·
La consulta por el aeropuerto de México:
Un golpe en la mesa que muestra el cambio de timón
Publicado: 31 oct 2018 16:57 GMT
1.8K79
El reciente fin de semana el gobierno electo realizó una consulta entre la ciudadanía para determinar si
seguía construyendo el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) o se
cancelaba este proyecto y se optaba por un sistema aeroportuario (Ciudad de
México, Santa Lucía y Toluca), con un menor costo económico y medioambiental
aunque más limitado en el flujo aéreo y en el tiempo. La consulta fue clara
y ganó la
segunda opción, con un 70 por ciento de las preferencias, y aunque fue un
ejercicio que se puede mejorar en muchas maneras también es cierto que es la primera vez que busca
involucrarse a la ciudadanía en el debate y la toma de decisión de proyectos de alto
impacto social.
Los argumentos técnicos, económicos y medioambientales se han
discutido por casi dos décadas, desde que Vicente Fox lanzó el proyecto del
aeropuerto en Atenco en 2002, y tomaron un segundo aire en el último año al ver
los altos costo económicos y medioambientales del proyecto de Texcoco. A favor del NAIM estaba
el poder político y económico que fue derrotado en las urnas en julio y la
"racionalidad" del mercado neoliberal. En contra, los habitantes de
Texcoco y la mayoría social que hizo una diferenciación entre el
"costo" y el "valor" de las cosas, en este caso
principalmente en términos medioambientales y de sustentabilidad.
"México no quiere más de
lo mismo, no quiere más la política económica neoliberal de los gobiernos
priistas y panistas que mantuvieron los niveles de pobreza y desigualdad
durante décadas".Javier Buenrostro, historiador por la Universidad Nacional
Autónoma de México y McGill University.
Pero la consulta fue más que eso. AMLO ha lanzado su primer
mensaje a todo el que lo quiero escuchar: este gobierno pretende ser un cambio
de régimen, no solo un cambio de administración. Las reglas del juego político
y económico van a cambiar en México. Y eso no es la decisión autoritaria de un
solo hombre, es el deseo de más de 30 millones de mexicanos que le otorgaron un triunfo arrasador y
contundente a ese candidato. México no quiere más de lo mismo, no quiere más la
política económica neoliberal de los gobiernos priistas y panistas que
mantuvieron los niveles de pobreza y desigualdad durante décadas a la vez que sumergieron
al país en la mayor violencia y caos desde los tiempos de la revolución
mexicana, hace casi un siglo.
López Obrador está siguiendo el mandato que le dio
democráticamente en las urnas más de la mitad del país. No más continuismo. Hay
que romper con el Antiguo Régimen y hay que hacerlo ya, pronto. El 1 de julio
el tsunami del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y de López Obrador
arrasó con el PRI y con el PAN, las expresiones políticas de ese viejo orden.
Ahora debe transformar a su poder económico, que se manifiesta en el capitalismo de
cuates que ha vivido
México en los últimos ochenta años y en el neoliberalismo de las pasadas tres
décadas. El NAIM, y sobre todo el negocio inmobiliario que se pretendía hacer
en los terrenos aledaños donde se construiría una 'Aerotrópolis', eran la
encarnación del capitalismo de cuates que tanto mal le ha hecho a México por
décadas. Significaba extender la corrupción y el poder económico de las élites
transexenalmente por casi medio siglo.
Un gobierno que busca ser un cambio de régimen no puede quedarse en ser
simplemente una nueva administración para ese capitalismo de cuates. La
consulta, con todas sus deficiencias técnicas, ha sido un golpe en la mesa que
muestra el cambio de timón que habrá en la política económica. Anuncia que no
buscará nadar de muertito ante decisiones difíciles ni es la intención emular
el gatopardismo que caracterizó la alternancia democrática de Vicente Fox. Para
que la transición democrática pueda concluirse de manera exitosa deben de darse
las transformaciones de fondo que demanda la ciudadanía. En el 2000, en México se votó por
el cambio y todo siguió igual. No otra vez. López Obrador sabe que sus
electores, que son más de la mitad del país, quieren un cambio verdadero y,
aunque toda transición es dolorosa y provoca la resistencia activa del status
quo, debe darse de forma activa y decidida.
Obras de construcción en
el NAIM, Texcoco, México, 29 de octubre de 2018. / Henry Romero / Reuters
Para los que piensan que esto es el inicio del autoritarismo de
AMLO o parte de las derivas de la izquierda, harían bien en recordar cómo las
élites económicas y empresariales suelen ejercer presión y poner el grito en el
cielo ante cualquier iniciativa que modere la avaricia de sus ganancias. Cuando
en 1960, en el contexto de la revolución cubana y que
México no había cortado lazos diplomáticos con la isla caribeña a petición de
los grupos empresariales, hubo un campaña de hostigamiento contra el presidente López Mateos, al que falsa y maliciosamente se le acusaba de
inclinarse hacia al comunismo o un socialismo de Estado. Ante la presión que
pretendía disminuir su autoridad política, López Mateos respondió provocativamente que su gobierno era
"dentro de la Constitución, de extrema izquierda". Eso enardeció a
los empresarios que lo cuestionaron y presionaron públicamente con el
desplegado titulado "¿Por cuál camino, Señor Presidente?", en el que
le reclamaban la política económica del Estado mexicano y le preguntaban que si
México se dirigía a un socialismo de Estado.
López Mateos era un priista hecho y derecho, represor de varios movimientos obreros y fiel
guardián sexenal del capitalismo de amigos. Nunca fue de izquierda y mucho
menos socialista. Pero cualquier acción, o incluso declaración, era cuestionada
y reprobada por las élites económicas que no permitían ni la menor insinuación
que pudiera atentar contra sus privilegios. Hoy, el poder económico del Antiguo
Régimen rechaza las acciones de López Obrador y las etiqueta de autoritarismo o
del inicio del socialismo de Estado. Igual que en 1960 con López Mateos;
muestran poca imaginación en sus ataques.
¿López Obrador propone un socialismo de Estado?
Para nada. Hasta el momento solo se ha manifestado contra la
corrupción y el capitalismo de amigos. La cancelación del aeropuerto también significa que la racionalidad del
mercado no es, ni remotamente, la única que se debe
tener en cuenta para tomar decisiones.
En un régimen político que aspire a ser verdaderamente democrático, el bien
común y la racionalidad que se deriva de él debe estar por encima de la lógica
neoliberal del capital cuyo fin es maximizar los beneficios para unos cuantos.
He leído en alguna columna de opinión que el mercado, todopoderoso, venció a
todo aquel que intentó desafiarlo, por lo que entonces parecería que no hay más
camino que someterse a él.
"La verdadera transformación política exige un cambio de
régimen y no nada más de administración; se necesita de un presidente y no
solamente de un gerente".Javier Buenrostro, historiador por la Universidad Nacional
Autónoma de México y McGill University.
Los mercados internacionales y las bolsas de
valores reaccionaron
positivamente al triunfo de Bolsonaro en Brasil, mostrando que el autoritarismo y el fascismo
son bien vistos por la racionalidad económica y del mercado. Por eso hay que
saber distinguir. La racionalidad política de la democracia y del bien común de
la sociedad choca muchas veces con la racionalidad económica del mercado y de
la noción de bien privado que impera en las élites económicas neoliberales. Tal
vez nos haga falta releer a Max Weber para entender estas sutiles pero
importantes diferencias.
En el 2000, México votó por la
alternancia democrática y favoreció la llegada al poder de un gerente de la
Coca-Cola, el panista Vicente Fox. Ese gerente administró el mismo modelo económico y México fue un
ejemplo perfecto de la política lampedusiana donde todo cambia para que todo
siga igual. La verdadera transformación democrática que exigió la ciudadanía en
las pasadas elecciones radica en separar el poder económico del poder político.
Que la vida pública no sea un "quítate tú para ponerme yo" eterno y
recurrente. Y para eso se necesita un cambio de régimen y no nada más de administración;
se necesita de un presidente y no solamente de un gerente.
López Obrador ha mandado
la primera señal de su gobierno, esperemos que esto signifique una verdadera
transformación de la vida pública en México.
@BuenrostrJavier
Las declaraciones y
opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su
autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.
No hay comentarios:
Publicar un comentario