viernes, 10 de julio de 2015
LA RECEPCION DEL 2 DE JULIO EN LA HABANA
PUBLICADO EN EL NUEVO HERALD DE MIAMI
Opinión Sobre Cuba
julio 9, 2015
MIRIAM LEIVA: Un absurdo ataque al cardenal Ortega
La recepción del 2 de julio, por la fiesta nacional de la Independencia de Estados Unidos, tenía una connotación especial este año en la residencia norteamericana en Cuba. La nutrida y diversa concurrencia era tan inusual allí como la espontánea alegría, indudablemente estimulada por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la próxima apertura de las embajadas en Washington y La Habana, acorde con la atmósfera distendida y las oportunidades que los cubanos imaginan según sus necesidades y aspiraciones. Época de ilusiones y posibilidades, inimaginable seis meses antes.
La atmósfera no estaba caldeada por la tensión habitual, emanada de las amenazas y prohibiciones gubernamentales contra cualquiera que correspondiera a una invitación de la Sección de Intereses de Estados Unidos y, sobre todo, que alternara con la gran cantidad de disidentes y opositores presentes en esta ocasión tan especial. Mi andar ligero, al unísono con la plácida sensación, se paralizó al chocar la vista con el rostro encarnado del cardenal Jaime Ortega. Me impresionó verlo sorprendido tratando de responder convincentemente a 2 hombres y 2 mujeres vestidos de blanco que lo increpaban con severidad. Sentí desasosiego, estábamos a pocos pasos de distancia, en aquellos interminables segundos escuché sus palabras, me debatí entre argumentar que no era ni la forma ni el lugar, pues la manera como era abordado daba una desagradable impresión. Pensé que se trataba de opositores con proceder contraproducente para toda la oposición y los presos políticos, cuya existencia se reclama en estos momentos. Para ser respetados, hay que respetar. La vida y obra del Cardenal, más allá de su rango eclesiástico, así como el lugar y la celebración inédita demandaban respeto, a no ser que se procurara dañar a todos, principalmente a quienes se decía defender. Luego supe que eran Egberto Ángel Escobedo, miembro de la Asociación de Presos y Expresos Políticos; José Díaz Silva, presidente del Movimiento Opositor para una Nueva República, Leticia Ramos y María Labrada, Damas de Blanco. La participación en ese suceso de Antonio González Rodiles y Ángel Moya se ha publicado. Un rato antes, junto a otras personas, distribuían un proyecto de Ley de Amnistía y la convocatoria a una conferencia de prensa en la mañana del día siguiente.
Casualmente, el 1 de julio yo había encontrado en un lugar a Moya, que dijo iba para la casa de González Rodiles en Miramar, donde estaban unificando las tres listas de presos políticos existentes para demostrar al Cardenal su existencia. Comenté que era aconsejable pedir una entrevista al Cardenal para entregársela y argumentarla. Jamás habría imaginado que él participaría en aquel absurdo incidente, utilizado para una campaña en los medios. Muchas veces su esposa, Berta Soler, se reunió con el Cardenal cuando él y los otros integrantes de los 75 estaban presos; me pregunto si no sabe la solidaridad de los integrantes de la Iglesia Católica de Cuba (monjas, curas, obispos, laicos, creyentes en todo el país), y que por gestiones de Jaime Ortega, con su respaldo, fueron excarcelados.
“…Yo mismo sentí la solidaridad cuando estuve preso, la única organización interna del país que se pronunció a favor de nosotros, los presos del grupo de los 75, fue la Iglesia Católica Cubana, la única que le abrió las puertas a nuestras esposas, a nuestros familiares cuando nos iban a ver a las prisiones en el interior del país, les daban alojamiento y demás, en Santiago de Cuba y donde quiera. Fue la Iglesia Católica también quien le abrió las puertas a las Damas de Blanco en la Iglesia Santa Rita. Y esas son cosas que hay que recordar, independientemente de que también hay cosas de antes, de posiciones muy dignas, con mucha serenidad, con mucha responsabilidad, sin un espíritu agresivo pero diciendo las cosas con claridad”. Oscar Espinosa Chepe. (Progreso Semanal, 4 de junio de 2012, reproducido en la revista Espacio Laical, Año 8, No. 3/2012 y www.espaciolaical@arzhabana.co.cu).
Por su parte, González Rodiles se mudó a México en 1992; regresó a Cuba en 1994; se graduó de Licenciatura en Física por la Universidad de La Habana en 1998; retornó a México, donde en el 2002 obtuvo el título de Candidato a Doctor en Ciencias Físicas (UNAM); en el 2003 se trasladó a Tallahassee y en la Universidad Estatal de la Florida obtuvo el Master en Matemáticas en el 2005; volvió a La Habana en el 2007. En julio de 2010, fundó el proyecto Estado de Sats. Con su elevado nivel intelectual y aspiración de democracia en Cuba, se esperaría que aconsejara una reunión y diálogo, en lugar de utilizar un método que recuerda los mítines de repudio que él mismo ha sufrido.
Conocí a Escobedo Morales cuando exponía sus criterios en una conferencia impartida por Orlando Márquez, colaborador del Cardenal, auspiciada por la revista Espacio Laical, a comienzos de 2012 (Revista Espacio Laical, Año 8 No. 3/2012). Allí comentó su participación en uno de los primeros cursos de CubaEmprende, realizado en el Centro Cultural Félix Varela, donde precisamente se efectuaba aquella conferencia, sin discriminación a él por ser un expreso político. Por tanto, conoce como acercarse, entregar la lista de los prisioneros políticos y expresar sus opiniones.
Me pregunto si realmente desean clarificar la situación y excarcelar a sufridos cubanos, o promueven la continuación de una campaña contra el cardenal Jaime Ortega y obstruir el proceso en curso entre Estados Unidos y Cuba. Evidentemente atentan contra su propio prestigio. No parece que meditaron sobre el atentado que estaban cometiendo contra la salud y la vida del cardenal Ortega, quien es un cubano de la tercera edad.
Periodista independiente cubana.
Opinión Sobre Cuba
julio 9, 2015
MIRIAM LEIVA: Un absurdo ataque al cardenal Ortega
Miriam Leiva
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La recepción del 2 de julio, por la fiesta nacional de la Independencia de Estados Unidos, tenía una connotación especial este año en la residencia norteamericana en Cuba. La nutrida y diversa concurrencia era tan inusual allí como la espontánea alegría, indudablemente estimulada por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la próxima apertura de las embajadas en Washington y La Habana, acorde con la atmósfera distendida y las oportunidades que los cubanos imaginan según sus necesidades y aspiraciones. Época de ilusiones y posibilidades, inimaginable seis meses antes.
La atmósfera no estaba caldeada por la tensión habitual, emanada de las amenazas y prohibiciones gubernamentales contra cualquiera que correspondiera a una invitación de la Sección de Intereses de Estados Unidos y, sobre todo, que alternara con la gran cantidad de disidentes y opositores presentes en esta ocasión tan especial. Mi andar ligero, al unísono con la plácida sensación, se paralizó al chocar la vista con el rostro encarnado del cardenal Jaime Ortega. Me impresionó verlo sorprendido tratando de responder convincentemente a 2 hombres y 2 mujeres vestidos de blanco que lo increpaban con severidad. Sentí desasosiego, estábamos a pocos pasos de distancia, en aquellos interminables segundos escuché sus palabras, me debatí entre argumentar que no era ni la forma ni el lugar, pues la manera como era abordado daba una desagradable impresión. Pensé que se trataba de opositores con proceder contraproducente para toda la oposición y los presos políticos, cuya existencia se reclama en estos momentos. Para ser respetados, hay que respetar. La vida y obra del Cardenal, más allá de su rango eclesiástico, así como el lugar y la celebración inédita demandaban respeto, a no ser que se procurara dañar a todos, principalmente a quienes se decía defender. Luego supe que eran Egberto Ángel Escobedo, miembro de la Asociación de Presos y Expresos Políticos; José Díaz Silva, presidente del Movimiento Opositor para una Nueva República, Leticia Ramos y María Labrada, Damas de Blanco. La participación en ese suceso de Antonio González Rodiles y Ángel Moya se ha publicado. Un rato antes, junto a otras personas, distribuían un proyecto de Ley de Amnistía y la convocatoria a una conferencia de prensa en la mañana del día siguiente.
Casualmente, el 1 de julio yo había encontrado en un lugar a Moya, que dijo iba para la casa de González Rodiles en Miramar, donde estaban unificando las tres listas de presos políticos existentes para demostrar al Cardenal su existencia. Comenté que era aconsejable pedir una entrevista al Cardenal para entregársela y argumentarla. Jamás habría imaginado que él participaría en aquel absurdo incidente, utilizado para una campaña en los medios. Muchas veces su esposa, Berta Soler, se reunió con el Cardenal cuando él y los otros integrantes de los 75 estaban presos; me pregunto si no sabe la solidaridad de los integrantes de la Iglesia Católica de Cuba (monjas, curas, obispos, laicos, creyentes en todo el país), y que por gestiones de Jaime Ortega, con su respaldo, fueron excarcelados.
“…Yo mismo sentí la solidaridad cuando estuve preso, la única organización interna del país que se pronunció a favor de nosotros, los presos del grupo de los 75, fue la Iglesia Católica Cubana, la única que le abrió las puertas a nuestras esposas, a nuestros familiares cuando nos iban a ver a las prisiones en el interior del país, les daban alojamiento y demás, en Santiago de Cuba y donde quiera. Fue la Iglesia Católica también quien le abrió las puertas a las Damas de Blanco en la Iglesia Santa Rita. Y esas son cosas que hay que recordar, independientemente de que también hay cosas de antes, de posiciones muy dignas, con mucha serenidad, con mucha responsabilidad, sin un espíritu agresivo pero diciendo las cosas con claridad”. Oscar Espinosa Chepe. (Progreso Semanal, 4 de junio de 2012, reproducido en la revista Espacio Laical, Año 8, No. 3/2012 y www.espaciolaical@arzhabana.co.cu).
Por su parte, González Rodiles se mudó a México en 1992; regresó a Cuba en 1994; se graduó de Licenciatura en Física por la Universidad de La Habana en 1998; retornó a México, donde en el 2002 obtuvo el título de Candidato a Doctor en Ciencias Físicas (UNAM); en el 2003 se trasladó a Tallahassee y en la Universidad Estatal de la Florida obtuvo el Master en Matemáticas en el 2005; volvió a La Habana en el 2007. En julio de 2010, fundó el proyecto Estado de Sats. Con su elevado nivel intelectual y aspiración de democracia en Cuba, se esperaría que aconsejara una reunión y diálogo, en lugar de utilizar un método que recuerda los mítines de repudio que él mismo ha sufrido.
Conocí a Escobedo Morales cuando exponía sus criterios en una conferencia impartida por Orlando Márquez, colaborador del Cardenal, auspiciada por la revista Espacio Laical, a comienzos de 2012 (Revista Espacio Laical, Año 8 No. 3/2012). Allí comentó su participación en uno de los primeros cursos de CubaEmprende, realizado en el Centro Cultural Félix Varela, donde precisamente se efectuaba aquella conferencia, sin discriminación a él por ser un expreso político. Por tanto, conoce como acercarse, entregar la lista de los prisioneros políticos y expresar sus opiniones.
Me pregunto si realmente desean clarificar la situación y excarcelar a sufridos cubanos, o promueven la continuación de una campaña contra el cardenal Jaime Ortega y obstruir el proceso en curso entre Estados Unidos y Cuba. Evidentemente atentan contra su propio prestigio. No parece que meditaron sobre el atentado que estaban cometiendo contra la salud y la vida del cardenal Ortega, quien es un cubano de la tercera edad.
Periodista independiente cubana.
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