absolutamente útiles cuando se encara el presente. Frente a este, en veces hay que volverse creativos y responder como demandan las circunstancias, manteniendo incólume los principios, que no son fórceps ni camisas de fuerzas, que  nunca deben dejarse abandonados. Pero tampoco hay tomar como tales mandamientos que pudieran resultar de interpretaciones mecánicas y hasta de compromisos que pasan por alto el interés del colectivo y sobre todo el inherente a la sociedad concreta donde se actúa y por la cual debe responderse en primer término, la que está sujeta a sufrir los efectos de los errores en los se puedan incurrir. En una guerra, los sabios generales, excelentes estrategas, deben manejar todas las opciones, una de ellas es perder una y otras más escaramuzas.  Porque perder escaramuzas para ganar la guerra  suele ser una conducta apropiada y pertinente. Y es importante evitar llevar sus ejércitos a la inmolación inútil, tanto que es preferible conservar las fuerzas, tanto como sea posible, para volver cuando las circunstancias se tornen favorables y dar combates que parecieran de antemano conducir a la derrota y hasta el exterminio. Hay un animalito, un reptil pequeño que suele derrotar hasta enormes culebras, pero nunca da la pelea definitiva en cualquier parte ni momento, se vale de mañas para llevar a su adversario justo al espacio que, por distintas razones, puede derrotarlo. Y es un simple animalito, no un humano. Es elemental tener conocimiento exacto del terreno como para saber cuándo retroceder y no precipitarse al vació, cuando aquél se quiebra abruptamente. Tener medida la correlación de fuerzas es una cosa imprescindible y saber tomar la vía necesaria que permita al guerrero si no triunfar, por lo menos estabilizar sus fuerzas, conservar sus espacios y garantizar lo conquistado para el colectivo, son objetivos envueltos en el poema de Antonio Machado. Hay que saber con propiedad por qué se lucha a cada instante.
            Jorungando por los caminos de las redes sociales encontré un twitter autoría de Elías Jaua que dice lo siguiente:
                       “Se requiere serenidad, firmeza democrática y mucha             
                         conciencia Patria para superar la grave situación que
                         se está configurando. La Patria no puede ser sacrificada,
                         el pueblo no puede ser inmolado. Es deber de toda la    
                         dirigencia actuar en el marco de la Constitución.”
            Es importante dejar constancia que cuando hallé ese mensaje una importante cifra de personas le había manifestado su aceptación o “me gusta”. 
           Dice Jaua que se necesita “fuerza democrática y mucha conciencia para superar la grave situación que se está configurando”.
            Es evidente que según su evaluación hay una situación nueva, esa que “se está configurando”. Como lo es que no tiene las mismas características de las crisis pasadas. Por supuesto, no es ajena a procedimientos en sustancia ya utilizados, y eso es inevitable, pues siempre el presente estará impregnado del pasado. En lo formal, eso de la auto juramentación de Guaidó en una plaza pública tiene mucho de los acontecimientos de antes en la misma Plaza Altamira, por cierto la misma de ahora y aquello de Carmona designándose así mismo presidente constitucional y jurando ante un papel en blanco, aunque lo hiciese en Miraflores, demostración de entonces como ahora de rechazo o negación de la Constitución vigente. Pues es cierto, esa oposición, la de Guaidó, se mueve dentro de la contradicción que mientras supuestamente se acoge a la Carta Magna y artículos específicos de ella, por otro lado no puede ocultar su deseo de derogarla para facilitar sus acciones posteriores. De hecho, Carmona creyéndose ya en el poder, derogó por decreto aquel monumental documento. Hay suficientes motivos para  creer que la oposición se quiere deshacer de Maduro por procedimientos contrarios a la ley y hasta de la constitución misma. Es cierto entonces que esa oposición tiene entre sus métodos o procedimientos el golpe de Estado. Pues está en perfecta correlación con la que ya hemos dicho. Sólo la salida ilegal le es conveniente. Como es verdad que un estado de cosas surgido de esos procedimientos, derogado todo el sistema jurídico, deja en manos de quienes asuman al poder, incluyendo fuerzas antinacionales, la prerrogativa de hacer lo que les convenga y eso siempre empieza por desconocer lo democrático, derechos humanos y las conquistas sociales. Todo esto es cierto, son las cosas que vienen del pasado, pero también es verdad que en esta  coyuntura hay elementos nuevos que no pueden ignorarse. Por eso, sin duda Jaua habla de la “nueva situación que está configurándose” y por eso, por los elementos nuevos, se requiere “mucha serenidad, fuerza democrática y conciencia patria para superarla”.
            Serenidad para proceder con equilibrio y juzgar adecuadamente, como encontrar los elementos nuevos y saber distinguir la validez de las contradicciones y exactamente el enemigo principal y por supuesto con quienes coincidir en “esta nueva situación que se está configurando”.
            No es materia de discusión que EEUU y su presidente, Donald Trump, están empeñados en la tarea del “Golpe de Estado” y hasta la invasión; Si alguna duda había quedó despejada con las recientes declaraciones del Jefe del Comando Sur quien amenaza con repetir lo de Panamá en Venezuela; no se puede negar que han estado aplicándonos una guerra económica  que, al lado de las inhibiciones, corrupción e incompetencia del gobierno, en sus distintas etapas, para dar respuestas en el área económica coherentes con el discurso, están desbastando la fe y capacidad de aguante del venezolano, y estaa se deterioran más por la pérdida de aquélla. Es inocultable que desde el exterior y por las fuerzas ya señaladas se juega al deterioro del país, la ruptura ilegal preferentemente y para mediante el uso de la fuerza hacer posible los planes de quienes quieren apoderarse de nuestros recursos y al más bajo costo para ellos. Todo eso es cierto y no forma parte de lo nuevo que se está configurando, salvo algunos detalles, como por donde llegarían los primeros tiros.
               Pero también es verdad que el nuevo cuadro tiene elementos también nuevos que al parecer el discurso oficial como que ignora. Por eso Jaua habla, suponemos nosotros, de mucha “serenidad, fuerza democrática y conciencia patria”. El cuadro de ahora, si uno escucha la mayor cantidad de voces, contiene muchas de ellas pertenecientes a un universo que antes a estuvo en la MUD, que empiezan por reconocer la legalidad del presidente Maduro, al margen de las opiniones que tengan acerca de su gobierno. Pero además, por lo mismo, se manifiestan contrarios a salidas al margen de lo constitucional, como eso de reconocer a un presidente autojuramentado y mediante un libreto sin ocultamiento elaborado en el Departamento de Estado, lo que es como una repetición del pasado. La desfachatez llega a su límite cuando Mike Pompeo, jefe de la diplomacia del gobierno de Trump, en un gesto nada diplomático y si muy como balurdo, ofrece 20 millones de dólares al “supuesto gobierno de Guaidó” para ayuda humanitaria. Cantidad que por lo ínfimo, revela que simplemente se trata como una oferta de pago por adelantado para el diputado y quienes le  acompañen por la ejecución de la tarea que se les ha encomendado.
              Lo interesante y nada despreciable del nuevo cuadro, digno de ser tomado en cuenta por la gente del gobierno, es que esta vez la oposición de Guaidó, aquella como la misma del pasado, no sólo se ha puesto de frente de quienes gobiernan, los partidarios de estos, los antiimperialistas de siempre, aunque mantengan sus diferencias naturales y a las que tienen derecho, sino también de sectores antes en la MUD que, como hemos dicho otras veces, no por eso dejaron de ser nacionalistas, democráticos y partidarios de un entendimiento que pudiera servir para derrotar a los injerencistas y sus agentes. Nacionalismo, antiimperialismo y respeto por los derechos democráticos y sociales no son valores inherentes sólo  quienes gobiernan.
            Hay también mucha gente descontenta, sobre todo por las dificultades económicas, derivadas de lo que ya hemos dicho y la aparente impropiedad del gobierno para enfrentarlas y resolverlas convenientemente. El gobierno luce atrapado y como sin respuesta, pese lo que diga y su persistente mención del Plan de la Patria y eso el pueblo lo percibe, le desespera y aumenta sus dudas. Esto es también nuevo, como que la oposición gana adeptos por ese grado de desesperación y la creencia que cualquier cosa pudiera ser mejor que esto. En los últimos días, por los altos costos de los alimentos y conste que sólo de esto hablamos y la precariedad del salario, pese los supuestos aumentos del mismo, se han producido síntomas que parecen indicar que sectores populares, de trabajadores que antes no acompañaban las “protestas” usualmente violentas de la oposición, se han venido incorporando y que de esas manifestaciones se han dado en espacios donde antes la MUD no pudo penetrar.
             Por todo esto último, es bueno escuchar las palabras de Elías Jaua, como que “la patria no puede ser sacrificada” y para defenderla hay que incorporar, sin mezquindad y sectarismo, a todas las fuerzas contrarias a la injerencia extranjera y partidarias de la legalidad democrática. Para él, en este instante la patria es lo primero, porque el enemigo es contrario a ella, entonces para enfrentarlo hay que convocar a los patriotas, un espacio mayor y más allá de aquel formado por quienes gobiernan. Pero eso tiene su costo político y vale la pena pagarlo.
            Pero tampoco “el pueblo puede ser inmolado”, llevándolo a una gesta que pudiera evitarse si se mueven las fuerzas partidarias de la paz y el patriotismo, sin pedir nada que no puedan dar y tomando medidas que le hagan la vida menos azarosa y sacrificada.

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