Las autoridades cubanas consideran «precipitada» la decisión del departamento de Estado de aplicar recortes a su personal diplomático en La Habana y aseguraron que la medida «va a afectar las relaciones bilaterales».
Según la directora general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), Josefina Vidal, las áreas que más se resentirán son la cooperación en temas de interés mutuo y los intercambios de diversa naturaleza que tienen lugar entre los dos países.
Después del 17 de diciembre del 2014, cuando se anunció la voluntad de restablecer los nexos diplomáticos entre La Habana y Washington, se firmaron más de una veintena de acuerdos en diferentes materias, que van desde la protección al medio ambiente hasta el intercambio sobre temas de seguridad. Además, a nivel diplomático se cuenta con mecanismos bilaterales para dar seguimiento a los vínculos.
De acuerdo con el comunicado del secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, Washington ordenó este viernes la salida de todo el personal no esencial asignado a su Embajada en La Habana, así como a sus familiares.
Añadió que la decisión se debió a «motivos de seguridad», pero se mantienen las relaciones diplomáticas con Cuba, al tiempo que las labores estadounidenses en la Isla continúan guiadas por los intereses de seguridad nacional y política exterior de su país.
«La Embajada será reducida a personal de emergencia para minimizar el número de diplomáticos en riesgo de estar expuestos a daños», precisó.
La medida tomada por Washington respondería a los supuestos incidentes que habrían afectado a parte de su personal en la capital cubana desde finales del año pasado hasta hace pocas semanas.
Tillerson precisa que los diplomáticos supuestamente afectados muestran una serie de síntomas físicos entre los que se incluyen «pérdida auditiva, mareos, dolor de cabeza, fatiga, problemas cognitivos y dificultades para dormir».
Sin embargo, el propio comunicado del Departamento de Estado reconoce que sus investigadores «han sido incapaces de determinar quién es el responsable o qué está causando los ataques» alegados.
«El Departamento (de Estado) no tiene una respuesta definitiva sobre la causa o la fuente de los ataques y ha sido incapaz de recomendar alguna forma de mitigar la exposición» a la alegada amenaza, agregó.
Tras conocer el comunicado Josefina Vidal enfatizó en breves declaraciones a la prensa que el Gobierno cubano «no tiene responsabilidad alguna con los hechos que se alegan y cumple seria y rigurosamente las obligaciones de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, en lo que respecta a la protección de la integridad de los funcionarios diplomáticos extranjeros acreditados en Cuba y sus familiares sin excepción».
En ese sentido, recordó la advertencia del canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, respecto a que sería lamentable que Estados Unidos tomara «decisiones apresuradas y sin sustento en evidencias y resultados investigativos concluyentes».
«De acuerdo con los resultados preliminares obtenidos por las autoridades cubanas en su investigación, que ha tenido en cuenta datos aportados por las autoridades de Estados Unidos, hasta el momento no hay evidencias de las causas y el origen de las afecciones de salud reportadas por los diplomáticos estadounidenses», refirió Rodríguez Parrilla al secretario Tillerson en una reunión personal efectuada el martes pasado en Washington a petición de Cuba.
Asimismo, reiteró a Washington la seriedad, celeridad y profesionalismo con que las autoridades de la Isla han asumido este asunto, desde que fueran notificadas en febrero de este año.
«Se inició, por indicación del más alto nivel del gobierno cubano, una investigación prioritaria desde el mismo momento en que se les informaron los hechos y se adoptaron medidas adicionales de protección de los diplomáticos estadounidenses y sus familiares».
Señaló al respecto que la cooperación de La Habana ha sido reconocida por los representantes de las agencias especializadas de EE.UU. que han viajado a Cuba, a partir del mes de junio. Añadió que esas visitas son valoradas positivamente por las contrapartes cubanas.
El Canciller cubano le instó a su homólogo a que no se politizara un asunto de esta naturaleza.
Por su parte, Vidal señaló que la voluntad de Cuba es continuar una cooperación activa entre las autoridades de los dos países para el esclarecimiento de estos hechos.
Para ello será esencial «la participación y el involucramiento efectivo de las autoridades estadounidenses», concluyó.
REACCIONES INTERNACIONALES
La reacción internacional a las medidas de Washington no se hizo esperar, con voces de distintos espectros políticos llamando a la mesura y a valorar los avances de los nexos entre ambos países.
El Grupo de Trabajo bipartidista sobre Cuba en la Cámara de Representantes de Estados Unidos rechazó los llamados a cortar las relaciones diplomáticas y los viajes entre ambos países.
«Los esfuerzos de represalias sin identificar a los responsables de las afectaciones a la salud reportadas por diplomáticos norteamericanos en La Habana son equivocados», añade el comunicado firmado por varios legisladores estadounidenses.
«Mientras el Departamento de Estado, las fuerzas del orden y las comunidades de inteligencia continúan su investigación, nos alienta la voluntad del Gobierno cubano de servir como socio para resolver este asunto», añadieron.
«Una resolución rápida y apolítica está en el mejor interés de ambas naciones y apoyamos la cooperación y el compromiso continuos hasta que se determine la fuente y el motivo de estos ataques», refiere el comunicado.
Entretanto, el profesor de la Universidad Americana de Washington y autor del libro Diplomacia encubierta con Cuba, William LeoGrande, aseguró a Granma que «ambos países se han beneficiado de la restauración de los vínculos diplomáticos y ninguno tiene interés en incidentes que pongan en riesgo la cooperación diplomática».
La Asociación Estadounidense del Servicio Exterior, el sindicato que representa a los diplomáticos norteamericanos, se había manifestado recientemente en contra de una reducción del personal de la Embajada estadounidense en La Habana.
En declaraciones al portal digital BuzzFeed, la presidenta de esa entidad, Barbara Stephenson, expresó que tenían una misión que cumplir. En su opinión, los funcionarios norteamericanos deberían permanecer en el terreno.
Por su parte, el representante demócrata Jim McGovern afirmó que las medidas de este viernes eran el ejemplo más reciente de una Casa Blanca «con una impresionante ignorancia en cuanto a la mejor manera de conducir la política exterior».
«Los estadounidenses no pueden permitirse el retorno a las fallidas políticas aislacionistas de la Guerra Fría que dividieron a las familias durante 50 años», añadió McGovern.
Otro que criticó la decisión del departamento de Estado, pero por motivos muy distintos, fue el senador por la Florida de origen cubano, Marco Rubio.
El legislador calificó las acciones emprendidas por Estados Unidos de «débiles e inaceptables» y llamó a expulsar a los diplomáticos cubanos de Washington.
Rubio envió semanas atrás una carta a Tillerson demandando el cierre total de la misión diplomática en Cuba y el fin de los nexos bilaterales.
La exjefa de la Sección de Intereses norteamericana en La Habana Vicki Huddleston escribió en su cuenta de Twitter que las buenas relaciones entre los dos países van en interés nacional de Estados Unidos, mientras las malas responden a la obsesión del senador Rubio con Cuba.
«El Congreso debe presionar a la administración para detener la espiral descendente de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba», añadió citada por PL.
Rubio pertenece al grupo aislado y minoritario de Florida que busca torpedear cualquier avance en los nexos diplomáticos, a pesar de que la inmensa mayoría de la emigración cubana y los estadounidenses en general son partidarios del acercamiento.