or el programa económico y la ANC, Julio Escalona entre Jaua, Maduro y Diosdado?
Eligio Damas
“La gente está al borde del insulto”, “está molesta con nosotros” y manifiesta le asusta cada vez que el presidente habla de aumento de salarios. Eso dijo Escalona.
Hemos vuelto sobre este tema porque encierra el drama que agobia a los venezolanos. Tanto que la posibilidad que EEUU y sus aliados desplieguen fuerzas injerencistas, sin autoridad ni moral alguna, sobre y dentro de nuestro espacio, lo que es motivo para preocuparse por la rapacidad, falta de respeto a la soberanía que eso envuelve y los estragos que pudiera causar, pareciera no preocuparles tanto. El discurso de Escalona en la ANC ni más ni menos reflejó esto que acabamos de decir como resultado de nuestra evaluación del cuadro político.
¿Cuáles fueron los puntos centrales de esa notoria intervención?
Admitió el alto descontento de la gente con la conducta de la ANC a la que, lejos de ser el órgano representativo de la soberanía nacional de acuerdo al pacto constituyente, devino en uno demasiado “disciplinado” frente al Poder Ejecutivo y las clases dominantes. Por eso, según él, “La gente está molesta con nosotros; porque considera que no estamos haciendo nuestro trabajo; y propongo formalmente que esta Asamblea Nacional Constituyente; se declare en emergencia.”
Pero fue mucho más allá, sugirió la posibilidad que ese organismo destituya ministros en virtud de ese descontento y hasta habló de la necesidad de eliminar el ministerio de Alimentación por la ineficiencia e irregularidades que allí se observan. Llamó pues como a una sublevación del Poder Constituyente.
Censuró gravemente el “Programa de Recuperación y Bienestar Económico”, lo único que Maduro y sus allegados exhiben como forma para abatir la crisis y enfrentar los factores adversos. Y en este sentido, denunció la ineficiencia y hasta burla al venezolano que encierra eso de los “Precios Acordados”, tanto que pidió a la ANC citase al “ministro” respectivo a explicar el asunto.
Quiero llamar la atención como Escalona habló de “ministro” siendo un hecho conocido que ese asunto ha sido manejado por el Vicepresidente Al Aissami. Obviamente se trató de un gesto delicado para rehuir una seria confrontación con una de las fuertes fracciones del gobierno, pues el personaje aludido es de los cercanos a Cabello.
Tome en cuenta el lector que la ANC pareciera estar, en buena medida, bajo el control de Diosdado Cabello y quienes con él más se identifican y donde Escalona pareciera no ser más que esa figura como legendaria, tal como Fernando Soto, que gozan de mucho prestigio y hasta respeto pero de insuficiente apoyo para meter al cuerpo constituyente en la lucha por los cambios que siempre han soñado. Por eso Escalona se limita llamar que la ANC se declare en emergencia y deje de ser tan “disciplinada”.
Al llegar aquí uno no puede dejar de recordar a Elías Jaua. El ex ministro de Educación, sin duda ni ocultamientos, venía siendo portavoz y hasta delfín que enunciaba los planes políticos íntimos inherentes al presidente. Hay muchos hechos y circunstancias que eso evidencian. Lo último que intentó, después de aquel impase entre Diosdado y Maduro alrededor de “Somos Venezuela” de la señora Delcy Rodríguez, fue se llamase a elecciones generales para escoger los cargos directivos a lo largo de toda la organización del PSUV, lo que significaría un “enfrentamiento” entre las fuerzas del ahora presidente de la ANC y las de Maduro. Para Elías, según su cálculo, sería la forma de liberar al presidente de importantes presiones. Pero pasó lo que todos conocemos. Los poderes, el fáctico de Diosdado y el fundamentado en el Poder Ejecutivo y lo electoral al que pretendió acudir Elías, hallaron la forma de acordarse y éste terminó fuera del gobierno y hasta desvestido del poder que antes ostentó. Pareció haber sido atropellado por dos gandolas.
Es evidente y demasiado notorio que en la larga y frecuente argumentación de Escalona, durante estos años, a favor de lo que llaman “el proceso revolucionario”, ha puesto como demasiado énfasis en dejar establecida y clara su disposición a favor del presidente Maduro. Se ha empeñado en la tesis que en éste abunda la buena fe y en su confrontación con el “imperialismo norteamericano”, a la gente no debe quedarle otra opción que apoyarle sin medir para nada los resultados. Es una actitud según la cual uno debe conformarse con los discursos presidenciales y buenos deseos sin importar lo que acontece y la naturaleza de lo que el gobierno hace y hasta lo que deje de hacer. Si el enemigo nos destroza no importa, basta la buena fe de Maduro y los suyos.
Pero pese a lo anterior, lo que en buena medida es lo que uno cree, en esta oportunidad Escalona se atrevió a juzgar, diría sin duda que severamente, la política económica gubernamental de la cual el presidente, de hecho y derecho, es su primordial impulsor y defensor.
Escalona se atrevió a descalificar la política económica de Maduro, esa que según éste mismo le elaboran “genios de distintas partes del mundo” que pareciera tener en una botella. Pues para Escalona, después de mal juzgar lo de los “Precios Acordados”, se atrevió a decir que “la gente en la calle lemanifiesta el temor que le producen esos aumentos salariales”. Escalona es economista y al hacerse eco de esa expresión estaría, como lo que es profesionalmente hablando, emitiendo un juicio contundente contra lo que parece ser la única arma del presidente. Este no habla de otra cosa.
Esta vez, pese algunos analistas hayan dicho lo contrario, como que Escalona se limitó a cantar como sirena o “elaborar” una crítica para salvar a Maduro, pues “es solo una ficha más a la hora de actuar y de intentar exculpar al gobierno, al ejecutivo del dolor”, como escribiese Yuri Valecillo, a nuestro parecer, al contrario, Julio se sintió tentado, empezando por su propio prestigio, responsabilidad y aquello que la gente le reclama en la calle, a dejar sentada su opinión y hasta estremecer a gente del gobierno.
Por supuesto, los políticos tienen mucho de actores y hasta profunda afición por el drama. El presidente no podía pasar por alto lo dicho por Escalona y hasta Isaías Rodríguez. Se trata de dos personajes de mucho peso sobre todo por sus historiales y valor de sus opiniones. No podía tampoco resolver este asunto de la misma manera que lo hiciese cuando se trató de Jaua, pues con éste el asunto fue como muy familiar. Por eso, “hizo suyas” las críticas por aquellos vertidas y en el llamado “Congreso Bolivariano de los Pueblos”, rotunda y hasta radicalmente llamó a derrotar y acabar con corruptos y burócratas, como le fue exigido.
Pero es demasiado obvio, por lo poco convincente de la actuación, que el Presidente al hablar de corruptos y burócratas no pensó en el mismo universo ni espacio al que se refirieron Rodríguez y Escalona. Pareció decirle a la señora Rodríguez, quien por vicepresidenta de gobierno está sujeta a lo que hay por investigar, diagnosticar y hasta juzgar, asumiese el rol de investigadora y juez. Es decir, Maduro ni más ni menos sentenció, “por allá jumea”.
De manera que Escalona, quien a nuestro parecer reaccionó exactamente por lo que dijo, pese su vieja solidaridad, alguien diría, mal entendida, con el presidente y los suyos, de ahora en adelante pudiera reaccionar de otra manera y hasta perder el respeto de ellos. Pues Diosdado, quiérase o no, en medio de la denuncia de la inconsecuencia de la ANC con la “gente”, esa que “está molesta con nosotros” y los señalamientos específicos de funcionarios, no tiene los vínculos “históricos” que el presidente con Escalona. Jaua, pese la orden de la cual estaba investido, al salir por lana “salió trasquilado”.