Guerra económica o genocidio
contra Venezuela
Hedelberto López Blanch
Que a un país le traten de
destruir sus principales fuentes de producción y de servicios
públicos, le impongan bloqueos económicos para que no pueda
adquirir alimentos y medicinas, le confisquen cuentas financieras en
el exterior, le impidan obtener créditos, y a la par le impongan una
denigrante campaña desinformativa internacional, son acciones que
van más allá de una guerra económica para convertirse en una
política genocida contra el pueblo en virtud de derrocar al gobierno
venezolano.
Estados Unidos ha puesto en
marcha toda su maquinaria mediática contra la República Bolivariana
para crear una supuesta crisis humanitaria, al mismo tiempo que
impulsa sanciones económicas y financieras, unidas a medidas que
implican robos petroleros a la nación.
El país bolivariano sufrió
recientemente varios ataques al
Sistema
Eléctrico Nacional (SEN) que según informaciones de
inteligencias divulgadas por el presidente Nicolás Maduro, se
realizaron desde la ciudad de Houston en Estados Unidos, Chile y
Colombia.
Maduro
significó que se trataron de ataques cibernéticos y
electromagnéticos e introdujeron virus en el SEN, que provocaron
varios apagones desde el 7 de marzo y que dejó sin electricidad,
e interrumpió los servicios de agua potable, transporte público,
Internet y telefonía en casi toda la nación.
Desde que el pasado 23 de enero
el diputado Juan Guaidó, siguiendo instrucciones de Washington, se
autoproclamó "presidente encargado" del país, altos
cargos estadounidenses, incluido al presidente, Donald Trump, han
declarado en varias ocasiones, que "todas las opciones están
sobre la mesa", desde invasiones hasta magnicidio para poner fin
al mandato de Maduro.
En su política desestabilizadora
contra la democracia bolivariana, Estados Unidos ofreció a la
oposición venezolana 20 millones de dólares en ayuda humanitaria,
considerada como un Caballo de Troya para entrar en Caracas.
Solo debido a las medidas
coercitivas unilaterales aplicadas por Washington, Venezuela ha
perdido más de 30 000 millones de dólares desde agosto de
2017.
Todos los días, el Departamento
de Estado, el del Tesoro o directamente el magnate de la Casa Blanca,
imponen sanciones contra el pueblo venezolana sin importar las
afectaciones que provocan a niños, mujeres y ancianos.
En septiembre de 2018 fue
congelado en un puerto internacional un cargamento de 300 000 dosis
de insulina para pacientes diabéticos, mientras el gobierno
colombiano impidió la compra de un paquete de primaquina para el
tratamiento de la malaria.
Washington impuso medidas
unilaterales al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de
Venezuela (Bandes) y a sus subsidiarias en Uruguay y Bolivia, las que
recayeron también sobre el Banco Bicentenario y el Banco de
Venezuela que tiene el mayor número de tarjetas de crédito en su
poder con más de 4 000 000 de usuarios.
Bancos extranjeros impidieron
pagos de Venezuela y no permitieron que 29 barcos con productos y
materias primas para la elaboración de alimentos llegaran al país.
El Departamento del Tesoro
sancionó a la minera Minerven y a la empresa PDVSA con la retención
de 7 000 millones de dólares en activos, más de 11 000 millones de
dólares por ingresos en exportaciones perdidas durante este año, lo
que ha sido calificado como un malévolo robo.
La lista se hace interminable
porque la razón primordial de esa nefasta política imperial estriba
en tratar de apoderarse por cualquier medio de los enormes recursos
del país y de su estratégica ubicación geográfica pero el pueblo
y sus fuerzas armadas han resistido hasta ahora todos los embates.
Washington
se siente seguro de que derrocará al Gobierno Bolivariano y en esa
carrera, el principal asesor económico de la Casa Blanca,
Larry
Kudlow,
abiertamente
reveló que
Estados Unidos está trabajando en un plan financiero de rescate para
que cuando caiga el presidente Maduro, poder dolarizar el país. Esto
haría más fácil controlar esa nación desde la Casa Blanca.
Y podríamos preguntarnos,
¿Permitirán los pueblos del mundo y en especial la Organización de
Naciones Unidas que Estados Unidos continúe imponiendo una guerra
genocida contra Venezuela como ya lo hizo contra Afganistán, Irak,
Libia o Siria?
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