|
Fri, Mar 22, 2019 1:17 pm
Eligio
Damas (damas.eligio@gmail.com)To:you Details
El “proceso”, este que impulsa Maduro, y donde
Guaidó es una vaina y no es, se nos volvió kafkiano
Eligio Damas
“El proceso”, como sabemos, llaman gobierno y sus partidarios, a esta
experiencia gubernamental que comenzó con Chávez y continúa con Maduro. Y es
cosa curiosa, tiene mucho de los secretos que envuelve “El Proceso”, novela de
Frank Kafka, publicada póstumamente, como toda su obra, en 1925. Pero para
quien esto escribe no se trata de “el proceso”, sólo de oficialistas o
partidarios de Maduro, que imprime el gobierno, porque la actuación de
éste incide sobre la vida de todos los venezolanos, nos guste o no, de donde
tal denominación sería aplicable a la historia venezolana que comenzó a
transcurrir, por lo menos, desde que Chávez llegó al Miraflores, también en él
está incluido igualmente Guaidó.
En la novela del también autor de “La Metamorfosis”, K… o el “apoderado”, alto
empleado bancario, es sometido a un extraño juicio donde el sistema judicial
pareciera esconderse detrás de personajes extraños y hasta comunes; mujeres y
niñas del pueblo, de barriadas, juegan roles indefinidos en el sistema
judicial sólo para dejar pistas de la corrupción y tráfico de influencias,
donde no se sabe cómo transcurre el mismo, pues se desconoce que leyes o normas
se aplican y los registros del proceder. Es una interminable confusión donde
innumerables personas aparecen asociados al mismo, directa o indirectamente
como jueces o servidores de estos de distinta naturaleza. No hay idea de qué se
acusa a K…, nada acerca de los cargos, pues ni él, ni sus defensores como Hult
o el pintor Tintorelle, quien actuaría solamente intentando influir sobre los
jueces, nada saben. Sólo queda clara la idea que se podría lograr se ayudase al
acusado si alguien se vale de los favores de una serie interminables de jueces
que no intervienen en el juicio que podrían influir sobre quién habrá de
decidir, acerca del cual nadie sabe nada y menos se sabe de los expedientes,
porque estos nadie nunca verá ni siquiera el supuesto juez superior.
Es así enredada una obra que intenta dibujar el comportamiento del Estado y la justicia,
donde hay dos sistemas que coexisten en paralelo, se cruzan, entorpecen y hasta
ayudan. Pues uno es cómplice del otro, sobre todo a través de sus funcionarios.
Algo así sucede con “el proceso”, no el de Kafka, sino este que se desarrolla
en Venezuela, mientras mantiene a los venezolanos como en ascuas, sin saber
para dónde vamos, como los juicios y los expedientes de la obra de aquél
significante narrador. Uno, en veces, no sabe si la oposición se opone al
gobierno o le hace la segunda y al revés.
La polarización misma es kafkiana. Buena parte de la gente, partidaria del
gobierno o la oposición, se inventa su propia realidad. Es decir, hay tres
realidades, la oficialista, la opositora y la verdadera. Los del gobierno no
admiten y menos entienden, pues no está en su paisaje “real”, que alguien pueda
tener una posición distinta a esos dos polos. Pero lo mismo creen quienes
hablan en nombre de la oposición o a esta apoyan. Por creer más o menos lo
mismo, desde el punto de vista formal, o por la manera de atrapar la
“realidad”, los dos coinciden en definir como enemigos y desleales a quienes no
comparten sus ideas y propósitos. Como quien no esté con uno de ellos,
necesariamente está con el otro. Porque no conciben exista otro espacio, pues
eso no cabe en sus realidades. Como señores feudales que se disputan el espacio
e ignoran a los campesinos, esclavos, siervos u hombres libres pero sin
tierras. Y esto es kafkiano, como lo es que ambos grupos son extremadamente
acríticos y juran y perjuran que la verdad está de su parte y la realidad es la
que tienen atrapada en sus gualdrapas y hasta pertrechos de guerra.
Pero la realidad es, o pudiera ser, otra, como que hay cifras, según las
cuales, el 46 ó 47 % del venezolano es NI-NI. Siendo así, si repartimos el
restante 53 % entre la oposición, vamos a llamarla de Guaidó, con lo que
estamos haciendo alusión a una realidad kafkiana, pues eso pareciera no ser una
definición precisa sino inventada, el oficialismo y otros abundantes factores
oposicionistas, porque también es kafkiano seguir en eso que en Venezuela hay
una sola oposición, llegaremos a la conclusión que quienes quieren imponernos
sus “realidades”, son una como triste minoría. Y lo son exactamente, en una
lectura de la realidad nada kafkiana, porque los dos se disputan la mayor cuota
de responsabilidad por esta tragedia que casi enluta al venezolano. Acabo de
escuchar en RT, canal ruso y nada interesado en afectar al gobierno, que la
crisis nuestra, aparte de otros factores de los cuales hablaremos luego, se
debe a los malos manejos en materia de política monetaria y la continuada caída
de la producción petrolera. Podríamos hablar de otras fallas y deficiencias,
como la asquerosa corrupción que tiene fugados, asilados y hasta héroes,
vendidos para que los gringos y opositores les perdonen, pero también tiene
todavía mucho encaletado; y de las “expropiaciones”, algunas inventadas o
planificadas para favorecer amigos empresarios arruinados entre otros cosas por
la incapacidad y la obsolescencia planificada, aunque esta se derivó de aquella
y otras cosas. Y las fallas en aquello de producir cambios fundamentales en la
estructura como que garantizara la independencia alimentaria, para lo que a la
gente del gobierno 20 años les ha parecido poco. ¿Es cierto? Pregúntenle a
China y Vietnam.
Pero la oposición también es responsable, porque sus prácticas políticas,
teñidas de violencia, han creado un cuadro para el caos y el ponerse al
servicio de EEUU avalando sus sanciones que lejos de afectar a quienes
gobiernan, se ensañan contra el pueblo. Pues agudizan la crisis y cierran todas
las posibilidades para la ejecución de cualquier política que ella intente
revertir. Es responsable de la especulación desmedida porque la avala con su
silencio y falta de acciones contra ella. Pues esa oposición, no ha puesto
interés en el rescate del país y su progreso económico, cometiendo el error de
inventarse una realidad kafkiana, según la cual, solo llegando ellos al poder,
bajo la orientación y determinación de EEUU y todo lo que eso implica, se puede
salvar la economía nacional. Esa realidad inventada es la que sirve en función
de los intereses de los capitales de aquel país y quienes dentro de Venezuela
están a ellos atados. No satisface el interés de los venezolanos que quieren
construir, aun dentro del capitalismo, una economía próspera y soberana. Y que
la riqueza minera se explote racionalmente para apuntalar hasta donde marque la
discreción esa meta bajo el estricto control de los venezolanos.
¿Acaso no es kafkiano eso de dos presidentes? ¿Qué es eso de un presidente sin
poder ni derecho alguno y qué podría desaparecer en cualquier momento sin que
nadie por eso se sienta ajeno a su auténtica realidad? ¿Qué más que eso es la
pantomima del gobierno panameño que recibe “credenciales” de una enviada de
Guaidó, pero no rompe las relaciones y realiza los operaciones oficiales a
través de las Cancillerías, embajadas y consulados oficiales?
¿Escucharon o leyeron las palabras de Elliot Abrams explicando porque Guaidó no
ha llamado a alecciones, a lo que estaría obligado dentro de su realidad en los
primeros 30 días de asunción al poder? Pues admitió la realidad que corre
parejo a la realidad que se inventaron, que hay un presidente que no lo es y
una obligación a convocar unas elecciones, que por no haberlo hecho dentro de
los treinta días de su gobierno, ya se ilegitimizó; que cómo no es
gobierno real, pero lo es porque ellos le llaman provisional y al otro usurpador,
no puede convocar a esas elecciones hasta que Maduro no se vaya. De donde según
eso que dijo Abrams, Maduro sigue siendo el presidente y Guaidó, que es el
encargado según EEUU y su oposición, no es el presidente ni siquiera en esas
circunstancias inventadas. Busque “El Proceso” de Kafka y vea como aquel genial
narrador parece haber recogido en esa obra lo que aquí acontece.
Sin dejar por detrás que, según el gobierno, cosa que la oposición también
afirma para sacarle provecho en sentido estratégico, estamos en socialismo,
mientras la realidad es que en muchos países europeos, la participación del
Estado en el control y acumulación de capital, es superior a lo que se da en
Venezuela. Y este socialismo, donde el dominio del capital privado es asfixiante
y altamente monopólico, acordémonos del ejemplo Polar, que no se permite
en EEUU, es sin duda enredado y kafkiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario