La
privatización de Grecia
Por
Hedelberto López Blanch
Resulta
lamentable decirlo pero la enorme y profunda crisis que desató el sistema de
mercado neoliberal implantado en Grecia a lo largo de varios lustros conllevó
al país a un incontrolable endeudamiento del que aún no ha podido salir, y
ahora se propone subastar 71 000 bienes de propiedad pública en lo que se
considera el mayor plan de privatización en Europa.
No cabe la
menor duda que la información resulta escalofriante para la gran masa de pobres
de esa nación europea que en los últimos años ha visto perder sus empleos,
considerables aumentos en los precios de los servicios y de la canasta de
alimentación básica, o la disminución en sus jubilaciones, por citar solo unos
pocos ejemplos.
El gobierno,
oigan bien, ha puesto en licitación una extensa lista de bienes que van desde
aeropuertos, ferrocarriles, carreteras, puertos, hoteles, playas, islas, campos
de golf, sedes olímpicas y centros arqueológicos e históricos en otra
desenfrenada carrera de privatizaciones.
Grecia comenzó a padecer graves problemas
económicos en 2004 con un déficit del 6 % del Producto Interno Bruto (PIB) y una
deuda de 48 000 millones de euros, y como un alud a finales de 2015 se elevó a más
de 340 000 millones de euros.
Las potencias Occidentales, representadas en
la llamada Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario
Internacional) impusieron a Grecia en 2005 un control fiscal, y en 2009 se iniciaron
los multimillonarios rescates a los bancos, además de obligar a Atenas a tomar
fuertes medidas de austeridad aplicadas con intransigencia, las que llevaron al
país al hundimiento de su sistema político y económico.
Como ya se ha hecho cotidiano en los
organismos capitalistas que favorecen e imponen las políticas neoliberales, la
táctica utilizada para continuar el saqueo de las naciones que caen bajo su
égida fue la de entregar los rescates monetarios a los bancos privados para que
éstos, a su vez, paguen las deudas que el Estado ha adquirido con otros bancos
(en este caso) de Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, lo cual
provoca un mayor endeudamiento al adicionarseles los altos impuestos acordados.
Al imponer los excesivos controles, la Troika también asume el
derecho a controlarlos permanentemente y por ende los países pierden la
soberanía financiera, política y social.
Las medidas de austeridad han llevado a
Grecia a un profundo abismo económico y social con un desempleo que cifra el 27
% de la población activa que entre los jóvenes llega al 52 %; la deuda
sobrepasa el 150 % del PIB; el acceso a la vivienda y a la educación se han
convertido en un lujo y 3 200 000 habitantes han sido excluidos de la sanidad
pública.
En un intento por deshacerse de esas ataduras,
el pueblo heleno, en elecciones anticipadas en enero de 2015 (debido a que el
Parlamento no logró elegir un primer ministro), estimó que si votaba por el
candidato del Partido Syriza, Alexis Tsipras, se podrían resolver parte de los
graves problemas sociales y económicos que padecen.
Tsipras ha tratado de enfrentar desde un
principio las enormes presiones procedentes de la Troika pero ha tenido que
ceder ante las amenazas de la
Troika de suspenderle los rescates financieros que
paralizarían todo el país.
Esas son las consecuencias del establecimiento
de políticas neoliberales mediante las cuales, las poderosas transnacionales y
los países más desarrollados van controlando económica y hasta políticamente a
las naciones más débiles sin que éstas puedan zafarse de esas ataduras.
Recordemos
las puntuales advertencias del estadounidense Premio Nóbel de Economía, Joseph
Stiglitz, cuando señaló que "las tesis neoliberales han llevado al mundo
al borde de la ruina al propugnar las bondades económicas de los mercados
libres y sin restricciones y la reducción al mínimo de las funciones del Estado
a favor de la iniciativa privada".
Y Tsipras ha tenido que frenar su programa
pre electoral que planteaba renegociar la deuda, suspender los pagos hasta la
recuperación de la economía, aumentar los empleos, así como una política a
favor de las capas sociales más afectadas.
Como
resultado del último acuerdo con la Unión
Europea y el FMI, el Parlamento griego refrendó el pasado 22
de mayo un plan de reforma integral que incluye la creación de un nuevo superfondo
de privatización que administrará las propiedades estatales y acelerará su
venta.
De esa forma,
Atenas subastará 71 000 bienes de propiedad pública con lo cual prevé destinar
10 300 millones de euros a sus arcas. Desde ahora se considera como la mayor
privatización conocida en Europa de los tiempos modernos.
Stergios
Pitsiorlas, nombrado como director de la agencia de privatización griega
encargada de deshacerse de los bienes, calcula que para 2018 la liquidación de
activos puede reportar 6 000 millones de euros.
Mientras
tanto, la mayoría de los ciudadanos helenos, según el diario inglés The
Guardian, considera que el plan de reforma integral es una “depredación total y
un golpe más a su dignidad”.
Otros auguran
que compañías estadounidenses y las naciones europeas más desarrolladas, en
especial, Alemania, se van a quedar con todos los bienes en venta.
Bajo la ley
del capitalismo neoliberal, el pueblo griego deberá enfrentar en los próximos
años, nuevos y mayores desafíos económicos y sociales para intentar resolver
sus necesidades más perentorias.
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