Fábula de gallinita y sus huevos, la que evade Pascualina . Cuento navideño en “revolución”
Eligio Damas |
Pascualina nos acaba de explicar, falta que bien nos hacía, que no es culpa del dinero inorgánico ni de otras vainas inherentes al gobierno, que este no tiene nada de culpa, en lo de la hiperinflación o mejor de la tremenda vaina que nos tiene al borde la muerte aunque uno la mire a ella, la muerte, de otro lado. Por ella, por Pascualina, me he acordado de este cuento, escrito y publicado el año pasado por estas mismas fechas, que siendo navideño aquí les dejo sobre todo para recordar
En la vieja fábula, que a uno le contaban cuando era carajito, la gallinita ponía huevos de oro. Su afortunado dueño se llenó de avaricia y no se conformó con que ella le diese uno cada día. Se imaginó, desvaríos de la locura del avaro, que no sabía estaba loco, como tampoco quienes le rodeaban y hasta le diagnosticaron empíricamente y desde lejos, el animalito tendría algo así como una mina adentro. Por eso la mató para no tener que esperar pusiese uno día a día, olvidando que ella misma se llena el buche grano a grano, uno tras otro, esperando quizás apoderarse de una vez de todo el oro que suponía el animalito tenía adentro. Para su asombro y hasta frustración descubrió que tal mina no existía; la gallinita por dentro era una normal.
Recuerdo aquella fábula que nos contaban en la escuela, motivado por el twitter o nota del ex diputado por el PSUV, Adel El Zabayar. Se trata de un personaje de origen sirio, como Samán mismo, es decir hijo de padres de aquella nacionalidad, lo que explica sus nombre y apellido, quien estuvo cerca de Chávez y hasta formó parte de brigadas internacionales que acudieron al país de sus ascendientes a combatir ante la agresión del Estado Islámico y la mano por detrás de Estados Unidos. Siendo miembro de la AN e integrante de esas brigadas fue muy exaltado y reconocido por factores del gobierno. Tanto es esto cierto que, al leer lo relativo a su nota, el precio de un huevo de gallina y salario de un obrero, inmediatamente hice el enlace, busqué en Internet y comprobé que en efecto se trata del mismo personaje. Lo que equivale, por lo menos por lo poco que sé, que le embarga la misma frustración de un montón. Creyó y de repente, en medio del camino por el cual circulaba con muchos, en una encrucijada, se produjo una confusión y cada quien se fue por donde creyó debía transcurrir su vida.
Adel El Zabayer, habló que un obrero gana diariamente algo más de 5 mil bolívares*, mientras la gallinita ponedora, casi por la misma faena, un poco más de seis mil bolívares. Pero visto, desde la perspectiva de lo que representa un huevo en la dieta diario de un individuo y lo que este necesita diariamente para alimentarse, el huevo adquiere un valor y hasta precio, que no es la misma vaina, infinitamente superior al salario del obrero. Dicho en cristiano, la gallinita gana mucho más, pues por costo de su comida, cuidado y casa, el gallinero, corre por cuenta de otro.
Pero no sé si El Zabayer está hablando en parábolas. Por lo menos, eso fue lo primero que se me ocurrió, pese la comparación que hizo entre el huevo y el obrero tuvo un notable éxito en las redes. Digo que no sé si habló en parábolas, porque cuando después de reírme por su inteligente ocurrencia, pensé en la triste historia - no de la Cándida Eréndira, pero podría ser la misma vaina - de PDVSA. Quizás Adel, en verdad, con discreción, sin dejar de ser crítico y manifestar su incomodidad "por la suerte del obrero", como diría Alí Primera, quiso denunciar con lo que pasa en nuestra empresa petrolera, de quien todo el mundo sabe es nuestra "gallinita de los huevos de oro". Adel fue diputado y sólo por eso, sin conocerle le supongo con la suficiente formación e imaginación para hacer eso que pienso.
"La Cándida Eréndira" fue explotada al máximo por la corrupta de su "abuela desalmada". A la pobre muchachita le sacó el bofe, las tripas y de vaina no la dejó sin genitales.
A PDVSA le han hecho como a la muchachita esa y hasta como la gallinita del cuento infantil. Claro, a la gallinita le cogieron su huevito día a día y un buen día, su dueño, un tipo desalmado y hasta mal agradecido, como la abuela aquella, no conforme con lo que venía recibiendo la mató, abrió buscándoles las vísceras y comprobó que el mundo es como es y no como uno lo imagina.
A PDVSA la concibieron, a partir de cierto instante, capaz de poner huevitos de 120 dólares cada uno. ¡Si así llueve que no escampe!, dijeron los estrategas; entre estos muchos que se fueron, algunos que se quedaron para irse más tarde, quienes dejaron el barco casi ahorita y otros que todavía flotan con la nave. Eso sí, uno no sabe exactamente quién o quienes guardan los huevitos de la gallinita, porque el cuento infantil no dice que hizo el avaro dueño con los huevitos recogidos día a día.
Como quienes se creyeron "dueños" de PDVSA, nuestra gallinita dorada, pensaron que sus huevitos valdrían tanto toda la vida, optaron por cambiarla a un modo para que ella no pusiera todos los días, algo así como disminuirle la dieta de "ponarina" y permitir que los bachacos, hormigas y hasta moscas invadieran su gallinero, porque con pocos que pusiera ya era bastante, estando los precios como estaban.
Pero el mercado, ese mismo que se puede manipular, como reconoce Pascualina, habló como el "Chapulín Colorado ","no contaban con mi astucia” y como dice aquella pieza musical en la cual declama el recordado Víctor Morillo, "la pongo aquí y la pongo pa´ allá. El mercado que no es nada libre ni inocente, "dispuso" que los precios del petróleo se viniesen abajo. El carajo mató, abrió la gallinita y se llevó un chasco; y dejó de recoger sus huevitos de oro.
Habiéndose caído los precios del petróleo nos quedamos como aquel que no supo conformarse con un huevito diario y organizar su futuro a partir de lo real, pues casi al mismo tiempo y por lo mismo dejaron caer la producción. Algo así como quedarse sin el chivo y sin mecate. La gallinita nuestra, la del petróleo, muerta o agonizante.
Imagino que la familia del de la gallinita de los huevos de oro, viendo aquel disparate producto de la avaricia, pues no era pertinente imaginar que aquella pudiera tener una mina adentro siendo tan pequeña, debió coger una calentura enorme con quien era su jefe. Claro, siendo el padre es difícil decirle, toma tus cosas y vete y hasta debes pagar el daño ocasionado. Pero si probable lo mandasen al closet o al cuarto de los locos. Eso no lo aclara el cuento. Eso se oculta para evitar conflictos familiares, más si uno de los que apoyó al matarife de la gallinita, aunque después diga haber estado en su contra, siga al frente del gallinero.
Por eso, ahora en navidad, uno debe preguntarle a Jesús, el niño, una vez que nazca por supuesto, sabiéndole como es y la buena nueva que trae, a los reyes magos, todos ellos llenos de sabiduría, que vienen del lejano oriente siguiendo una estrella, quizás la que apagada parece en estos tiempos de crisis, qué hacemos con quiénes no pudiendo matar nuestra gallinita, por lo que de ella queda mucho todavía, está en el vientre de la tierra, como las mayores reservas del mundo, pero le enchiqueraron el gallinero y trancaron todos los canales por donde ella pudiera enviar los huevitos para que, por ejemplo, si no en estas navidades, en las próximas, podamos con todos ellos festejar.**
Moraleja: Quienes dejaron a la gallinita casi agonizante no necesariamente están todos entre los habituales visitantes y trabajadores del gallinero.
*Recuerdo al lector que se trata de una cifra de diciembre del año pasado.
**Pasó un año, la gallinita no se recupera y nada cambia.
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