La prepotencia apunta a una guerra comercial
Por Hedelberto López Blanch
Con su actitud característica de persona omnipotente, el presidente de Estados
Unidos, Donald Trump,
firmó y enseñó los documentos que imponen un arancel del 25 % sobre las importaciones de acero y del 10 % a las de aluminio.
La medida que podría entrar en vigencia a finales de marzo ha sido
rechazada por varios miembros de su propio partido Republicano y por
representantes de países que se verán afectados con la medida, la cual abre las
puertas a una indeseada guerra comercial.
"Hoy, estoy defendiendo la seguridad nacional de Estados Unidos.
Cuando estamos atrasados en cada país, las guerras económicas no son malas,
cuando estamos abajo en 30, 50 o 100 millones, la guerra comercial no nos
duele, veremos a ver qué pasa", afirmó el mandatario durante la ceremonia
sin importarle los daños que pueda crear para el intercambio internacional de
mercancías.
“Tenemos déficit masivos en nuestro país y vamos a arreglarlo de una
manera muy amorosa, nos querrán mucho mejor y nos respetarán mucho más”, añadió
Trump que sacó a relucir la vieja política norteamericana de tratar a las otras
naciones con el palo y la zanahoria.
Al parecer la palabra “amor” que utilizó lo hizo para adormecer a los
dos socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México y
Canadá, con los cuales esta negociando una nueva versión del convenio que
ofrezca muchos más beneficios económicos a Estados Unidos de los que ya
obtiene.
Sin ambages señaló que por ahora no se le impondrá esos aranceles a esas
dos naciones hasta ver qué acuerdos de seguridad nacional para Washington se
alcanzan. Más claro ni el agua: si no aceptan todas las condiciones del gigante
del norte y prácticamente si no obtiene todas las prebendas que solicita, se
les impondrá la medida proteccionista.
La decisión presidencial ha tenido fuerte rechazo dentro y fuera de
Estados Unidos y hasta la han criticado miembros de su Partido Republicano.
Gary Cohn, el
principal asesor del presidente, veterano de Wall Street, Golman Sachs y
artífice de las reformas aprobadas por Trump el pasado año, renunció a su cargo
por oponerse al incremento de los aranceles.
El senador Jeff Flake informó que redactará e introducirá inmediatamente
un proyecto de ley "para anular
esos aranceles", e instó a sus colegas "a que lo aprueben
antes de que este ejercicio de proteccionismo cause más daño a la
economía".
El legislador republicano por Arizona
manifestó, en entrevista con la cadena televisiva NBC, que permitir a una sola
persona tener un control casi total de las tarifas 'no es la forma de hacer
negocios'.
Flake reconoció que sería difícil
para el Congreso obtener mayoría en un proyecto de ley destinado a bloquear los
aranceles, pero aseguró que debe intentarlo.
Paul Ryan, presidente
de la Cámara de Representantes, dijo que la medida ejecutada es más propensa a
represalias que si se hubiera dirigido contra determinados países como China.
En el ámbito internacional, el director de la Organización Mundial del
Comercio (OMC), Roberto Azevêdo, advirtió
que el mundo está en riesgo de una "guerra
comercial", mientras que desde el Fondo Monetario Internacional
(FMI) alertaron
que esos aranceles pueden "causar
daños no solo fuera del país, sino también a la economía
estadounidense".
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo que
propondrá nuevas tarifas para los productos estadounidenses de renombre, como
Harley-Davidson y Levi's, entre otros.
En esa misma concepción, la comisaria europea de Comercio, Cecilia
Malmstrom expuso que la motivación de Washington es "una salvaguardia
económica disfrazada y no una medida de seguridad nacional", y que planean
aplicar aranceles del 25 % a diversas importaciones estadounidenses por valor de 2.800 millones de euros
como reacción a las disposiciones de Trump y adicionar una demanda ante la OMC.
Otros dos importantes aliados, Japón y Corea del Sur emitieron similares
criterios pues para el ministro
de Relaciones Exteriores japonés, Taro Kono, la decisión probablemente tendrá
un gran impacto en los datos económicos entre las dos naciones y en la economía
global por lo cual responderán de manera adecuada. Argumentó que las
exportaciones de la nación asiática no representan una amenaza para la
seguridad, sino que por el contrario han contribuido a incrementar las
industrias y los empleos en Norteamérica.
Corea del Sur, mediante su ministro de
Comercio, Industria y Energía, Paik Un-Gyu, puntualizó que consideran presentar
una queja ante la OMC.
En el
fondo, la verdadera razón del proteccionismo comercial lanzado por Washington
es que sus estrategas observan como en los últimos años, China y Rusia, dos de
sus principales enemigos, han estado alcanzando relevancia estratégica en la
arena internacional.
Especialmente
los analistas consideran que Beijing superará a Washington como primera
potencia económica mundial, mientras que en el plano militar, tanto China como
Rusia han tenido un poderoso desarrollo que pone en jaque la política de
amenazas bélicas desarrollada por las administraciones norteamericanas desde
finales del siglo XIX.
En cuanto a los impuestos al acero y al aluminio, fijémonos que China solo ocupa el número 11 entre
los 110 países que exportan esos materiales a Estados Unidos. Por orden de
importancia aparecen: Canadá (16,7 %); Brasil (13,2 %); Corea del Sur (9,7 %);
México (9,4 %); Rusia (8,1 %), Turquía (5,6 %); Japón (4,9 %); Alemania (3,7
%); Taiwán (3,2 %); India (2,9 %); China (2,4 %).
Por eso,
con paciencia y sin alteraciones, el ministro de Exteriores de China, Wang
Yi, declaró
que de parte de su país habrá una respuesta "apropiada y necesaria".
La guerra económica ha comenzado, esperemos que la agresividad norteamericana
no provoque otras mayores consecuencias.
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