Meditando tras los apagones. De los Cazadores de brujas de ahora que alientan la invasión
Eligio Damas
El apagón o los apagones, como todo, traen sus ventajas. No hay mal que por bien no venga y eso es tan verdadero que uno puede comprobarlo con sus elementales recursos a cada instante o ante cada avatar. Como también es cierto que “las brujas, de que vuelan, vuelan”. Y hasta se aprovechan de los apagones para aparecer. La cultura popular es sabia y ella siempre asoció fantasmas, muertos andantes que salen de sus tumbas y brujas que cabalgan sobre escobas y salen a recorrer el mundo en raudos vuelos, a la oscuridad. Por eso, ellas las brujas, siempre emergerán del pasado cada vez que haya un apagón, no olvidemos que en “río revuelto, ganancia de pescadores”.
No importa por qué se produjo el apagón, lo vital es que prevalece lo oscuro, la rabia, la luz toda se esconde y la esconden y en esas circunstancias, hablan los brujos y las brujas. La guerra, invasión, la Caja de Pandora, se cultivan de manera excelente donde impera lo oscuro. Los bajos sentimientos, frustración, dolor, rabia y hasta la abundante angustia, sirven de ingredientes para que aquellos se fortalezcan y hasta impongan.
El artículo que insertamos al final de esta nota, como se aprecia abajo, fue publicado en el 2001, hace 18 años. ¿Por qué lo reponemos? Pues porque gente que hace oposición al gobierno, está repitiendo frente al marco universal de hoy, un discurso como si estuviésemos en los años de la guerra fría, por decir algo, porque hay muestras que pareciera retroceden a los tiempos de cuando nacieron las santas escrituras.
Hay una prédica hasta universal, según la cual vivimos los momentos angustiosos, oscuros de cuando el mal y el bien se enfrentan para dirimir el destino de la humanidad. Pero lo novedoso de eso no es que tal discurso venga solamente de una iglesia o si se quiere de la iglesia toda, sino que lo asumen grandes medios y los políticos pragmáticos de siempre, quienes lo repiten a falta de algo ingenioso. Y hasta algunos estudiados, con mucho afán por llenarse de credenciales académicas, optan por aquel, en virtud que se les vuelve una más atractiva escaramuza para entrar en el círculo donde creen poder hallar la santa bendición, el perdón de los pecados y la escalera para llegar al pedestal que añoran.
Habiendo vivido ufanados de sus títulos, que exhiben sin recato, ahora han optado por descalificar a todo aquel que, según ellos, porque cada ladrón juzga por su condición, que intente hacer uso de los recursos de la ciencia, lo aprendido en las escuelas universitarias y de la vida misma para explicar la realidad; esa disposición muestran como un defecto y proceder innecesario, casi lo califican de pecado y deficiencia descomunal, pues “las ciencias económica y sociología”, por sólo nombrar dos, no son apropiadas para eso. Para ellos, usar estos recursos es manifestación de senectud, decadencia y atraso, pues lo moderno es hacerlo desde la perspectiva de una lucha entre el bien y el mal. Pero la cosa allí no queda. No está mejor acomodada. El mal es fácil identificarlo.
Y a uno no le asombran, pues el artículo que reponemos, escrito como dije, hace ya 18 años, unos cuantos después de aquellos signos que significaron el final de la guerra fría, abordó esa misma manifestación, según la cual el mal es “el comunismo internacional”, lo que sería como un revivir un muerto y enterrado. Y es también curioso que estos renovadores que buscan en las viejas escrituras, en el pasado de todo lo pasado, respuesta a su presente, porque prefieren partir de lo hecho a tener que construir y crear, creen hallar lo bueno, novedoso y hasta como manifestación del bien, en la guerra e invasión, cosas que piden y claman a sus nada caritativos dioses. Como si hablasen de medicinas nuevas. Hoy Cuba ha aprobado una nueva Constitución que deroga disposiciones antes existentes, particularmente en el área económica, que significa un reconocimiento de derechos que la revolución de 1958 eliminó. De manera que la amenaza del comunismo hoy no parece más que un invento, un revivir de viejas historias, como aquellas que encontraban y encuentran en la oscuridad excelente caldo de cultivo. Lo demás por decir, esta dicho en lo que sigue:
Cazando brujas*
Cayó el muro de Berlín. Se produjo la unificación alemana. La URSS se disolvió y de sus cenizas, cual ave Fénix, reaparecieron varias naciones. Y entre estas, incluyendo Rusia, cabeza del imperio del zar Nicolás, se desataron guerras subalternas.
El capitalismo reapareció en naciones antes definidas como socialistas, aquellas que nacieron de las revoluciones china y rusa. Y el “socialismo” europeo, parido por la segunda guerra mundial, se tradujo en una vuelta atrás. Y llegando así las cosas, la guerra fría se congeló y las grandes potencias de occidente, bajo la conducción de Estados Unidos, controlaron el planeta. Y la OTAN se nutrió de aliados, antes enemigos y nadie se alarmó.
El peligroso mundo comunista dejó de ser una amenaza. Apenas Cuba, una pequeña isla del Caribe, llena de problemas y deseosa de atraer capitales para mejorar la vida de su gente, ha sido señalada en los últimos diez años como expresión de aquel peligro. Pero Castro, aparte de sus declaraciones a veces insolentes y provocadoras, más interesado está en el turismo que exportar guerrillas y revolución.
De Europa, incluso desconociendo leyes y advertencias gringas, llegan capitales a la Isla de Martí a participar en los negocios que allí se le ofrecen. Y hasta sectores políticos y económicos de Estados Unidos, buscan la manera de inducir a la Casa Blanca a cambiar sus relaciones con el gobierno caribeño a fin de tomar parte en el asunto.
En China, Vietnam, etc., capitales de occidente participan en el resurgimiento. Y Rusia de hoy, abierta está a las relaciones de tipo capitalista y a la democracia al estilo americano. Pero eso no implica que en el país de los zares no persista el orgullo nacional y el deseo de ser independientes. Por eso Rusia, donde el socialismo de Estado, la idea de partido único y nación de una sola clase, fueron derrotados, se habla sin que ello sea una contradicción con su nuevo rumbo, de mundo multipolar.
Y uno entiende que debemos diversificar nuestros mercados; encontrar cada vez más compradores de lo que producimos y buscar mejores ofertas para satisfacer nuestra demanda. En esto no se puede ser rígido, pendejo u ortodoxo; en eso nos excedimos. Esa es la lectura del mercado. Y quienes hablan de él como un templo sagrado, en estas circunstancias, no pueden recoger sus palabras.
El Papa, en busca de la paz y una mejor convivencia, especialmente entre los asiáticos, ha entrado a templos musulmanes y judíos, una actitud antes impensable y hasta impía. Más de un ortodoxo, seniles portavoces de mensajes incomprendidos, hubiesen condenado al cristiano que hubiese hablado antes a favor de ese proceder.
Esos mismos, incapaces de pensar libremente, insultan a Chávez porque ejerce el derecho nuestro a relacionarnos internacionalmente con decencia.
*El Metropolitano, Barcelona, domingo 20-05-2001
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