miércoles, 2 de mayo de 2012
SPD 96
SPD
No. 96 (/ año 4). La Habana, Abril-2012
“Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”.
Art. 53 de la Constitución
Boletín por un socialismo más participativo y democrático.
Artículos, notas, reseñas, publicaciones de interés.
Los autores son los responsables de sus escritos.
Reenvíe este boletín a todos los que estime conveniente.
Se autoriza la reproducción total o parcial en cualquier soporte.
Recopilación de Pedro Campos. CE perucho1949@yahoo.es
Se agradece críticas, comentarios, sugerencias y opiniones sobre forma/contenido
ÍNDICE
SPD informa: Audiovisual Socialismo es Democracia
¿PRESERVAR, PERFECCIONAR…?.- Las inciertas intenciones y las trampas del lenguaje.
1ro. de Mayo y dos consignas.-
Por Ovidio D´Angelo Hernández
Mienten quienes niegan la democracia en Marx
El Presidente Raúl Castro demanda “mayor democracia para el partido y la sociedad”. Es necesario ayudar a que esta frase suya se haga realidad. Esta es una modesta contribución
Por Pedro Campos
Reconciliación y diálogo: difíciles, pero necesarios
Por Félix Sautié
CONTENIDO
SPD informa: Audiovisual Socialismo es Democracia
Recientemente, el Observatorio Crítico y el colectivo del boletín digital SPD integrado a esa red de proyectos culturales y sociales, organizaron un debate colectivo, sobre el tema, que fue filmado y editado digitalmente para su distribución.
Nunca será suficiente todo lo que se escriba y se divulgue sobre la relación interdependiente entre socialismo y democracia. Otros compañeros y este boletín SPD, en particular, han abordado el tema en varios artículos.
Participaron en el mismo: Miguel Arencibia (jurista), Pedro Campos (historiador), Mario Castillo (historiador), Ovidio D´angelo (sicólogo), Andrés Dovale (médico), Simón Forcade (profesor universitario), Hiber García (ingeniero) y Ramón García (jurista).
Los compañeros expusieron sus puntos de vistas sobre los déficits democráticos del sistema político existente en Cuba, y sus ideas de cómo avanzar hacia una verdadera democracia participativa y socialista, presentando sus visiones de cómo debería funcionar.
El video ya editado, por Ramón García, es el primero de una serie que nos proponemos, sobre distintos aspectos de nuestra sociedad actual y nuestros puntos de vista sobre la forma en que entendemos deberían funcionar para satisfacer mejor los intereses generales de los trabajadores y el pueblo cubano en general.
Constituye un aporte nuestro más, al actual debate nacional.
El video estará disponible en el blog del Observatorio Crítico en Internet y puede obtenerse directamente a través de los miembros del OC y del colectivo SPD.
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¿PRESERVAR, PERFECCIONAR…?.- Las inciertas intenciones y las trampas del lenguaje.
1ro. de Mayo y dos consignas.-
Por Ovidio D´Angelo Hernández
Este Día Internacional de los Trabajadores se celebra en el país en medio de esperanzas, logros históricos, interrogantes, decepciones, confianza, compromisos…y una gran dosis de incertidumbres. Es la realidad contradictoria en medio de la cual se enarbolan dos consignas oficiales:
-Preservar y Perfeccionar el socialismo!.
-Al capitalismo no volveremos jamás!.
Vistas desde el lenguaje directo parecerían consignas que responden a un grado más o menos alto de consenso popular. La apuesta por “el socialismo” y las renuncias a un “capitalismo”, que ofrece recetas de desigualdad social en varios lugares del orbe, en medio de una crisis manejada desde el interés de los centros financieros y no de las mayorías perjudicadas, resulta algo casi obvia para el común de nuestros conciudadanos, en el fondo de sus conciencias.
Sin embargo, la realidad aparente dista de afrontar, en profundidad, las crudas realidades y contradicciones que vivimos y las que pudiéramos llegar a tener.
Por otro lado, se plantea la necesidad de “cambiar todo lo que deba ser cambiado” (Fidel Castro, 1ro. mayo 2000); “introducir los cambios estructurales y conceptos que resulten necesarios…con sentido crítico y sin anquilosamientos” (Raúl Castro, 26 julio, 2000).
A la luz de los Lineamientos para la actualización del modelo económico cubano, aprobados en el VI Congreso del Partido, se plantea un espectro de posibilidades que, según parece -dado el grado incipiente y vago de los planteos, así como de gran cuota de indefinición de su sustento teórico-práctico, en tanto no se basan en una Visión de conjunto: política, económica y social, del futuro del país- su curso dependería del proceso de su “implementación” –y del color de la luz que “alumbre” a los grupos de especialistas y funcionarios implicados en su formulación y puesta en práctica-.
Entonces: ¿qué es Preservar y que es Perfeccionar?. O, dicho de una manera más clara, podría plantearse: ¿que Preservar, que Perfeccionar, que Reconstruir y que Replantear en profundidad?. Cada cual, a la luz de los Lineamientos puede entender, a su modo, que hay que preservar y que perfeccionar, o que cambiar sustancialmente.
Aquí, las Trampas del Lenguaje, las intenciones no clarificadas en su esencia, las tendencias pragmáticas –para no mencionar voluntades mal intencionadas posibles-, nos pueden jugar una muy mala pasada con el retorno, ya a un capitalismo salvaje y primitivo o a la reedición continuada de un socialismo autoritario mutante en una sociedad elitista –de hecho casi similar a la del capitalismo salvaje en sus esencias explotadoras de trabajo asalariado en función de una burocracia eterna, no importa que las bases sociales se hagan más difusas en la fragmentación de un modo pre-capitalista dominante, en la que “no importe el color del gato, sino que cace ratones” –sin importar que seamos, las mayorías, los rumiantes devorados en su fagocidad-. Como dijo alguien en tono irónico, en este sentido: el socialismo podría ser la forma más larga y penosa de llegar al capitalismo –cuestión hoy, al menos previsible, en algunas zonas del planeta-.
Con las medidas extendidas de privatizaciones pre-capitalistas (TCP) –necesarias si estuvieran en proporciones balanceadas-, tan alegremente acogidas por una mentalidad del timbiriche y la ideología del “defiéndete tú y déjame a mí, que yo me defiendo como pueda” –según reza la popular canción-, ante el hastío masivo por el ordenamiento disciplinario, intransigente e inflexible y el salario estatal de miseria y, en medio de una corrupción social generalizada –compensado sólo en parte ínfima por la política de bienestar social subsidiado en sectores precarios hoy de salud, educación, seguridad social, etc-., no cabe duda de que el futuro podría estar seriamente comprometiendo el ideal de justicia, prosperidad, libertad y solidaridad enunciados en los principios socialistas. ¿Entonces, se puede afirmar que el capitalismo no volverá jamás, ante el curso actual de los acontecimientos?
Solamente pongo unos ejemplos de las intenciones inciertas (¿¿??) en áreas sumamente sensibles para el curso del desarrollo de nuestra sociedad en etapas próximas, de acuerdo con el planteo actual de los Lineamientos:
-La necesaria descentralización de las empresas y su separación de los mecanismos estatales (pero sin la definición clara y programática del papel que desempeñarían los colectivos laborales en su gestión y apropiación de sus resultados, etc.)
-La declaración de la empresa estatal como la unidad básica de la economía (sin una definición de que tipo de reorganización fundamental se requiere para el ejercicio de su autonomía, más allá de su manejo por élites gerenciales de nuevo tipo y sin considerar las posibles formas de arriendo, co-gestión, cooperativización, etc. de las mismas, según su naturaleza y función).
-El reordenamiento laboral a expensas de la extensión superlativa del “trabajo por cuenta propia” y las “pequeñas empresas privadas”, sin contar con unas bases asociativas y comunitarias-locales para desplegar una responsabilidad social empresarial y comunitaria adecuada, sin principios de asociatividad colectiva y necesarios mecanismos de insumos legales, contratación de fuerza de trabajo, etc.
-El retraso inexplicable de la promoción de formas cooperativas en diversos sectores productivos no agrícolas y la reforma sustancial de las UBPC (engendro estatal-cooperativo de infructuosos resultados).
-La autonomía local, declarada como intención y aún no visible, de la que podrían depender, no sólo formas diferentes de administración local y generación de presupuestos –planificación- participativos, sino la posibilidad de una mayor involucración protagónica ciudadana, de los actores de base de la comunidad y la localidad, y formas más democráticas de ejercicio del poder gubernamental, hoy esclerosadas por el funcionamiento de una maquinaria burocrática de alcance nacional que subordina todo el manejo del país a sus visiones de control absoluto de la realidad nacional, en las más diversas esferas.
A ello se suma la política –apenas esbozada- con las inversiones extranjeras, la construcción de marinas y campos de golf para ricos extranjeros, entre otras medidas indefinidas o de dudosa carácter social, económico y político.
¿No será entonces que lo que debemos hacer es llegar a construir consensos populares sobre lo que es necesario Preservar, lo que debemos Perfeccionar y todo aquello que debemos Reconstruir, Renovar y Transformar en su esencia para avanzar en la construcción de la Nueva Sociedad, el Nuevo Socialismo, en el que todos participen desde sus posiciones económicas, sociales y políticas, atendiendo a principios de cooperación, justicia social, solidaridad, libertad y democracia social popular que garanticen la construcción de una sociedad feliz, armónica y próspera para los tiempos presentes y futuros?.
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Mienten quienes niegan la democracia en Marx
El Presidente Raúl Castro demanda “mayor democracia para el partido y la sociedad”. Es necesario ayudar a que esta frase suya se haga realidad. Es una modesta contribución
Por Pedro Campos
“No nos encontramos entre esos comunistas que aspiran a destruir la libertad personal,
que desean convertir el mundo en un enorme cuartel o en un gigantesco asilo.
Es verdad que existen algunos comunistas que, de forma simplista,
se niegan a tolerar la libertad personal y desearían eliminarla del mundo,
porque consideran que es un obstáculo a la completa harmonía.
Pero nosotros no tenemos ninguna intención de cambiar libertad por igualdad.
Pongámonos a trabajar para establecer un estado democrático
en el que cada partido podría ganar, hablando o por escrito,
a la mayoría para sus ideas...”.
Marx y Engels.*
Cada vez es más evidente: una de las grandes tragedias de la izquierda es la idea sectaria de que la emancipación de los trabajadores es obra de grupos o individuos iluminados, capaces, audaces, y no de los trabajadores mismos, como enunciaba el Manifiesto Comunista.
Y es que esa idea lleva directamente al menosprecio de la democracia y de la mayoría trabajadora, al golpismo, a la violencia, al vanguardismo, a la imposición de minorías autoritarias.
Toda esa concepción vanguardista del socialismo, anterior incluso al “leninismo”, que el estalinismo convirtió en doctrina revolucionaria para el siglo XX, es una de las causas principales del desastre del “socialismo de estado”, pretendido desde arriba, que no fue capaz de transformar las relaciones de producción asalariadas que tipifican al capitalismo y que, por tanto, solo generó capitalismo de estado, y del peor tipo: monopolista.
Si para Marx el nuevo estado no podía ser sino una democracia republicana y mencionó la “dictadura del proletariado” solo para significar que todo estado encubría la dictadura de una clase en el poder, para los “leninistas”, la “dictadura del proletariado” se tornaba en consigna tal cual: gobierno de dictados, llamado a imponer por la fuerza el poder “obrero”.
Según aquella concepción de la revolución socialista, la secta que se hizo llamar “comunista”, llegada al poder por vía de la revolución violenta, se encargaría de sustituir la “democracia burguesa” que era el “estado del capitalismo”, por “la dictadura del proletariado” que sería una “democracia popular subordinada a la dirección del partido comunista único”.
Para el sectarismo comunista de principios del siglo XX, toda idea de llegar al poder por vía democrática tenía sentido reformista. La participación comunista en los parlamentos burgueses, era una cuestión táctica, no estratégica. Esta idea se acentuó después del triunfo de la Revolución China en 1949.
Pero sobre todo, a partir del triunfo de la Revolución Cubana 10 años más tarde, llegada al poder por vía violenta, en la que el Partido Comunista no era la fuerza predominante, ni implantar el socialismo era el objetivo que había unido al pueblo. Pero la figura principal, y algunas otras del Ejército Rebelde sí compartían los principios básicos del “leninismo”. Esto precipitó la fusión de las organizaciones que habían participado en la lucha contra Batista, bajo la dirección del líder reconocido por todos.
Los “partidos comunistas” del tipo “leninista” y sus principios del “centralismo democrático”, al subordinar los órganos inferiores a los superiores, se convirtieron en la práctica en organizaciones dirigidas verticalmente, donde el Comité Central quedaba subordinado a los dictados del Buró Político y éste a los de su Secretario General. El centralismo convertía así a la democracia en una formalidad. Es un asunto de sistema, de funcionamiento, de conceptos, pero en este tipo de organización la personalidad tiene mucho que ver.
Esa manera de entender la “democracia” en el partido, fue traslada al sistema político y por esa vía llegaron las “dictaduras del proletariado” más menos violentas, en que se convirtieron los gobiernos del socialismo intentado en el siglo XX. En Cuba, hasta un artículo tenemos en la Constitución que reconoce el papel “dirigente del partido comunista” sobre la sociedad, violando sus propios preceptos de soberanía popular.
El menosprecio de los principios democráticos, -que no son burgueses ni esclavistas ni socialistas, como no lo son los derechos humanos-, por parte de las diferentes sectas “comunistas” que se creyeron ellas representantes y conquistadoras de la emancipación de los trabajadores asalariados, -que lo siguieron siendo- fue una de las causas del gran rechazo al “socialismo” por parte de amplias capas de la población en todas partes.
Los “anticomunistas”, los que rechazaban “el marxismo”, los que no querían saber nada de “socialismo”, se multiplicaron en todos los países, especialmente en los propios “países socialistas” y desde luego, la propaganda imperialista se encargaba de divulgar, tergiversar y agrandar todos los disparates antidemocráticos que naturalmente generaban las concepciones sectarias de socialismo, que nada tuvieron que ver con Marx, defensor de los principios democráticos como sistema de relaciones políticas y humanas.
Nadie hizo más por el anticomunismo, que los propios “comunistas” antidemocráticos.
Los estalinistas, -pues jamás Lenin habló de Leninismo-, nombraron a su teoría “marxismo-leninismo”, para pretender una continuidad entre las ideas dialécticas, revolucionarias y democráticas de Marx y la actuación práctica de Lenin y sus continuadores. Pero en verdad, había mucha distancia.
La forma autoritaria de entender el socialismo, predominó en el llamado “leninismo”, -inventado por Stalin- sin recapitular en que éste actuó en una coyuntura específica y, además, cada vez más aislado de la dirección del PC Ruso por sus enfermedades. Los estalinistas tampoco tuvieron en cuenta que en los últimos años de su vida, Lenin se había vuelto un crítico del estado burocrático formado por los bolcheviques en Rusia y había definido que el socialismo estaba en el cooperativismo.
Rosa Luxemburgo, en vida de Lenin criticó el autoritarismo y la falta de democracia y libertades en el PC Ruso: La libertad es de todos, o no es.
Si tal “leninismo” ha estado lleno de inconsecuencias, menos sentido ha tenido pretender su aplicación en condiciones totalmente distintas.
La crítica no es a los estalinistas, a ninguno se le llama por su nombre: es a sus ideas, a sus acciones y concepciones antidemocráticas.
Lo fundamental del socialismo marxista es su concepción histórica y dialéctica del movimiento revolucionario, su crítica de las esencias del sistema de explotación asalariado del capitalismo, su convencimiento de que la emancipación de los trabajadores era obra de ellos mismos y del desarrollo de formas de producción libres de explotación, su visión democrática y anti-sectaria del movimiento socialista, su convencimiento de que el estado tendería a extinguirse y la perspectiva profundamente humanista de sus doctrinas.
Todo cuanto se salga de esas generalizaciones, puede ser cualquier cosa, menos marxismo.
Y, especialmente, mienten todos los que niegan el carácter democrático de las ideas de Marx.
Toda la acción política de Marx estuvo dirigida a explicar a los trabajadores su condición de explotados y su capacidad para liberarse por ellos mismos. Nunca pretendió imponer su “marxismo”, ni un tipo especifico de organización. Se adhería a movimientos políticos, a organizaciones sindicales y democráticas, trataba de que coordinaran sus acciones; pero nunca pretendió que asumieran una línea única, mesiánica, sectaria, excluyente.
Una de sus grandes dedicaciones, fue el combate al sectarismo, a quienes creían que un pequeño grupo de iluminados podría imponer el socialismo.
Hoy, esa es una de sus grandes enseñanzas, que todos los que nos creemos “marxistas” debemos asumir consecuentemente.
El proceso revolucionario cubano enfrenta hoy las consecuencias del sectarismo, del partido único de vanguardia, de la falta de democracia generada por la concepción “marxista-leninista” de la “dictadura del proletariado”, de la visión del socialismo desde el estado, desde arriba y del predominio absoluto de las empresas asalariadas del estado. Desgraciadamente, en el seno de la izquierda cubana el sectarismo sigue impidiendo el gran frente común amplio y democrático que necesita el verdadero socialismo.
Hoy, el Presidente Raúl Castro demanda “mayor democracia para el partido y la sociedad”. Es necesario ayudar a que esta frase suya se haga realidad. Esto es una modesta contribución.
Por eso la apuesta de muchos comunistas, socialistas y revolucionarios en general por democratizar el actual sistema político y toda la sociedad, hacerlos más republicanos como Marx y Martí expusieron.
Convencidos del profundo carácter democrático del marxismo revolucionario, hoy, con Marx y Engels, repetimos: “Pongámonos a trabajar para establecer un estado democrático en el que cada partido podría ganar, hablando o por escrito, a la mayoría para sus ideas...”.
Socialismo por la vida.
La Habana, 1 de mayo de 2012. En recordación del 194 Aniversario del nacimiento de Carlos Marx, el 5 de mayo de 1818 y como saludo al 1ro de mayo, día internacional de los trabajo. perucho1949@yahoo.es
*De la declaración de los “Comunistas Democráticos” alemanes de Bruselas, organizados por Marx y Engels en 1847, con motivo de los debates que llevaron a la formación de la Liga Comunista y a la promulgación del Manifiesto Comunista, meses después.
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Reconciliación y diálogo: difíciles, pero necesarios
Por Félix Sautié Mederos
En la búsqueda de medios pacíficos para enfrentar las crisis que estamos atravesando en Cuba durante los últimos tiempos, se han realizado algunos esfuerzos plausibles por alcanzar un diálogo con el reencuentro y la reconciliación entre cubanos. En tanto que paralelamente se plantean negaciones, insultos y amenazas en un intento de anularlos con la finalidad de dar paso a las acciones más extremas, influidas por los rencores, las revanchas y los odios inducidos durante los últimos cincuenta y tantos años de proceso socio político cubano.
Si bien soy del criterio que todos sin excepción tenemos el derecho de plantear libremente nuestras opiniones sin que medien la descalificación, el insulto ni las represiones al pensamiento diferente, no por ello me abstengo de plantear mis consideraciones con toda franqueza y con el mayor respeto al pensamiento diferente que me es posible, referidas a las diversas posiciones encontradas que se manifiestan al respecto de estos asuntos que, por demás considero esenciales para el futuro de la Nación Cubana.
Ante todo para que no quepan dudas, quiero comenzar reiterando mi criterio que la Nación Cubana está integrada sin excepción de ningún tipo por todos los cubanos con similares derechos, vivan adentro o en el exterior del país, porque plantearlo, aunque parezca una verdad de Perogrullo, lo considero imprescindible a los efectos que mis posiciones no se puedan confundir ni manipular en otro sentido. Todos tenemos derechos similares y nadie, absolutamente nadie, está facultado para conculcarlos en función de determinados intereses grupales, por muy justos que se consideren.
Vivimos momentos muy complicados y hemos llegado a un decisivo punto de inflexión del que no será posible desentenderse, muy a pesar de las fuerzas autoritarias que desde posiciones de poder pretenden negarlo y que se esfuerzan por tratar de imponer sus concepciones sin posibilidades de que puedan ser replicadas. En tales propósitos controvertidos, convergen los extremos de uno y otro bando; y, se convierten, en mi manera de verlo, en el primer obstáculo con que chocan los esfuerzos de reconciliación y diálogo entre cubanos. A tal extremo se ha llegado que de conjunto en medio de su contrapunteo y polarizaciones, algunas de las partes encontradas y coincidentes en los extremos, se niegan a aceptar que subsistan esos esfuerzos así como el derecho a tener criterios, ideas, propósitos y proyectos propios. Coinciden en un vale todo con el concepto de tierra arrasada, e imposibilitan avanzar en la búsqueda de una solución concertada que pueda sacarnos del estancamiento que estamos afrontando.
Paralelamente, dentro de los que aceptamos la necesidad del diálogo y la reconciliación entre cubanos, hay quienes se plantean hacer una casa propia y exclusiva para dialogar entre ellos y con los que les resultan más afines a sus intereses específicos, aún en medio de las contraposiciones que manifiestan abiertamente unos u otros. Coinciden además con la exclusión de quienes les resultan molestos para sus posiciones de centro, derecha o izquierda. Parten del criterio de reconocer solo a los aprobados, o bien a los académicos, intelectuales y/o funcionarios orgánicos de uno u otro bando. Estas posiciones convergen hacia un desprestigio del diálogo y de la reconciliación que, en cambio, para ser de verdadera utilidad, deberían manifestarse con todos y para el bien de todos.
Reconciliación y reencuentro, en mi opinión, no quiere decir la negación de la justicia porque sin la justicia no se podrán alcanzar los aspectos mínimos que nos unan para avanzar hacia delante en la búsqueda de la concordia, el desarrollo, la verdad y la paz para la Patria Cubana desarrollada en una República en la que quepamos todos en medio de la diversidad, la convivencia y la gobernabilidad con todos y para el bien de todos y valgan las redundancias de los conceptos.
Los que pretendan mediar para hacer posibles el reencuentro, el diálogo y la reconciliación entre cubanos deberán ser muy cuidadosos en el reconocimiento y el respeto de cada una de las partes en sí mismas y entre ellas. Excluir a unos para facilitar que otros participen, son acciones que niegan la necesaria ética de base que dará confianza a todos y que podrá asegurar efectos positivos por pequeños y limitados que sean. Asimismo, el no ser asequibles a las consultas, requerimientos y criterios sobre el diálogo; o bien inclinarse más de un lado que del otro, anula la necesaria imparcialidad de reconocimiento de las partes implicadas que constituye un elemento básico de la capacidad de convocatoria.
Las posiciones de intransigencia, arrogancia así como de insultos, deberían ser desestimadas de cualquier intermediación que se plantee, para hacerla eficaz y verdaderamente útil. Las buenas costumbres, la amabilidad, la elevada cultura y la flexibilidad incluyendo los principios cristianos de caridad y misericordia, son cuestiones esenciales que deberían caracterizar estos procesos para su efectividad.
Las posiciones y conductas de los próceres que forjaron nuestra Patria y las luchas por nuestra independencia deberían ser ejemplos a seguir para el presente y el futuro político de nuestro país. Tampoco es aceptable cualquier posicionamiento detrás de instituciones sociales, económicas, académicas, políticas y mucho menos religiosas que deben ser fundamento esencial de una Casa de común, para apoyar la exclusión de unos hacia otros, así como determinados posicionamientos por muy justos que puedan considerarse, porque de plano ello sería contradictorio con la convocatoria y la realización del diálogo, del reencuentro y de la reconciliación que tanto necesitamos los cubanos.
Así lo pienso y así lo expreso con el mayor respeto que me es posible por el pensamiento diferente. fsautie@yahoo.com
Publicado en Por Esto!, sección de opinión, Mérida, Yucatán , México, el lunes 30 de abril del 2012.
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=163524
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