Pasos hacia la despetrodolarización
Por Hedelberto López Blanch
La proliferación de la política
norteamericana de imponer sanciones económicas a los países que no le son
afines se ha convertido en un arma de doble filo para la preservación del dólar
como la principal moneda de reserva internacional.
Como expresa un viejo refrán: a grandes
males, grandes remedios, y eso es lo que han estado haciendo varias naciones
emergentes y en desarrollo cuya última acción fue anunciada por el presidente
de Venezuela, Nicolás Maduro al notificar el pasado 8 de septiembre que su gobierno
venderá petróleo y otros productos en monedas distintas al dólar, en un
esfuerzo para hacer frente a las restricciones financieras impuestas por
Estados Unidos.
La obsesión estadounidense por derrocar a la
Revolución Bolivariana le ha llevado a imponer numerosas sanciones contra
Caracas para perjudicar su producción petrolera y por ende su economía, además
de impulsar acciones terroristas y desestabilizadoras con la utilización de las
fuerzas de derecha opositoras de esa nación.
En su alocución ante la televisión, Maduro
informó que comenzarán la venta de petróleo, gas, oro y todos los productos que
vende el país con nuevas monedas, entre las cuales están el yuan chino, el yen
japonés, el rublo ruso, la rupia india.
La nación sudamericana siempre ha reportado semanalmente en
dólares el precio promedio de su cesta de crudos y productos, pero ya en la
semana del 11 al 15 de septiembre el Ministerio de Petróleo presentó el valor
en yuanes, 306.26 en la moneda china, equivalente a 46.76 dólares por barril
(dpb) y proporcionó un tipo de cambio de referencia para hacer la conversión a
dólares.
Tras las sanciones impuestas por Washington, como si fuera el
regente del mundo, los bancos estadounidenses se han rehusado a recibir fondos
públicos para pagos de importaciones o servicio de deuda y además Venezuela ha
tenido dificultades para vender y cobrar sus barriles de petróleo, la mayor
fuente de ingresos del país.
Los economistas consideran que el petrodólar es más importante
para la dominación global estadounidense que la exportación de armas o la
cultura hollywoodense, porque permite que Washington sea el mayor exportador de
billetes de dólares los que el mundo necesita para comprar petróleo.
La historia
comienza desde los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, cuando el oro era el
sistema monetario basado en una cantidad fija de reservas del metal dorado
almacenadas en bancos nacionales lo cual limitaba los préstamos. Por ese
entonces, Washington poseía el 70 % de las reservas del mundo, excluyendo a la
ex Unión Soviética, y logró que el billete verde se estableciera como moneda de
reserva en el orbe.
En los años
70, el dólar sufrió una dramática caída debido al crecimiento económico de
Alemania y Japón y a la reticencia de Estados Unidos de ajustar sus políticas
económicas para mantener el equilibrio dólar-oro.
En 1973,
bajo el mandato de Richard Nixon, Estados Unidos logró que el rey Faisal de
Arabia Saudita aceptara el pagó en dólares por el petróleo que exportaba y que
invirtiera los beneficios en bonos y letras de cambio del Tesoro
estadounidense. A la par, Washington protegería a Riad de cualquier hipotética
agresión.
Además, la
administración de Nixon, separó el dólar de sus reservas de oro y comenzó a
imprimir a diestra y sinistra su moneda con la cual inundó al mundo, sin que ésta
tenga un valor real respaldada con las riquezas del país emisor.
Para 1975,
todos los miembros de la OPEP
acordaron cobrar su petróleo únicamente en dólares mientras los importadores de
crudo debieron acumular sus excedentes comerciales en esa moneda, con el fin de
comprar petróleo.
Con la
abrupta demanda, el dólar se fortaleció, mientras los países productores del
Golfo ponían sus excedentes del billete verde en obligaciones del Tesoro
estadounidense lo cual posibilitaba un aumento considerable en su gasto
público. Washington imprime desde entonces grandes cantidades de moneda sin
tener un respaldo en oro.
La bonanza
fue grande, y uno de sus resultados es que la actual deuda externa sobrepasa
los 20 billones de dólares por lo que para mantener sus enormes importaciones,
necesita la llegada diaria de miles de millones de dólares procedentes de
China, (mayor acreedor de títulos del Tesoro público de Estados Unidos) las
monarquías árabes, Japón y Corea del Sur.
Importante resultó que el Fondo Monetario
Internacional (FMI) aceptara el yuan chino como moneda de reserva internacional
a la par que el gigante asiático extiende sus intercambios comerciales en esa y
otras divisas con Rusia, Irán, India y varias naciones asiáticas, europeas y
latinoamericanas.
Rusia, desde antes de las sanciones
norteamericanas en su contra, ya estaba adaptando sus bancos para no utilizar
en sus transacciones al dólar.
Irán desde hace meses renunció a utilizar el billete verde en su
comercio exterior. Kazajistán ha encargado recientemente al Banco Nacional la
desdolarización de la economía de su país.
Hay que reconocer que la jugada venezolana es
valiente y peligrosa pues todo país que luche contra el dólar es considerado una
amenaza directa a la hegemonía económica estadounidense, y sus élites (empezando
por el mandatario Donald Trump) intentarán resistir como sea este
proceso.
Recordemos que una de las causas por las que
el líder libio Muammar al-Gaddafi resultó derrocado y asesinado
brutalmente en 2011 fue luego de decidir vender petróleo mediante un denominado
dinar de oro para reemplazar al dólar y el euro.
Aunque la despetrodolarización se encuentre
en constante jaque, los pueblos del mundo deberán estar alertas para que en
Caracas no ocurra lo mismo que sucedió en Trípoli.
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