La hipótesis del sabotaje eléctrico y el escenario opositor
Eligio Damas
La actual situación política venezolana tiene de singular, alta peligrosidad y es por demás complicada. La singularidad viene dada porque al parecer, según la visión de unos cuantos, hay dos presidentes. Bastante es el número de quienes tienen a Guaidó, un rey sin corona, cetro ni fuerza coercitiva y tampoco respaldo en la estricta legalidad, como uno de ellos. La singularidad también viene dada, por la nada disimulada participación de EEUU en el pugilato. Frente a todos los golpes de Estados habidos en América Latina hasta ahora, los gobiernos de ese país habían negado su participación. Ante el más reciente de Honduras, donde sacaron a la fuerza al presidente Zelaya del territorio de su país para depositarle en Costa Rica, con la vergonzosa complicidad de Oscar Arias, entonces primer magistrado de esta nación, EEUU hizo lo de siempre, salvó su responsabilidad e injerencia pese estar metido hasta la coronilla. En el caso venezolano eso no ocurre. Aquí nadie duda, ni los más inocentes, que el gobierno del país del norte está en el centro de los acontecimientos que se desarrollan adentro para deshacerse ilegal y hasta violentamente del gobierno. Y por esto hablamos también de singularidad.
No estamos haciendo evaluación alguna acerca del gobierno que encabeza Nicolás Maduro, sino denunciando como EEUU se entromete descaradamente en medio de nuestros asuntos y como intenta deshacerse de aquél por la violencia. Y estamos estableciendo la premisa, según la cual, no interesa a ese país “rescatar la democracia en Venezuela o las dificultades que padecemos los nacionales”; dificultades que sus gobernantes procuran aumentar mediante el sabotaje económico que ellos llaman eufemísticamente “sanciones” y actividades de distinto tipo fuera de la legalidad.
La peligrosidad viene dada por la forma de lucha que pareciera privilegiar cierto sector de la oposición en forma de guarimbas o actos como los del 23 de febrero y esto de ahora del sabotaje eléctrico. Circunstancia esta última que, pese pudiera ser una simple hipótesis, está sustentada en los fines de la política que impulsa EEUU de la cual hemos hablado y los constantes pronunciamientos de personajes como el propio Guaidó, Jon Bolton, Mike Pompeo y hasta Donald Trump. Y ella, esa forma de lucha, que pareciera cada día ganar más adeptos entre los opositores, pudiera desgraciadamente conducirnos a una guerra fratricida.
Y es, como ya dijimos, por demás complicada como intentaremos explicar a continuación.
En nuestro artículo del 05-03-19, publicado en Aporrea y Blog de Eligio Damas, con motivo del regreso de Guaidó a Venezuela dijimos, “se populariza la idea que detrás de todo hay unos acuerdos. Pudiera ser. Y hasta esa frase confusa de Guaidó, “que nadie nos diga lo contrario”, sirve para pensar eso. Pues es como un aval al gobierno.”
Luis Vicente León de Dataanálisis casualmente entonces dijo algo parecido y más recientemente, Julio Escalona, en artículo publicado originalmente en Últimas Noticias, el día 07-03-19, lo siguiente: ¿Hay conversaciones? ¿La entrada de Guaidó es parte de ellas? Tengo confianza en que el presidente Maduro seguirá defendiendo la no injerencia, la paz como solución a las controversias, el levantamiento de sanciones y defensa de la Constitución. Sabe bien que una conversación privada va simultánea con la necesidad de mantener el empuje de la unidad cívico-militar, que determinó la victoria de Cúcuta.
Esta reflexión de Escalona, Constituyente y hombre cercano al alto gobierno confirma nuestra predicción y también la de Luis Vicente León. Y es natural pensar que aparte de lo dicho por aquél, se hablará también de la opción electoral y todo lo que aparece vinculado a ella.
¿Pero nos preguntamos? ¿En verdad la oposición o la sección que más peso tiene en ella, pensando en todo lo que en eso incide, estaría interesada en una salida electoral?
A priori uno podría responder por la fuerte opinión que recoge en los medios que el sector más radical ha logrado imponer su estrategia fundamentada en una salida abrupta. Y esto significa, entre muchas cosas, haber indispuesto ante quienes les siguen a personajes como Henry Falcón, Ramos Allup, Claudio Fermín y hasta Eduardo Fernández, entre otros. Hay muchos como estos, de los cuales podría mencionar a Manuel Rosales y sus allegados, que se mantienen como bajo sombra esperando que amainen los vientos. Todos los mencionados son señalados de manera casi vergonzosa por haber participado directa o indirectamente en las elecciones electorales presidenciales más recientes y hasta haber siquiera acariciado esa opción.
Veo muy difícil por ahora que la fuerza más abundante de la oposición acepte la salida electoral, aunque deseo equivocarme. La hipótesis, según la cual en República Dominicana casi se llegó a un acuerdo roto a última hora, que incluía el llamado a elecciones, sustentada por las informaciones de Danilo Medina, presidente anfitrión y Rodríguez Zapatero, entre otros, se relaciona justamente con lo expuesto anteriormente. No hay interés en factores fuertes de la oposición por una contienda electoral. Si Maduro llegare a despojarse del mandato que ahora ejerce y llama a elecciones generales, como ´pareciera pedir la oposición, es sustentable decir que ésta buscará la forma o los vericuetos para evadirse y seguir en lo que viene haciendo.
¿Por qué hacemos semejante afirmación?
Dadas esas elecciones pudiera montarse cualquiera de estos escenarios. El primero que gane el chavismo, y con la presidencia también la AN y los demás cargos a elegirse en la misma proporción. El segundo podría ser al revés. La oposición llega a Miraflores y el chavismo gana unas cuantas gobernaciones y alcaldías y fuerte representación en la AN. Sin olvidar que sobre todo en este último órgano, algunas fuerzas de izquierda, discrepantes de lo que representa Maduro, también alcancen alguna representación.
Ninguno de esos dos cuadros sirve a las aspiraciones de Estados Unidos, sobre todo estando de por medio la Constitución vigente, para los fines de sus políticas de controlar el negocio petrolero y privatizar empresas como Movilnet, CANTV, Corpoelec y los negocios relacionados con la actividad minera.
Además, estamos absolutos seguros, pues no somos obcecados, que dentro de la oposición misma, habrá hombres representantes que no se prestarían para apoyar políticas contra los intereses nacionales.
El interés del gran capital estadounidense está en controlar esas actividades y eso sólo lo podría lograr alcanzando una victoria electoral tan contundente como para hacer lo que quiere sin traba alguna.
Por eso, a EEUU sólo le sirve un golpe de Estado, invasión o cualquier escenario donde el poder popular, representativo y protagónico quede deshecho. El Estado demolido, hasta al país partido territorialmente y todas las decisiones en manos de personas o grupos a su servicio.
Por lo anterior, intentarán mantener vivas y “sobre la mesa”, las opciones que de verdad les sirven y ellas están caracterizadas por la ilegalidad y la violencia.
Pero tengo la percepción que la mayoría de los venezolanos, partidarios del gobierno y de la oposición, tiene claro este asunto y sabrá hallar la salida que mantenga incólume la nación, la hermandad y los intereses patrios.
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