Desafíos
para un sufrido México
Por
Hedelberto López Blanch
Si por fin este
primero de julio alcanza la presidencia el candidato del Movimiento
Revolucionario Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador después de haber
perdido en los comicios anteriores realizados en 2006 y 2012, deberá enfrentar
numerosos desafíos que han marcado a este país durante décadas y otros que se
han presentado recientemente.
Se estima
que votarán entre 50 y 55 millones de los 90 millones empadronados y aunque las
últimas encuestas dan como amplio favorito a López Obrador (AMLO) con un 50,8 %
de intención de votos por encima de Ricardo Anaya del PAN (24,8 %), José
Antonio Meade del PRI (21,6 %) y Jaime Rodríguez (Independiente con 3,7 %),
hasta que los habitantes no ejerzan el sufragio, no habrá nada decidido debido
a las denuncias de fraudes que han ocurrido en anteriores comicios.
En la lid de
2006, tras dos meses de denuncias de fraude y protestas masivas, el oficialista
Felipe Calderón obtuvo la presidencia con 14 916 927 sufragios y López Obrador 14 683 096, una diferencia de 0,56 %.
En la del
2012, AMLO alcanzó 15,8 millones de sufragios por 19,2 de Ernesto Peña Nieto
del PRI con nuevas y abundantes denuncias de fraudes y compra de votos que
sumaron, según datos extraoficiales, a más de 5 000 000.
Ya en estas
nuevas elecciones, varias agrupaciones y organizaciones sociales han presentado
pruebas de compras de sufragio a precios que oscilan entre 30 y 160 dólares
dependiendo de la zona geográfica y amenazas a los pobladores para que
entreguen sus boletas a cualquiera de los candidatos que no sea a López
Obrador, además de que la violencia ha llegado en esta campaña a grados
inauditos con el asesinato de más de 120 candidatos a alcaldes, diputados,
líderes sociales.
México es
una nación que a pesar de sus riquezas y ocupar el lugar 16 entre 189 países
del mundo con un Producto Interno Bruto (PIB) de 987 000 millones de dólares, presenta
uno de los mayores índices de inequidad de la región.
Las
políticas neoliberales y el Tratado de Libre Comercio con América del Norte
(TLCAN) el que insiste en revisar el presidente estadounidense Donald Trump
para que Washington obtenga mayores beneficios, han motivado que desde el año
2000 bajara del lugar noveno al ser superada por Brasil, Rusia, India, España,
Corea del Sur, Australia e Indonesia, según la tabla económica del FMI.
El 86 % de
las importaciones mexicanas provienen del Norte, mientras que el 70 % de sus
exportaciones van hacia ese mercado, controladas en su mayoría por compañías
estadounidenses y transnacionales que obtienen abundantes ganancias.
Datos de
organismos sociales indican que México es uno de los países más desiguales del mundo
pues el 1 % más privilegiado recibe el 21 % de los ingresos de la nación y el
10 % más rico posee dos terceras partes de toda la riqueza del país.
Mientras 16 multimillonarios mexicanos viven en la mayor opulencia, 55
millones de personas sobreviven bajo la línea de pobreza y 23 millones ni
siquiera alcanzan adquirir la canasta básica alimentaria.
Un informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval), asegura que más de 20 millones de niñas,
niños y adolescentes viven en hogares pobres y muchos de ellos están en las
calles en busca de algún sustento.
De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación Empleo 2016,
2.6 millones de menores entre 5 y 17 años para poder ayudar a la familia
estaban trabajando en ocupaciones no permitidas, sin tener posibilidades de
estudiar.
El 48 % de las escuelas públicas carecen de acceso a drenaje, 31 % no
tienen agua potable, 12.8 % no cuenta con baños sanitarios y 11.2 % no poseen
energía eléctrica.
El acceso
a la salud pública es sumamente deficiente y muy pocos pueden pagar consultas o
cualquier atención en la mayoría de las clínicas y hospitales privados.
La
corrupción esta enraizada por todo el país, junto al accionar violento de las
bandas de ladrones y de narcotraficantes que provocan anualmente miles de
víctimas en el país.
Para los
próximos años, los analistas destacan que continuará una economía pobre y
excluyente, alta dependencia importadora combinada con un esquema primario
exportador, relaciones comerciales concentradas en oligopolios, baja
productividad y una economía cada vez más financiarizada gracias a una política
oficial que dirige grandes cantidades de dinero ociosos en transacciones
financieras con utilidades record pero sin inversiones productivas.
El
programa de López Obrador presenta fuertes contrastes con el de sus oponentes.
Promete un proyecto real con alternativas al que se ha hecho en anteriores
gobiernos, más soberano y construir una economía en base a las posibilidades
reales del país, eficaz y justo.
Plantea
que el dinero público no se puede utilizar en prácticas de derroche; derivar el
4,1 % del PIB a infraestructuras y programas sociales; duplicar las pensiones
hasta 1 100 pesos; contratar a jóvenes que no estudian ni trabajan para
capacitarlos y darles empleos; aumentar el salario mínimo; duplicar el
crecimiento económico hasta el 6 % a finales de su mandato; recuperar el
servicio de salud para toda la población; rescatar la producción de PEMEX;
apoyar a productores nacionales con subsidios y créditos para disminuir las
importaciones, y política de cero endeudamiento.
En caso de que los
pronósticos se cumplan, el 1 de julio será una jornada histórica para México.
Después de casi ochenta años un
candidato con agenda nacional-popular podría ganar la presidencia,
aunque los retos serán abundantes.
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