ELIGIO DAMAS
Nadie, aun siendo muy adicto a los argumentos del gobierno o se sienta obligado por razones distintas que mueven a un revolucionario, puede calificar a Pepe Mujica de salta talanquera, crítico sin fundamento, de esos que no proponen nada, como les gusta a muchos apostrofar a quienes les contradicen. Es verdad que los burócratas, atados a una sinecura, en cualquier ámbito, tentados a complacer a sus superiores, suelen estar predispuestos a ver sólo lo que les conviene, pero cuando se trata de personajes como el ex presidente uruguayo, también se quitan el sombrero. En eso hay que ser equilibrados. Con gente como Pepe y con aquellos.
Mujica no tiene que demostrar su solidaridad con la causa revolucionaria, las luchas antimperialistas, por la unidad latinoamericana; su consecuencia con todo eso está fuera de toda duda.
Por lo anterior, uno se siente obligado a no dejar pasar por alto sus más recientes opiniones que tocan el drama venezolano. Quienes gobiernan e intentan explicar la gravedad de la situación que ahora vivimos por la guerra económica y la caída de los precios del petróleo, de un breve tiempo para acá, después de afincarse en esos dos circunstancias, dicen como con poco convencimiento, algo parecido a “bueno, eso no quiere decir que no hayamos cometidos algunos errores”. Dicen eso como quien saluda a la bandera o un simple convencionalismo, para fingir de humildes y no querer pecar de infalibles. Es también una manera de minimizar sus fallas. Es curioso, como casi todos los funcionarios del gobierno, en distintos niveles, diputados y dirigentes que, como cosa extraña no tienen cargo en gobierno, repiten el mismo argumento o usan la misma chuleta. Como si no sólo se hubiesen puesto de acuerdo para decir lo mismo, sino además lo ensayaron tan intensamente que parecen clonados. Los publicistas e ideólogos del gobierno no escapan al mismo mal.
Quien no diga eso o no explique lo que sucede con el guión, dentro de ese espíritu, es un salta talanquera, hasta agente de la MUD y el imperialismo. La misma manera de razonar de los viejos camaradas de cuando éramos muchachos; se estaba con ellos en todo o se era agente de la CIA.
Todos dicen en el mismo tono que “se agotó el rentismo y ahora estamos obligados a cambiar el modelo”. Confiesan sin darse cuenta que jugaron al rentismo; es decir le dieron al rentismo pertinencia para sustentar lo que ellos llaman el socialismo bolivariano; pero aquél, un buen día, les jugó una mala partida y se negó a seguir ayudándoles a financiar la revolución, su revolución.
Entonces, después de dieciocho años en el gobierno la revolución bolivariana está en peligro por culpa del rentismo, caída de los precios del petróleo, un fenómeno predecible y porque los enemigos nos hacen la guerra. Por cierto, Bolivia y Ecuador, también afectados por el mismo fenómeno, han podido resistir y no han caído al nivel nuestro. Pero en cuanto a capitalistas y enemigos del proceso, como si esperaban se pusiesen del lado del cambio y metiesen el hombro. ¡Qué argumentos tan infantiles!
Tales argumentaciones siempre me han parecido pueriles y por ello me producen incertidumbre y desconcierto, al pensar que los mismos que a ellos apelan, parecieran protegerse, con todos los medios a su alcance, incluyendo sus publicistas, para continuar al frente de una tarea en la que han fracasado y hasta son confesos, sin siquiera hacer un acto de contrición.
Por eso, celebro las declaraciones de Pepe Mujica, sobre todo cuando afirma “Venezuela está enredada y tensa”. Lo está, agrega el viejo tupamaro, “porque abandonó la agricultura y por ello se quedó sin comida”. Pero no se quedó allí, sino que sentenció “el pueblo que fracasa en la agricultura, hace peligrar la comida y termina afectando su seguridad alimentaria”.
Dos o tres días antes de estas declaraciones, Mujica, hablando del mismo tema, comentó que habíamos “abandonado la agricultura pese tener todas las ventajas”, como tierras, agua, mano de obra y haber dispuesto en su momento de abundantes capitales.
Pero no es la primera vez que Pepe, directa o indirectamente nos enrostra esas graves fallas. Eso mismo dijo aquellos días cuando llamó “cabra loca” al presidente Maduro.
Pepe, lo que está diciendo es una verdad tan grande como los océanos, que el gobierno y sus publicistas tratan de ocultar. Que fracasamos cuando dejamos de lado la tarea de sustituir el rentismo petrolero, desde el mismo momento del inicio del gobierno bolivariano y pretendimos hacer lo que hicimos contando con la renta petrolera. Olvidamos, imperdonable olvido, que el negocio petrolero está y seguirá estando afectado por esas contingencias y factores que no podemos controlar.
Pepe, en su habitual estilo, sus frecuentes estallidos de humor, nos está echando en cara que, no es esencialmente, por lo menos únicamente, por la caída de los precios del petróleo y la guerra económica de sectores del capital, que hacen lo que sus intereses demandan y eso también era previsible, sino por causa de nuestras imprevisiones y hasta inconsecuencias con aquel discurso del presidente Chávez que llamaba a trabajar intensamente en favor de lo que llamaba la “independencia alimentaria”. Pero también que las disculpas simuladas de muy bajo tono no son suficientes, tanto que todavía pareciera incierto el rumbo, pese el discurso de última hora, según el cual, “se agotó la política rentista”.
Aquel discurso de Chávez, es el mismo de Pepe ahora, “el pueblo que fracasa en la agricultura, hace peligrar la comida y termina afectando la seguridad alimentaria”.
Pero hay algo más peligroso todavía, una dirigencia que no asume su responsabilidad, se autocrítica abiertamente y muestra disposición a romper el ya viejo pequeño círculo que quiere seguir pensando por todos. Seguro estamos, que Chávez, quien no es ajeno a esos errores, a esta altura hubiera recapacitado, autocriticado y llamado a un cambio en todos los órdenes.
Cuando tratan de explicar lo acontecido apelan a la guerra económica, como si esperaban de los empresarios otra conducta y como si los efectos negativos del rentismo petrolero se hayan mostrado recientemente. Olvidan que la razón de las luchas populares y la vanguardia revolucionaria, en gran medida tiene su fundamento en ellos.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 10/18/2016 06:24:00 a. m.
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