Capítulo V de un libro recién terminado.
Eligio Damas
Muerto Gómez, hecho que la gente toda se negaba a creer o asumir, por la longevidad del gobierno y el terror, el pueblo se lanzó a la calle a “festejar” sólo tres días después, cuando el féretro salió a las calles y tras del mismo un largo cortejo de adulantes. ¡Era verdad que el caudillo de la mulera, el amo y señor de Venezuela y capataz de la vida de los venezolanos se había marchado al otro mundo!
El debilitado movimiento popular, pues la mayoría de sus dirigentes en las cárceles o el exilio, no tuvo capacidad para reaccionar y Eleazar López Contreras, el delfín de Juan Vicente Gómez, asumió sin tropiezos la presidencia de la República. Para eso era el jefe de aquel ejército mayormente dirigido por analfabetas, serviles y capaces de cualquier tropelía para satisfacer a los de más arriba y sumar propiedades.
Eleazar López Contreras, de un Congreso por él domesticado como herencia gomecista, en 1936, hizo aprobar una nueva constitución, que estableció que el presidente de la república sería escogido en una elección de segundo grado por el mismo órgano del Poder Público.
Pero el Congreso, estaba compuesto por una Cámara de diputados, formada proporcionalmente por uno o dos diputados por cada estado, elegidos de manera directa, por los muy pocos ciudadanos que podían votar; lo que excluía a menores de 21 años, mujeres y analfabetas; sin contar que por distintas razones la mayoría de las nacionales no mostraban interés alguna por aquellas actos políticos, porque tampoco significaban nada para sus vidas. Además, por dos senadores por cada estado de la Nación, escogidos en asambleas de las municipalidades correspondientes, todas controladas por el gobierno.
Puestas a disposición del Congreso las candidaturas del General Isaías Medina Angarita y Rómulo Gallegos, respaldado éste por un partido en la clandestinidad y en plena formación, aquel congreso integrado en 65% por partidarios del gobierno, en proporción al número de votantes, gracias a las ventajas que proporcionaba el hecho de ser gobierno y el peso de los propietarios y comerciantes que ya venían apoyando al gomecismo, el primero resultó ganador.
El 28 de abril de 1941, el Congreso eligió a Medina para presidente con un total de 120 votos contra 13 para el gran maestro y mejor novelista Rómulo Gallegos. El 5 de mayo de ese año, toma posesión del cargo, donde permanecerá hasta el 18 de octubre de 1945, cuando aquel golpe de Estado, encabezado por Rómulo Betancourt, dirigente del recién nacido partido político Acción Democrática y el Teniente Coronel Marcos Evangelista Pérez Jiménez, formado en la escuela militar de Chorrillos (Perú), bajo la orientación del ejército norteamericano, lo saca violentamente de Miraflores.
En otro anexo, ya nos hemos referido al gobierno de Medina, no obstante, en este espacio intentaremos profundizar más sobre los mismo y continuaremos con la llamada Junta Revolucionaria de Gobierno, la de la “gloriosa” o mal llamada “Revolución de Octubre” de 1945. Aunque vale la pena hacer mención que la reforma a la Ley de Hidrocarburo adelantada por Medina generó inconformidad entre los explotadores y exportadores del petróleo, tanto como las gestiones de Gumersindo Torres en la época de Gómez.
Cuando Medina tomó posesión del cargo, en su discurso de orden dijo las siguientes cosas, dignas de tomar en cuenta para entender las expectativas que pudo generar en parte de los venezolanos que habían hecho oposición a Gómez y López Contreras:
“Asumo el poder en un momento luminoso de nuestra historia
Política: en una era fecunda de dignidad, de decoro y de amplio
desenvolvimiento en todos los órdenes institucionales, lo cual es
la obra única del Régimen Bolivariano fundado por el ilustre
Presidente General Eleazar López Contreras, cuya actitud republi-
cana ha devuelto al Venezuela el Imperio de la justicia, de la con –
cordia y del progreso honesto y perdurable”.
“Programas Políticos venezolanos de la primera mitad del siglo
XX”. Naudy Suárez. Pág. 7.
Medina califica “fecunda era de dignidad y decoro”, el estado de cosas heredado del gomecismo, pasando por Eleazar López Contreras y siendo escogido presidente a través de una constitución amarrada a los designios de quienes habían venido gobernando y en el cual, por disposición constitucional, se mantenía la exclusión de parte de los venezolanos quienes por distintas razones no podían votar e ilegalizado al PCV.
Para más abundamiento sobre el particular, aparte de las intenciones ocultas que sus admiradores o por lo menos, de quienes lo han visto de manera mu acrítica y parcializada, por sostener sus tesis contrarias a otros grupos, en ese mismo discurso agregó:
“Nuestro actual sistema de gobierno, el mismo que hemos
conservado con valor y cívica entereza desde los campa -
mentos de la independencia, porque es el más cónsono con
nuestra dignidad de pueblo libre, debe mantenerse mientras
aliente el último venezolano”. Idem Pág. 8-9
En ese mismo discurso, el presidente Medina, dijo unas palabras que pusieron de manifiesto su interés por las Fuerzas Armadas, a las que de hecho daba por afectas a la situación, en virtud que no se proponía otra cosa que continuar con el sistema de gobierno que aquellas habían venido respaldando:
“Las instituciones armadas nacionales, acreedoras a la grati-
tud pública porque, abnegada y decorosamente extrañas
a todo cálculo material, cumplen misión de primer orden en
el servicio de la Patria, recibirán de mi gobierno protección
solícita, como en acrecer su capacidad técnica, elevar al má-
ximo su nivel moral, dotarlas de los recursos que exige su
constante perfeccionamiento y proveer a su propio bienes-
tar, va un interés claro y muy noble para la República. Nun-
ca olvidaré que del seno de esas instituciones vengo hoy a
dedicármele íntegro al país”. Pág. 11.
Pero también dijo, como quien tiene muy claro su objetivo lo siguiente:
“Aspiro a que mis compatriotas me faciliten el cumplimiento
de mi programa gubernativo acatando la Ley y los principios
republicanos; la armonía y comprensión serán el mejor aporte
a la obra que con buena voluntad y mejor buena fe me pro-
propongo realizar. Pero, si se pretende obstaculizar la labor
honrada y eficaz con actividades disociadoras para alterar la
paz social, la autoridad suprema con que estoy investido sabrá
mantener incólumes las instituciones que nos rigen, imponiendo
inexorablemente y sin vacilaciones, los mandatos que las leyes
que garantizan la tranquilidad y el orden en la familia venezolana,
porque he prometido cumplir, pero también hacer cumplir la
Constitución y Leyes de la República”. Pág. 12
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 11/30/2014 02:02:00 p. m.
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