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Asalto
al Palacio Presidencial (La Habana, 13 de marzo de 1957)
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Asalto al Palacio
Presidencial.
Acción armada ocurrida el 13 de
marzo de 1957, en La Habana,
Cuba. Fue llevada a cabo por jóvenes del Directorio Revolucionario. El propósito de los
asaltantes era desconcertar al régimen con el ajusticiamiento del dictadorFulgencio Batista,
entregar las armas de la guarnición al pueblo convocado por medio de Radio Reloj y
tomar otros puntos de la ciudad como el Cuartel Maestre de la Policía -ocupar
su fuerte arsenal- y así sucesivamente otras estaciones policíacas y cuarteles
hasta dominar la capital.
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1 Reseña
Reseña
El Directorio Revolucionario se propuso realizar
una acción que decapitara a la tiranía de Fulgencio Batista,
que en ese entonces imperaba en Cuba y
que tenía ensangrentado al país. El secretario general de esa agrupación, José Antonio Echeverría, organizó la acción, que
seguía la estrategia de "golpear arriba".
El propósito de
ajusticiar a Batista estuvo correlacionado con la ocupación de la emisora Radio Reloj, la toma
de la Universidad de La Habana, la irrupción en cuarteles y
el cierre de las comunicaciones. Mediante esta acción en la ciudad, los jóvenes
cooperaban con los guerrilleros que combatían en la Sierra Maestra.
Los 50 jóvenes que
entraron al antiguo Palacio Presidencial se desplazaron hacia el
inmueble en dos automóviles y una furgoneta de la empresa Fast Delivery, donde
iba el grueso de los combatientes. Ya en el interior del edificio, estos
asumieron diversas misiones. Los que subieron al segundo piso en busca del dictador
comprobaron que este había huido por una escalera interna, anexa a su oficina.
Los combates dentro del
Palacio fueron violentos; se hizo más fuerte la resistencia de la guarnición,
muchos jóvenes murieron, y a otros se les agotaron las municiones. Se decide
retroceder, para pedir refuerzos y continuar posteriormente el ataque, pero la
operación de apoyo no funcionó. Fidel Castro ha
calificado el asalto al Palacio Presidencial del 13 de marzo de 1957 como "una operación bien
organizada, un acto de extraordinaria audacia y valentía, en el que también
hubo fallos e imponderables".
Cumplir un compromiso
"No fuimos originales en la idea de atacar el Palacio
Presidencial. Esa idea formaba parte del arsenal táctico de la Revolución y era
una idea magnífica, que había obsesionado a más de una generación. En la
segunda tiranía batistiana (1952-1958), los viejos revolucionarios que habían
empezado a conspirar contra el dictador tuvieron ese proyecto, pero no lo
ejecutaron pese a que disponían de muchos armamentos y recursos... Nosotros lo
hicimos de verdad, con José Antonio de jefe, y eso fue lo original. Atacar
Palacio era un compromiso de la juventud cubana con la nación."
A finales de agosto de 1956, José Antonio, en nombre de la FEU, había suscrito con Fidel la Carta de México, "verdadera declaración de guerra de la juventud cubana contra la tiranía", en opinión de Faure:
"Nosotros teníamos
una concepción de la vía armada, la lucha de calle, que no era la que iba a
desarrollar Fidel, la guerra de guerrillas. Y él nos unió: en todos nuestros
encuentros nos dijo que todas las tácticas son necesarias, hablamos de nuestras
coincidencias en cuestiones estratégicas: lucha armada a muerte contra la tiranía
(...)"
Cuando Fidel le anunció a José Antonio, mediante telegrama, la salida de la expedición del Granma, muy poco pudo hacer el DR para apoyar el desembarco.
"No contábamos con
los hombres y las armas suficientes capaces de llevar a efecto un hecho de gran
envergadura en La Habana",
afirmaba el combatiente José Assef, El Moro.
"Para nosotros era
impensable que Fidel llegara y no hiciéramos nada, nos reunimos varias veces y
discutimos mucho, fuertemente",
asegura Julio García Oliveras, segundo de Faure en la
Jefatura de Acción. Otro combatiente, Pepe Wanguemert, sostenía la tesis de formar
grupos y hacer ataques sorpresivos. García Oliveras proponía atrincherarse en
la Universidad. José Antonio se opuso a ambas ideas:
"Asumo esta responsabilidad, pues nosotros no
podemos dar un paso que signifique la inmolación de un grupo de compañeros en
un plan sin posibilidades de ningún tipo".
La posterior incorporación de Eduardo García Lavandero y Evelio Prieto al DR, depositarios de las armas de los politiqueros auténticos, acrecentó el arsenal de la organización.
"Con los compañeros
presos que estaban en la cárcel del Príncipe –afirma Faure–, captamos a Daniel Martín Labrandero, comandante
republicano en la Guerra Civil Española, a quien queríamos como asesor del ya
proyectado asalto a Palacio. Quisimos rescatarlo de la prisión, pero murió en
la fuga. Eso acercó mucho a Carlos Gutiérrez, amigo de Daniel, a nosotros.
Carlos era experto en acciones de comando."
Junto con Carlos
Gutiérrez, también ingresó al DR, Menelao Mora,
veterano combatiente de la Revolución del 33.
La Casa de los Tres Quilos
Carlos
Gutiérrez dirigió el comando de asalto a Palacio.
El plan militar contemplaba que un comando de 50 hombres,
bajo la jefatura de Carlos Gutiérrez, asaltaría al Palacio Presidencial;
otro comando, de más de cien hombres, protagonizaría la operación de apoyo, en
la que serían tomados los edificios que rodean el Palacio y en sus azoteas
emplazarían ametralladoras calibre 30 para barrer con su fuego la azotea de la
madriguera del dictador; un tercer comando tomaría Radio Reloj para difundir la
noticia de la muerte de Batista y arengar al pueblo.
Para evitar que, de haber
filtración por alguna conversación, el régimen se percatara de lo que el DR
tramaba, se acordó llamar en clave a Palacio "La Casa de los Tres
Quilos", en alusión a una tienda de la época, muy popular por sus
mercancías a bajo precio.
A la vez, se instaló un
sistema de chequeo que seguía al dictador Batista desde que salía del cuartel
de Columbia (hoy Ciudad Libertad) hasta Palacio (hoy Museo de la Revolución). La primera posta estaba en
42 y 31 (hoy municipio de Playa);
la segunda, en Malecón y Línea; la tercera, casi llegando a Prado, en una casa
con teléfono que recibía las noticias de su paso por 42 y diariamente
cronometraba el tiempo invertido en el recorrido.
Acuartelamiento
"Había que alquilar urgentemente casas para
acuartelar los hombres del comando de asalto y nos encontrábamos sin dinero.
Resolvimos el problema al proponerle a Carlos un apartamento que tenía el
Directorio Revolucionario en un edificio estratégicamente situado en calle 21
entre 22 y 24, en el Vedado... Tuvimos que alquilar un departamento más en
aquel lugar tan ideal, pero el dinero no acababa de aparecer y entonces Armando
Pérez Pinto, en un gesto de total desprendimiento, nos entregó su
sueldo de ese mes".
Faure
Chomón
Tony Castell fue designado en uno de los
dos apartamentos como responsable de la disciplina interna. Fue necesario tomar
una serie de medidas, entre ellas hablar bajito, fumar uno solo, no ir seguido
al baño. Estaban en un edificio de apartamentos y el ruido podía levantar
sospechas.
A José Antonio lo habían ubicado en un sótano en 19 entre
B y C, también en el Vedado. El Moro Assef, quien
compartió dicha vivienda con él, rememoraría años más tarde:
"El asma no lo
dejaba conciliar el sueño. El frío en aquel sótano era mortal para él.
Poseíamos una sola cama. Él siempre quería cedérmela y yo, que él la cogiera.
Acabamos por dormir en el suelo, porque él no la cogía y yo, mucho menos".
El 12 de
marzo, Batista regresó a Palacio a las seis de la tarde. Se decidió
esperar al día siguiente. A las 11 de la mañana del día 13, se precisó que
permanecía en Palacio.
"Sin perder un
minuto de tiempo –asevera Faure Chomón–, dimos la orden de estar listos para
iniciar la marcha sobre Palacio."
La toma de Radio Reloj
José
Antonio cayó en combate frente a fuerzas de la tiranía muy cerca de la Universidad de La
Habana .
La planta del "tic tac", llamada así porque
constantemente emite dicho sonido cada segundo, mientras sus locutores leen
noticias, era una emisora pirateada por diversas cadenas nacionales, y en
cuanto se divulgara el hecho, los demás medios de prensa copiarían la noticia.
A las tres y veintiuno de
la tarde del 13 de marzo de 1957 llegó José Antonio a la cabina de Radio Reloj
y entregó a los locutores varios despachos, donde se informaba del ataque al
Palacio Presidencial y de un supuesto parte emitido por oficiales y clases que
habrían tomado el mando del Ejército, luego de destituir a altos jefes y
oficiales del tirano Batista.
Al final de este boletín,
uno de los locutores anunció que el líder de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) daría a conocer una alocución al pueblo
de Cuba. Inmediatamente, José Antonio inició una apasionada arenga que aún hoy
emociona a los cubanos, donde anunció la caída del tirano (algo que debió haber
ocurrido según los planes)...La alocución quedó cortada cuando el líder
estudiantil repetía sus palabras, en el momento en que un empleado encargado de
las transmisiones, en otro lugar, sacó del aire la emisora. Cuando al dirigente
estudiantil le informaron que estaban fuera del aire, en su retirada, realizó
unos disparos sobre el máster de la CMQ.
En la loma de Caracas
ese 13 de marzo, Fidel Castro se
encontraba en la falda de la Sierra
Maestra. Los guerrilleros siempre llevaban a cuestas algún radio,
para estar al tanto de lo que ocurría en el país.
Retirada
"Salimos del despacho y nos dirigimos hacia una
escalera de caracol para tratar de llegar al tercer piso. Inútil. Desde la
azotea y el piso de arriba nos disparaban despiadadamente... Estábamos ya
cortos de municiones... La ametralladora de Carlos se había encasquillado,
Castellanos tenía los cargadores vacíos. El grupo de apoyo no había aparecido
por parte alguna".
Luis
Goicoechea
Manuel Gómez Sartorio, al entrar a Palacio, había cogido para el ala izquierda del edificio.
"Avancé hasta el fondo, tirando, siempre tirando. El
tiroteo es grande. Cambio el peine y sigo tirando. En eso veo que hieren
a Mario
Casañas. Lo veo desfallecido y lo halo hacia mí. Siento un calor por
mi cuerpo, pero no me percato de que es la sangre de Mario."
Manuel
Gómez Sartorio
Carlos Gutiérrez no perdió su optimismo:
"Muchachos, ya
estamos en el tercer piso, vamos",
gritaba. Machadito le señaló la necesidad de traer como
refuerzo a los compañeros que combaten desde la planta baja. Carlos estuvo de
acuerdo y fue a buscarlos, acompañado de Castellanos. Se dirigieron por el
pasillo hacia la escalera, sin advertir que se exponían al fuego del tercer
piso. Ambos cayeron fulminados. De la operación de apoyo no había ni rastro, a
pesar del tiempo transcurrido. Los sobrevivientes, heridos y casi sin parque,
comprendieron que la operación se había perdido.
"Yo cubriré la
retirada –dijo Machadito–, cuando comience a disparar, retírense todos
rápidamente, yo seré el último."
Su ametralladora tableteó en una ráfaga interminable
mientras sus compañeros lograban llegar a la planta baja. Unidos a los
combatientes que allí estaban, abandonaron el Palacio en distintas direcciones.
Machadito, junto con Evelio
Prietoy Berto Valdés se retiraron rumbo a la
calle Monserrate, sin dejar de disparar a diestro y siniestro.
Goicoechea, Wanguemert y Carbó se internaron en el parque Zayas
(hoy Memorial
Granma). El primero eludió las balas, atravesó Monserrate y escapó
por Villegas. A Carbó, con dos balazos en el cuerpo, lo recogió una ambulancia.
Estudiantes de Medicina le facilitaron luego su fuga del hospital Emergencias.
Wanguemert no pudo sobrevivir.
Machadito
cubrió la retirada de sus compañeros.
Ángel Eros logró llegar a una de las avenidas aledañas y
escapó en un auto. Tony Castell abandonó su encasquillado fusil, escondió la
pistola entre sus ropas y atravesó Zulueta, Prado y otras calles, hasta llegar
a casa de su tía en Perseverancia y San Lázaro. Gómez Sartorio se refugió en un
hotel cercano hasta la madrugada siguiente y, disfrazado de mecánico, burló el
cerco policial.
Alfonso Zúñiga intentó
arrancar el auto, en el cual había venido Carlos. Faure, herido, le advirtió
que el otro auto tenía la llave puesta. "Yo corro, cojo la máquina, la
pongo al nivel de la otra máquina. Faure se monta, le paso el M-1, todo eso bajo las balas, le digo a
Ricardo Olmedo (luego traidor a la Revolución), que monte. Pero él me contesta
que no puede (está muy mal herido), y sin bajarme, con el pie en el acelerador,
le di la mano y lo senté al lado mío. Partí velozmente."
Según testimonio de Faure Chomón,
"después de los
combates del 13 de marzo, un comando del 26 de Julio rescata un camión con las armas que
abandonaron los jefes de la operación de apoyo y cobertura, la que no
ejecutaron. Y otro comando del Directorio Revolucionario rescató el otro camión
con el resto de las armas. Posteriormente, estas armas son enviadas a Fidel Castro en
la Sierra Maestra, las
que sirven para rearmar el naciente Ejército Rebelde".
Si José Antonio no hubiera caído en combate
"El ataque a Palacio fue el heroísmo de dos
generaciones abrazadas en una misma acción: La nuestra y la del 30, igual que
los hombres del 68 y el 95, se unieron en el
combate por la independencia de Cuba. Con el levantamiento del 13 de marzo
cumplíamos, según entendimos nosotros, con el compromiso de José Antonio con
Fidel".
"Si José Antonio no hubiera caído en el combate que
se impuso cuando cumplía la segunda parte de su plan de llegar a la
Universidad, habría continuado hacia el combate de Palacio, donde su presencia
habría cambiado la situación. Su prestigio revolucionario habría convocado a
todas las fuerzas dispersas por los alrededores, empujando a los indecisos o
impulsándolos para rescatar el camión con las armas para la operación de apoyo.
Hoy estaríamos recordando otra más grande batalla que la que dio aquel 13 de
marzo. Para José Antonio era también una cuestión de honor cumplir al máximo
como lo hizo, hasta caer en combate. Aunque Fidel prefería que hubiese estado
en la Sierra Maestra con él."
Faure
Chomón Mediavilla
Trascendencia
En el acto por los 40 años del asalto al Palacio
Presidencial, hoy Museo de la Revolución, Fidel recordó que entre las
tres y treinta y cuatro de la tarde de ese día escucharon la señal de Radio
Reloj.
Ese tic-tic, o toc-toc, o
tac-tac, no sabíamos definirlo bien —y no se escuchaba otra cosa. Yo les dije a
los compañeros: Algo extraordinario tiene que estar ocurriendo en La Habana. Y
esperamos hasta que al fin empezaron a aparecer las noticias del asalto a
Palacio.
El 13 de marzo de 1957 quedó en la historia cubana como el
día en que por unos segundos casi es ajusticiado el tirano Fulgencio Batista por
un grupo de estudiantes, en su propia oficina.
Importancia histórica
A pesar de no haber
logrado su objetivo, la acción del 13 de marzo de 1957 tiene una gran importancia
histórica, pues conmocionó la conciencia popular y acrecentó el repudio al
régimen tiránico.
Fuentes
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