Bajo las dos últimas administraciones presidenciales, 717 han sido devueltos a la Isla
MIAMI, Estados Unidos.- Un total de 717 nacionales cubanos han sido deportados de Estados Unidos a su país de origen bajo las dos últimas administraciones presidenciales en EE.UU. De ellos 416 durante los ocho años de George W. Bush en la Casa Blanca, mientras que bajo el mandato de Barack Obama han sumado 301.
Sin embargo, los números se quedan muy por debajo de la cifra de cubanos que Estados Unidos quiere devolver a la isla caribeña. Alrededor de 35 500 isleños aguardan por su deportación debido a que han cometido delitos calificados de graves por la justicia norteamericana. El asunto ha ocupado un lugar particular en la mesa de negociaciones entre ambos países tras el reinicio de las relaciones diplomáticas.
Desde el año 2000, 792 cubanos han sido devueltos a la Isla, revela un informe dado a conocer por la cadena Telemundo, pero desde que en 1984 el presidente Ronald Reagan llegara a un acuerdo con el gobierno cubano al respecto, las deportaciones de cubanos con antecedentes delictivos en EEUU se han estado ejecutando regularmente, según indican estadísticas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) estadounidense.
“El ICE continúa buscando remover a nacionales cubanos con orden final de deportación que no han sido ejecutadas y prioriza a todos los extranjeros en esa situación, incluidos aquellos que aparecen en la lista de 1984, basándose en motivos de seguridad nacional, seguridad pública, y prioridades de seguridad en las fronteras”, dijo a Telemundo Néstor Yglesias, portavoz del ICE en Miami.
Por su parte, Jennifer D. Elzea, portavoz de la oficina del ICE en Washington, dijo a la cadena noticiosa que “el costo de la operación para sacar a un individuo de Estados Unidos, desde el momento de su identificación hasta el paso final de la deportación fue de 12 213 dólares en el año fiscal 2015”.
“Esto incluye todos los gastos necesarios para identificar, detener, procesar a la persona en una corte de inmigración y removerlo del país”, añadió la funcionaria, quien además especificó que solamente sacar a la persona de EE.UU. costó en 2015 un promedio de 1 962 dólares.
En los últimos 32 años, se priorizaron los casos incluidos en una lista de deportación de “marielitos”, parte de los más de 125 mil inmigrantes cubanos que llegaron durante el éxodo de Mariel.
De ellos, 2 746 quedaron sujetos a deportación por haber participado en el motín de Fort Chaffee, Arkansas, en 1980; así como en las también violentas revueltas de Atlanta, Georgia, y Oakdale, Luisiana, ambas en 1987.
De ese listado original, ya fueron devueltos a Cuba 2 022 individuos, y solamente 478 quedan pendientes de deportación. 246 han muerto durante ese tiempo.
Por esa razón, “en este momento, el ICE ha agotado las posibles acciones en base a la lista del acuerdo de 1984 y no tiene capacidad para ejecutar la deportación de estas personas por motivos diversos (encarcelamiento, cambio de estatus migratorio, fallecimiento, edad avanzada o problemas de salud de la persona). Sin embargo, si las circunstancias cambian en el futuro, el ICE tomará las medidas de ejecución en base a sus prioridades”, añadió Néstor Yglesias.
Las cifras de cubanos condenados por delitos graves continúan en aumento. Se han dado varios casos de emigrados en años recientes sentenciados por delitos como tráfico humano, fraude al Medicare, narcotráfico y robo de tarjetas de crédito.
Como entre Cuba y EE.UU. no existe un tratado de repatriación para estos casos, los cubanos que terminan de cumplir sentencias en cárceles estadounidenses no son automáticamente deportados a la Isla, sino que deben ser llevados ante un juez de inmigración para que dicte su orden final de deportación, así como mantenerse localizables para las autoridades.
“Es de esperar un aumento de cubanos removidos de Estados Unidos” debido al acercamiento entre La Habana y Washington, apunta Willy Allen, quien ha representado a clientes en peligro de deportación. Aunque no piensa que se produzcan deportaciones masivas, debido a que “Cuba no tiene la capacidad económica para asimilar grandes grupos de personas y muchos de estos casos son de difícil reinserción en la realidad cubana, donde no tienen ya familia ni contactos”.
Tras una ronda de conversaciones en La Habana el pasado julio, la parte estadounidense insistió en que el gobierno cubano debe aceptar el retorno de sus nacionales que han sido removidos del territorio de EE.UU.
El dilema de los retornados a Cuba pasa por que algunos de ellos regresen como balseros. José Pablo Ferrer García, un refugiado de Mariel que fue deportado a Cuba el 16 de octubre de 2014, fue detenido en altamar el pasado abril por guardacostas estadounidenses y pudo argumentar ante un juez que fue víctima de acoso y persecución durante su estancia en Cuba.
En el caso de Ferrer García, defendido precisamente por el abogado Willy Allen, se congeló la nueva deportación e incluso se le otorgó un permiso de trabajo.
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