Ratones del cuento del flautista de Amelín
La receta de los ideólogos de la llamada “Democracia representativa” para los países en desarrollo y subdesarrollados de América Latina es la del “capitalismo salvaje”, es decir un sistema económico de “libre mercado” en el que mientras menos intervenga el Estado en la regulación de la economía mejor será para el desarrollo de las naciones, reduciendo la democracia formal a la celebración de elecciones- o a farsas electorales- en las que cada cuatro años se elige un Congreso y un Presidente cuyas funciones únicas es servir y garantizar a los más ricos el control del poder de la economía de los países, dejando para los pobres de la tierra y las ciudades, el hambre y la miseria que solo conducen a la desesperación, a la explosión social y al éxodo masivo de sus habitantes, como está ocurriendo en estos momentos en la república centroamericana de Honduras con una caravana de seres humanos que avanza ya por el territorio mexicano en la esperanza ingenua de llegar a la frontera de Estados Unidos- tal flautista de Amelín como el del famoso cuento infantil que llevó a miles de ratones que le seguían, a una trampa mortal – también en busca estos ratoncitos de su anhelado “sueño americano”.
En Honduras hay elecciones cada cuatro años en las que se eligen Presidentes, Congresistas y Senadores de acuerdo a las reglas de la llamada “Democracia Representativa”. Pero allí no hay justicia social porque impera en la economía “el capitalismo salvaje”. Por eso en Honduras hay hambre, miseria y desesperación. Por eso las “caravanas” de hombres, mujeres y niños famélicos que avanzan dislocados en filas humanas como los ratones del cuento del flautista de Amelín-
Es el capitalismo salvaje. Es la de nunca acabar. Ahí se las dejo y los pongo a pensar.
Y hasta la próxima entrega de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
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