ELIGIO DAMAS
En mi pueblo, se tiraba al suelo un “grano de maíz”, luego otro y otro, hasta formar una larga fila. Al final de esta se hallaba uno ensartado en un anzuelo de “coger moscas”. Era una de las tantas formas ingeniosas de robar gallinas.
¿Es Diosdado Cabello, ese mismo, el de “El Furrial”, una Caja de Pandora? Usamos la figura mitológica, no en el sentido de aquella caja que contenía todos los males del mundo, sino mejor y sólo eso, sorpresas. ¿Pudiera pudiera pensarse en él como el hombre de las mil caras?
Contra quien fuese un hombre de mucha confianza de Chávez, hasta como un hijo, pues estuvo a su lado en la Escuela militar, en las jornadas clandestinas que dieron nacimiento al “Movimiento Bolivariano Revolucionario 200” o MBR200, en el alzamiento del 4 de febrero de 1992 y hasta como su vicepresidente, cuando el golpe de abril del 2002. Si hablásemos con propiedad de un “hijo político” de Hugo Chávez, sería en verdad este Diosdado Cabello, si nos atenemos a los vínculos y el compartir privaciones y riesgos.
Cuando se produjo ese golpe de abril del 2002 que dio origen al breve e ilegal gobierno de Carmona Estanga, los opositores buscaron a Cabello entonces vicepresidente, con la doble intención de invalidarle o también, como suele él mismo recordar, para que tomase la presidencia y convalidase la usurpación y la inventiva que el presidente había renunciado.
Es decir, hubo un momento, quizás demasiado fugaz, de cuando la derecha le vio cualidades, virtudes y hasta competencia para ser presidente de Venezuela con la anuencia de ella. Esa Caja de Pandora, contiene o contuvo una imagen que fue apreciada como digna y respetable en un momento aciago por sus enemigos de ahora; que ya lo venían siendo.
Gente de la izquierda – no voy a dar nombres por respeto a la memoria de personas a quien tengo y tuve afectos – se plegó a la prédica que Cabello era dueño de buena aparte del aparato productivo nacional y hasta de la mayoría de las empresas de maletín. Según aquellos personajes, empresas como Eveba, productora de buena parte de los productos del mar enlatados en el país, habían sido adquiridas por el monaguense.
Una vez, eso lo mencioné en artículo escrito un tiempo atrás, un vendedor de pescados, al solicitarle sardinas, especie que consumo con bastante frecuencia debido a mis orígenes de “playero”, luego de decirme no tenía en su inventario o entre sus existencias, me agregó un comentario que no dejó de sorprenderme, “¿cómo voy a tener sardinas si todas ellas las tiene acaparadas Diosdado en sus empresas para enlatarlas?”.
Sabía bien yo que esas empresas estaban paralizadas o produciendo a mínima escala por diferentes factores y, además, era época de veda para la especie; lo que si bien dificulta hallarla en el mercado no lo hace imposible. Lo que me llamó la atención fue como aquel humilde personaje se hacía eco de un pregón que no estaba acompañado de ninguna prueba. La fama de poseedor de grandes propiedades de Diosdado había llegado a un amplio sector de venezolanos. He visto como el acusado reta le den pruebas y nadie las exhibe.
Diosdado ha sido también el hombre del cartel de la droga en Venezuela, según los informes y acusaciones procedentes de EEUU y reproducidos aquí por sus enemigos políticos, que han quedado en eso, simples acusaciones con fines políticos y ante coyunturas electorales. Los líderes o personas importantes en la política, por ella, suelen tener adversarios y enemigos en todos los bandos. Varios personajes, de esos que le acusan de este delito, fueron por él demandados y optaron, en la mayoría de los casos por callar y evadirse; en fin, tampoco han exhibido pruebas.
El hijo de El Furrial, un humilde pueblito del llano oriental, ha sido acusado de muchas cosas, como esas que he mencionado y en correspondencia con ellas, algún sector que se define chavista, persistentemente le venía calificando como expresión o cabecilla de la derecha endógena. Las indecisiones o expresiones tomadas como muestras de la vuelta atrás de la “herencia política de Chávez”, eran atribuidas a Diosdado y su aspiración de acordarse con la derecha en connivencia con la cúpula militar en vista que se le menciona como jefe de ese universo chavista. Diosdado ha sido entonces, para los adversarios del chavismo todo, el hombre de las mil caras; el corrupto y ambicioso de poder que pudiera llevarnos a una dictadura o régimen autoritario, amparado en las banderas del “Plan de la Patria”. Su pasantía por la Asamblea Nacional, donde para su “mala suerte”, dispuso de un respaldo significativo que pudo tentarle a una forma de hacer política llena de ironías y manifestaciones de presunta prepotencia, fortaleció en sus enemigos o adversarios, para ser menos odioso, lo que de él han venido creyendo.
Pero en la oposición, también por lo que en él han visto, su conducta al frente de la Asamblea Nacional, creció la idea de verle como el enemigo principal y contra quien debe dirigirse primordialmente los ataques. De las fuerzas poderosas externas ya hemos hablado al respecto. Ha sido pues, hasta no hace mucho, Diosado Cabello, el de El Furrial, el adversario de todos; de izquierdistas que han soñado con una revolución proletaria surgida del azar o de un cuadro idílico o febril y también de la derecha internacional y oposición toda de Venezuela al régimen chavista.
Para quien esto escribe, porque no tengo razones para pensar lo contrario, Diosdado ha sido solamente un alumno del “comandante Chávez”, como a él mismo le gusta calificarse. Pero no muy calificado, desde la òptica de su formación política e intelectual, como para haber marchado al mismo ritmo del maestro. Siempre estuvo detrás y no era posible estar de otra manera, siendo aquel un huracán que de noche se acostaba con un mundo en la cabeza y, al levantarse, a aquel había demolido y organizado otro. El lenguaje de Diosdado siempre estuvo alejado de aquel de su maestro, quien marcaba la pauta por su dedicación al estudio, lectura permanente, angustiosa, presurosa que no apresurada y meditación también febril. Por eso Diosdado, aparecía a veces como distante de lo que el maestro enunciaba; no tenía tiempo, velocidad ni la perspicacia necesaria para ponerse a tono con las ideas y el discursear del de Sabaneta. Cambiar o reorganizar las ideas, alimentar debidamente el intelecto requiere trabajo, constancia y tiempo.
Aparte de los formalismos, símbolos, palabras tomadas del lenguaje del maestro, Diosdado todavía parece un político de la socialdemocracia, como ganado para la idea de llegar hasta donde hubiera querido el maestro. No obstante, parece no darse cuenta que sólo lo separa de sus adversarios la figura, el recuerdo y la lealtad a aquél. Le ampara o avala algo que para él es fundamental, su disposición de ser leal a quien le metió en la aventura de soñar un mundo bello y servir tal como hubiese querido. No por casualidad Diosdado es un hombre de mentalidad castrense y en ese mundo, lealtad, disciplina, orden y firmeza son palabras casi sagradas. Forman parte de un código rígido. Desde mi perspectiva, a Diosdado le anima sobremanera ser fiel a lo que piensa que Chávez hubiese querido o hecho ahora si estuviese vivo.
Por supuesto, la vida, los hechos, son quienes dictan la pauta; los principios son referencias y herramientas para encarar la realidad. Desconozco y no dispongo de recursos para juzgar la pertinencia de Diosdado, sus ideas, principios de ahora con respecto al presente y futuro venezolano. Lo que sí creo saber o entender, es de su disposición de defender lo que cree hubiese defendido su maestro.
Heinz Dieterich, a quien se le ubica o le ubican en la izquierda, suele lanzar feroces ataques contra Diosdado, en quien ve al jefe de derecha chavista en actitud de pactar para matar la “Revolución Bolivariana”.
Pero como pregunté al principio, ¿es Diosdado una Caja de Pandora, hombre de las mil caras? ¿Es Diosdado hombre que a los ojos de alguna gente muta, cambia de manera tan sutil que sólo los muy prevenidos suelen percibir esa transmutación?
Pregunto esto porque, me asombra, tanto que por eso lo escribo, que algún sector, para no decir cruelmente pequeño grupo, para quien Diosdado era el genuino representante de la derecha endógena - ¡hay tantas páginas escritas que no se pueden borrar! - de repente le miran como el llamado a levantar las banderas de la revolución socialista y devolver las cosas, mis cosas, tal como antes. Usan el nombre de Hugo Chávez por lo que significa para el actual diputado por Monagas. De repente, para ese sector, Diosdado tiene el deber de salvar la ruta - no acabo de enterarme en qué bus viajaban - , que llevábamos hacia el socialismo y Maduro extravió. Una aspiración como cambiarle bruscamente el curso al Orinoco.
No sé porque, pero cuando leo esos llamados a Diosdado, antes el agente de la derecha endógena, recuerdo el pasado de aventuras y tirada de paradas, como que el socialismo también está en la Caja de Pandora y basta meter la mano y sacarlo de allí. Pasan por alto que Diosdado pudiera ser todo lo que a cada quien se le ocurra, menos como dicen en oriente, “un indio cazado a lazo”.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 2/20/2016 01:26:00 p. m.
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