martes, 5 de marzo de 2019

EXTRANAS COSAS VENEZOLANOS. GOBIERNO Y LLEGADA DE GUAIDO. ?LLEGAMOS A LAS CHIQUILLADAS?


Extrañas cosas venezolanos. Gobierno y llegada de Guaidó. ¿Llegamos a las chiquiticas?

Eligio Damas
            “Estamos aquí en Venezuela, seguimos adelante”, dijo Guaidó este lunes a los medios desde el aeropuerto de Maiquetía, mientras en su cuenta de Twitter añadió: “Entramos a Venezuela como ciudadanos libres, que nadie nos diga lo contrario”. https://www.aporrea.org/oposicion/n339091.html
            Como se puede comprobar por el link arriba colocado, eso dijo Guaidó al llegar ayer lunes al aeropuerto de Maiquetía. En la frase colocada al final se refuta a sí mismo y prédica de sus partidarios que viene diciendo lo contrario. Y esto ya es como suficiente para justificar el título de este trabajo.
          “Entramos a Venezuela como ciudadanos libres”, con lo que admite públicamente que no tuvo ningún impedimento y menos autoridad alguna violó sus derechos. Siendo lo que es, por lo que ha estado haciendo desde los primeros días de enero, como autoproclamarse presidente provisional de Venezuela, en violación de los preceptos constitucionales según el gobierno y hasta el TSJ y hasta anunciar medidas que de alguna manera entorpecen o contradicen a quienes ejercen desde Miraflores, haber salido de Venezuela pese prohibición de aquel tribunal, regresó sin contratiempos, tanto que él mismo lo ha dicho y hasta llega a  mucho más, enfatiza “que nadie nos diga lo contrario”.
            Si le ponemos atención estrictamente al significado de esta última frase, porque pensamos que siendo un presidente o presidenciable, debe manejar bien el lenguaje, estaría retando a cualquiera que le contradiga por haber afirmado que le respetaron sus derechos. Lo que significa que Guaidó ha puesto de relieve que el gobierno actuó como le corresponde a uno democrático y hasta más, pero  él mismo lo ha venido calificando de dictatorial. Y esto es por demás extraño. Pareciera que Guaidó quiso advertir a alguien, quien sería sin duda uno de quienes le han apoyado, la conducta irreprochable del gobierno. Como un pedir “time”.  Y esto concuerda con lo que ya comienzan a decir aunque en susurros, que en secreto, mientras públicamente se tiran con todo, gobierno y factores en su contra, dicho así porque la palabra oposición no es pertinente y menos suficiente, andan en conversaciones y el dejarle entrar forma parte de las mismas.
            Pero también es extraña la conducta del gobierno, tanto que pudiera revelar las contradicciones que dentro de él abundan. Porque algunos de sus representantes, hasta de primera línea,  sugirieron por distintos medios, aparte de lo que hablan los hechos en sí, que Guaidó sería detenido a su regreso. El vicepresidente de EEUU, Pence, dijo horas atrás, "El regreso seguro a Venezuela es de la más alta importancia para los Estados Unidos. Cualquier amenaza, violencia o intimidación contra él no será tolerada y recibirá una respuesta rápida".
           La cita sirve para dos cosas; comprobar que en los factores contrarios al gobierno y quienes están por su salida fuera de lo constitucional, forjaron la idea que Guaidó pudiese ser detenido. Estos pudieron haber promovido esa idea para crear una expectativa que sirviese para seguir alentando los planes relativos a una explosión en Venezuela. Lo que incluyó la salida de Guaidó a Colombia y ahora su entrada. Porque, tal como están las cosas, y lo que ha venido sucediendo, no creo que la detención de quien se autoproclamó presidente, sería suficiente para dar origen a eso que Pence llamó “una respuesta rápida". Bastante han tenido; el 23 de febrero otra vez  la “tuvieron”, tanto que la publicitaron a raudales y eso no se produjo. Y no porque no quieran, sino porque el paisaje que se quieren pintar todavía no está completo.
            ¿Cedió el gobierno por la amenaza gringa o esta se produjo sabiendo que no sería detenido para impactar a todo el mundo, sobre todo a los partidarios del lado opositor? Son interrogantes sorprendentes.
            Pero también sirve para demostrar una vez más como EEUU está absolutamente decidido a intervenir en nuestros asuntos como si fuésemos una colonia suya. Aunque las pruebas sobran, como que ayer mismo el señor Bolton dio unas declaraciones donde de manera hipócrita, pues desfigura la historia, dijo que su gobierno no toleraría gobiernos “no democráticos”, en “nuestro hemisferio”.
         Strossner, Videla,  Pinochet, Somoza, Pérez Jiménez, Rafael Leonidas Trujillo y paremos de contar porque la lista es  demasiado larga, gobernaron como dictadores con el respaldo de Estados Unidos y hasta en Venezuela, con el mismo respaldo, Carmona Estanga intentó montar una dictadura que empezó por abolir la constitución vigente, mediante decreto personal, aprobada en referendo. No es asunto de democracia o libertad para nosotros, es la seguridad y hasta dictadura de ellos para hacer y deshacer con lo nuestro.
           Si uno junta y analiza las abundantes declaraciones de funcionarios importantes de EEUU como Donald Trump, Pence, Jhon Bolton y hasta Elliot Abrams, la invasión directa no está prevista por ahora porque las condiciones nacionales e internacionales eso no favorecen y la “respuesta rápida”, no pudiera ser más contundente que cualquiera de las medidas que nos aplican diariamente. A menos que Pence esté pensando en un guión de  esas películas norteamericanas donde ejecutan acciones quirúrgicas , con pinzas, donde un pequeño grupo de comando entra y en cosa de pocas horas ejecuta un contundente plan, como llevarse subrepticiamente, y con el menor de los costos, a Maduro de Miraflores. Plan por cierto, o alguno parecido a él, imaginado por muchos inocentes ciudadanos que apoyan la intervención militar de EEUU porque creen ese sería el procedimiento. “Una cosa limpia”, le llaman. El mismo plan que sirvió para asesinar a Bin Ladem, su viejo socio caído en desgracia, mientras Obama y la Clinton, con sonrisa de oreja a oreja, veían aquella dramática escena por televisión.
            Entonces es extraño, que el gobierno venezolano haya manejado el asunto de la entrada de Guaidó como lo hizo, con lo que no sólo dejó en la estaca al gobierno gringo sino confuso al propio Guaidó, quien reconoció como democrático el proceder cuando advirtió “que nadie nos diga lo contrario”. Lo que nos lleva llamar de nuevo la atención a esta extraña circunstancia.
          Pero lo que produce más extrañeza todavía y hasta siguiere estuviésemos en un “país inventado” y hasta “Portátil”, para calificarle como lo hizo Adriano González León en su celebrada novela, es lo que expresó Mario Silva, a quien se le pudiera calificar como figura del gobierno, pese sea sólo constituyente y manejador de un programa que ideologiza a favor de aquél, según el cual “La presencia de embajadores de Alemania y países bajos en Maiquetía para recibir al títere gringo son un abierto desconocimiento a la soberanía de nuestro país y una violación flagrante de la Carta de la ONU. Ante esta provocación, en mi opinión, deben rendir cuentas en la ONU”. ¿Qué hacen aquí?”
            Lo extraño de todo esto último podría hallarse en la pregunta de Mario Silva, “¿Qué hacen aquí?”
          Sin más argumento sino el relativo que los embajadores que fueron a Maiquetía a velar por Guaidó, es un hecho ya advertido, lo fueron por el “Presidente Provisional de Venezuela”. Silva le llamó el “títere gringo”. Es decir, los hechos se suman a las declaraciones de sus respectivos cancilleres, según las cuales los gobiernos de esos países reconocen como presidente a Guaidó y no a Maduro. Pasaron de las declaraciones a los hechos. “¿Qué hacen aquí?”, expresó con evidente contrariedad Mario Silva y seguro que eso mismo piensan los tantos venezolanos que apoyan al gobierno que, según este y sus voceros, son millones. Uno no sabe exactamente cuántos, pero por ser observador sensato y pese a los argumentos que se den, a favor o en contra, para explicar eso, uno cree son bastantes como para subestimarlos.
            Por eso, por permitir que gobiernos que aquí tengan embajadas declaren reconocer a Guaidó y lo demuestren con hechos demasiado evidentes, como ese de ir a respaldarle a su llegada para dejar la idea que no se le detuvo por la presencia de sus embajadores, son acontecimientos como demasiados extraños, sin precedentes y hasta dudosos.
            Mientras el gobierno, pese la furia de Silva, deja se fortalezca la idea según la cual a Guaidó sólo le dan cuerda para se “cueza en su propia salsa”, expresión usada por alguien, que tiene algo que ver con aquello de Chávez de “dejar correr lo máximo la mecha”, se populariza la idea que detrás de todo hay unos acuerdos. Pudiera ser. Y hasta esa frase confusa de Guaidó, “que nadie nos diga lo contrario”, sirve para pensar eso. Pues es como un aval al gobierno. Pero en verdad, estamos en presencia de un montaje nuevo, distinto, de una larga obra que, pese suele ser repetitiva, no dejar de depararnos sorpresas. Porque uno se sorprende cuando, esperando que el lanzador repita la curva que suele utilizar cada cuatro lanzamientos, venga en modo diferente.
            Lo particularmente sorprendente en este montaje donde Guaidó hace de figura importante en el reparto, es como EEUU participa no por mampuesto, ni detrás de las cortinas, sino en medio del escenario y como actor principal,  como si le hubiésemos dado vela en este entierro, donde, si acaso, sólo le correspondería el rol de enterrador. Y esto, aunque parezca iluso, no ha sido frecuente. ¡Si!, se meten hasta las orejas, pero siempre fingiendo y en tono de “yo no fui”. ¿Será que les acabó el pertrecho? ¿Llegamos al momento de las chiquiticas?

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