APUNTES DEL CARTULARIO
Ciro Bianchi Ross
Los ascensos de Batista
Al ex dictador cubano Fulgencio Batista había que abonarle la
persistencia. Tenía 16 años cuando quiso meterse a soldado, que era
una carrera para los pobres, y no lo aceptaron precisamente por
razones de edad. Aun así no se distanció de las instalaciones del
noveno distrito militar, con sede en la ciudad de Holguín; allí quedó
como mandadero y recadero que, por unos pocos centavos y la
abundante comida del cuartel, prestaba pequeños servicios a la tropa.
En Camagüey trabajó como retranquero de los ferrocarriles sin olvidar
su viejo sueño de verse convertido en militar, anhelo que hiciera
realidad a los 20 años. Lo destacaron en Columbia y pasó dos años
como custodio de la finca del presidente Alfredo Zayas, tiempo que
aprovechó para leerse muchos de los libros de la bien nutrida
biblioteca del mandatario.
Transcurrido ese tiempo, reenganchó en las Fuerzas Armadas. Sirvió
como escribiente en las oficinas del Estado Mayor y aspiró a una plaza
de sargento de primera (taquígrafo) que había quedado vacante. La
ganó por oposición, limpiamente.
Se vincula Batista en Columbia a una llamada Junta de Defensa o De
los Ocho que demanda beneficios para clases y soldados. Bien pronto se
percata, sin embargo, de que no hay que pedir lo que ellos mismo
pueden agenciarse. Así, se planifica el golpe de Estado del 4 de
septiembre de 1933 que destituye al gobierno de Céspedes. Para
sustituirlo se constituye la Comisión Ejecutiva o Pentarquía. Pero
Sergio Carbó, uno de sus miembros, daría el tiro de gracia a ese
gobierno colegiado al ascender a Batista a Coronel y designarlo jefe
de las Fuerzas Armadas, para lo que no contó con sus compañeros de
gobierno, Aunque sí con el apoyo de los estudiantes. Entonces Grau, a
propuesta de los universitarios, asumió la primera magistratura.
Fue un acuerdo de los sargentos agrupados en la Junta de Columbia que
el grado más alto del Ejército cubano fuese el de Comandante. De entre
los comandantes en servicio activo habría algunos que, con el grado
transitorio de Teniente Coronel ocuparían las posiciones principales
del Ejército mientras que en un Coronel recaía la jefatura del Estado
Mayor General. Esa jefatura la ocupó, por supuesto, el coronel
Batista. Como coronel jefe del Ejército, Batista fue el verdadero amo
de la nación hasta que se licencia a fin de aspirar a la Presidencia
de la República, que logra en 1940. Es 1942, sin embargo, ascendió a
General ¿Cómo alcanza ese grado si se hallaba, en lo militar, en
situación pasiva?
Cuba declara la guerra al eje Berlín-Roma-Tokio y entra en la II
Guerra Mundial. Con fecha de 27 de enero de 1942 se promulga, bajo la
presidencia de Batista, el Acuerdo-Ley Número 7, conocido también como
Ley Orgánica del Ejército. Dicho documento estableció que habría en
el Ejército cuatro generales de brigada y que uno de ellos, con dos
años de antigüedad en el grado, ocuparía la jefatura del Estado Mayor,
con el grado transitorio de mayor general
En el cuerpo de ese Acuerdo-Ley Batista hizo asentar una disposición
que lo retrata. Dice: “El oficial superior en situación de retiro que
haya ocupado en propiedad la jefatura del Ejército y desempeñe o haya
desempeñado la presidencia de la República, figurará en la relación o
escalafón especial de oficiales de su misma situación, con el mayor
grado o jerarquía reconocido por esta ley”. Ese grado máximo era el de
General y Batista reunía los requisitos. No contento con el auto
ascenso, se propuso consolidar su posición. Para ello modificó la Ley
de Retiro de las Fuerzas Armadas con la adición de un nuevo artículo,
el 48, que expresa: “El militar en situación de retiro que ocupe la
presidencia de la República no percibirá pensión alguna mientras
desempeñe dicho cargo; computándosele el tiempo que lo sirviere como
en activo a los efectos de su antigüedad en el servicio”.
En virtud del artículo 48, Batista, aunque retirado, seguía
teóricamente en el Ejército y acumularía antigüedad durante los dos
años que le restaban para abandonar la Presidencia. Con su grado y el
tiempo requerido, si un testaferro suyo llegaba a la presidencia en
1944, podía nombrar a Batista jefe del Ejército sin infligir la ley.
Circunstancia que no se dio, pero perfectamente posible si su
candidato, Carlos Saladrigas, hubiera ganado los comicios en ese
año.
Una nueva Ley Orgánica dispuso en 1957 la creación del Estado Mayor
Conjunto e introdujo nuevos grados en el Ejército y la Marina. El
oficial superior que asumiera la jefatura del EMC ostentaría a partir
de esa ley el grado de General en Jefe y se distinguiría por cinco
estrellas dispuestas en forma de rombo de sus hombreras. El jefe del
Ejército sería Teniente General, y Almirante, el de la Marina, en
tanto que el Presidente de la República, también con cinco estrellas,
ejercería el mando de las Fuerzas Armadas con el título de Jefe
Supremo.
En esos días se anunció hasta el cansancio que Batista había mandado
ya a confeccionar sus uniformes a fin ponerse personalmente al frente
de las tropas que combatían a los rebeldes. Nunca, con uniforme o
vestido de paisano, se asomó siquiera al teatro de operaciones.
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Ciro Bianchi Ross
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