Fernando Buen Abad, en la Hojilla o “déjame echarte el cuento”.
Eligio Damas
Fernando Buen Abad, pareciera tener siempre la mira entre los ojos. Es capaz de mirar mejor “lo que he mirado a través del cristal de la experiencia”. Por eso percibe fácilmente y desde lejos, con “claridad meridiana”, desde allá de mi “México lindo y querido”, lo que aquí acontece. Es un rincón donde la realidad no molesta. Todo lo contrario de uno, que aquí vive y hasta padece, y no ve lo que él sí. Tiene su mapamundi que toca, retoca, hace girar y donde apunta su dedo, cuando aquél se detiene, allí hace sus predicciones.
Mira con mucha claridad, pese lo lejos de su punto de observación, lo que aquí sucede, hasta mejor que uno, por demás acosado y adolorido por los efectos de la metralla; siendo así es natural se vea tentado a darnos lecciones y aclararnos nuestras dudas. Porque en su participación el programa “La Hojilla” de Mario Silva, se metió en medio del debate que se da en la izquierda venezolana y se puso del lado de uno de los factores, el del gobierno. Por supuesto, eso que el gobierno sea de izquierda, es una manera convencional de plantear el asunto para no entrar a discutir cosas accesorias.
No es igual la visión que uno se forja de la pelea estando allá en los asientos que bordean el ensogado que la que de ella se hace quien está en medio del mismo y con los guantes puestos. No es la misma visión de la guerra que se forja el periodista que la mira por televisión en un cuarto de hotel a la que la vive en medio del campo batalla diariamente, sometido a los efectos e incomodidades que genera la metralla y con sólo los recursos inherentes a la profesión. No es igual la vivencia del asalariado venezolano, aun siendo de la izquierda, que la del intelectual que en actitud generosa y solidaria nos visita. No se siente igual la crisis si uno cobra en dólares, vive en un país donde no está sometido a estas dificultades y solo está aquí por unos pocos días de observador y menos está decidido seguir estando aquí. No es igual el dolor si lo que está en juego es nuestro propio futuro y hasta pellejo, nuestra descendencia o lo de otro. En veces, es bueno advertirle a los amigos, que pese eso, quieran seguir siendo amigos, deben procurar portarse como si fuesen de palo, cuando se llega a ciertos límites. Si se meten en el medio pueden llevar lo suyo. Lo subjetivo que en uno abunda suele hacernos malas pasadas.
Buen Abad, hablando con Mario Silva, quien extrañamente se mostraba comedido y en actitud de escuchar, llegó a lamentar como mucha gente se muestra incrédula entre el riesgo que corremos de someternos a las diabólicas imposiciones del FMI y lo que ahora acontece. Es lamentable, dijo él, palabras más o menos, se piense que “nada puede ser peor que lo que ahora padecemos”. Para Buen Abad, sería muy malo, un gobierno que se vea obligado a bajar la inversión en salud, educación y tantas cosas que el humano necesita. Porque, según él, repitiendo lo que el gobierno asegura, los venezolanos gozan de “servicio de salud gratuito y de alta calidad”. Lo que también acontece en los demás servicios.
¿Buen Abad, se habrá tomado el trabajo de averiguar la certeza de tales afirmaciones? ¿Sabrá que los hospitales son un absoluto desastre donde, en la determinante mayoría de los casos, no hay equipos, servicios especializados, medicinas ni las más elementales y sencillas cosas como algodón, alcohol, etc.? Le recomiendo eso averigüe para lo incorpore a su diagnóstico, pese se conforme atribuyendo ese dantesco cuadro a la guerra económica y pase por alto los antecedentes de la práctica gubernamental, que sirvieron para que quienes nos hacen esa guerra encontrasen dónde y cómo afincarse. Que averigüe y constate como el servicio de salud es por demás precario y eso de lo de calidad no se aviene con lo real. En el área educativa, ahora mismo, se está generando un verdadero caos, por la hiperinflación y la política gubernamental que rebajó drásticamente el salario de los educadores al desconocer los contratos que con ellos firmó. La desmotivación allí crece. ¿Sabrá Buen Abad los motivos todos que llevaron a la caída atroz de nuestra producción petrolera y hasta reservas internacionales? Es bueno lo sepa y evalúe como es. Y tantas cosas más.
Buen Abad se comporta como todo intelectual que nos visita. No es nada original. Si el lector les presta atención observará que hablan como si fuesen uno sólo o quienes repiten una cartilla; nos cuentan el mismo cuento. Para ellos, es suficiente que el gobierno tenga un discurso “antiimperialista”, tanto como que grita a cada instante “¡Yanquis go home!, para que nos sintamos obligados a ser solidarios con él. Eso le califica como de los nuestros, sin importar que lo que haga o deje de hacer, favorece más bien lo que dice combatir.
Así como parece imponerse en mucha gente la idea que lo que pudiera venir no podría ser peor que esto, también se sobrepone aquélla, de intelectuales que nos visitan y unos pocos de aquí, según la cual hay que defender y respaldar a todo trance al gobierno, sin ningún tipo de dudas ni reclamos, porque está formado por gente antiimperialista, lo que demuestra con su claro y estentóreo discurso.
Para ellos, quizás se consideran no pertinentes para eso, no es de su incumbencia meterse en las intimidades de las discrepancias y discrepantes en el campo de la izquierda venezolana, sino que basta lo que el gobierno expresa y ellos perciben y oyen. Pero se meten. Lo que el gobierno elude, no ventila y menos reconoce, que serían sus tantas fallas, errores y omisiones, que han hecho tanto daño como la guerra económica, ellos también pasan por alto. Sería, quizás esto también piensen, meterse en medio de la confrontación y ahondarla. Se trata entonces de tratar de convencer a quienes difieren del gobierno sólo miren al rival fundamental y sus apetitos. Pasan por alto que es una manera de cuadrarse con uno de los puntos de la discrepancia, con lo que hacen un flaco servicio.
Entonces quienes discrepan del gobierno y hasta están seguros de los tantos errores cometidos por éste y los que está decidido a seguir cometiendo, deben consolarse con la buena voluntad que en él existe. Nada ganaremos, piensan Buen Abad y los tantos que como él vienen de fuera y unos pocos de aquí adentro, con pedirle a la gente del gobierno, se autocritiquen, reconozcan errores y hasta los enmienden.
Los destrozos contra el movimiento popular que pudieran acontecer, en buena parte ya están consumados. Pudiera ser peor dejar que a la fuerza del pueblo aniquilen. La división cunde y el descontento crece. No creo, porque Lula y el PT hayan sido “por ahora” derrotados en Brasil y el movimiento popular en otras partes del continente, como que Lenin Moreno haya optado por lo que está haciendo, eso signifique que fatalmente toda esperanza está perdida. Una derrota y otras tantas, no agotan la fe y deseos de de seguir en búsqueda de una mejor manera de vivir para la especie humana. El mundo, pese los deterioros de los cuales es víctima, tampoco se acaba ahorita.
Claro, Buen Abad, no declaró a los discrepantes del campo de la izquierda de “traidores a la patria”, pero sí avaló la idea que quienes forman el gobierno, que no es el presidente sólo, sino una buena cantidad de gente responsable de todo que aquél hace y hasta deja de hacer, son merecedores de respaldo ciego, aplauso y de seguir como vienen, no importa lo que han hecho y hayan de hacer. A ellos nada reclama, como no reclama ninguno de esos visitantes. Pareciera que sólo la buena intención les basta. Y además, están allí, ese es su derecho.
Lo importante es que griten con buenos pulmones: ¡Muera el imperialismo carajo!
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