ELIGIO DAMAS
Pese mi ignorancia, bajo nivel
académico y estatura de funcionario al servicio del Estado como simple maestro,
llevo años intentando entender por qué a esto, en lo que ahora vivimos, lo
llaman socialismo. Aunque desde el bando opositor y hasta gente que uno cree
llena de buena fe, lo califican tajantemente de comunismo puro. De donde
aquello que Marx llamó estadio del más alto nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas y en consecuencia por demás abundancia, es en verdad esto, porque a
ellos eso se le ocurre y en algo les ayudan quienes ahora gobiernan. Empeñados
en hablar de una plaza o meta que lejos, muy lejos, aún les queda y a la que al parecer nunca
llegarán, porque la vida, el mundo real, no les hace mucho caso. No puede el
humano atarla, meterla por un callejón y obligarla a transitar rumbo y ritmo
por él determinados, pues éste no existe. Eso, justo, es la diferencia entre
Hegel y Marx. Entre la vida y la muerte.
Pero también me devano los sesos
procurando acercarme aunque sólo eso sea, a las ideas que manejan quienes
gobiernan. Cómo ellos atrapan lo real y la concordancia entre este y lo que
hacen o simplemente dejan de hacer.
Después de tanto tiempo en esa
vaina, tanto esfuerzo, como que dos veces me he enfermado en los últimos meses,
siendo esto ahora un lujo que uno no puede darse, me hallo de repente como con
“La joya del Nilo” o el “Oráculo de Delfos” que me despejan la enredada trama.
Elías Jaua, ministro de educación, en
su más reciente artículo titulado “La vía venezolana al socialismo”, pinta allí
– permítaseme esta expresión como cursi y hasta un lugar común – un bello
cuadro de cómo construir el socialismo y no morir en el intento. Ningún teórico
o afanado intérprete del mundo ha sido tan claro como él, al momento de explicarnos dos cosas que no
acabábamos de entender. Una, cómo esto en lo que vivimos –si a esto se le puede
llamar vida – donde un docente no gana para comprarse dos pollos mensuales, es
el socialismo, el mismo desde los utópicos hasta Marx mismo. Otra, la clarita
manera de hacerlo como nos lo explica Elías, quien por cierto, todavía no tiene
claro el simple rollo pedagógico y comercial de las canaimitas.
Aparte de todos los teóricos del
marxismo que en el mundo han sido, a los cuales Elías para nada alude y eso
está bueno, porque no son ellos quienes deben interpretar nuestro espacio real
y concreto, acude a frases sueltas de Chávez, quien tampoco está aquí y como
antes dije, nos describe el hacer en un tono dialéctico, normalmente
ininteligible cuando se trata de otros, sino que nos pinta un cuadro algo sencillo,
para mejor entender. Nada de esas explicaciones complicadas y esfuerzos
inútiles como intentar atrapar un ratón en el espacio abierto.
Elías nos explica en pinceladas
sencillas y ligeras llenas de dialéctica y razonar tan ágil y bello como el
baile clásico, cómo se hace el socialismo del
siglo XXI a la venezolana, ese que ellos construyen y por tanto están en
transición. Veamos
1.-"El socialismo libera; el socialismo es democracia y la
democracia es socialismo en lo político, en lo social y en lo económico".
Más claro no canta un gallo. Elías tomó eso y lo trasladó para acá. Aquí
todos estamos liberados. Quien quiera más libertad que se vaya donde nada pueda
hacer.
Tenemos libertad para
morirnos de hambre, tanto que el ingreso mensual no alcanza para un día. Y con
esto entro en eso que Elías llama “democracia en lo político, social y
económico”.
¿Qué más libertad queremos? ¿Acaso
los comerciantes no hacen lo que les da la gana, como poner precios a su
antojo?
La libertad es tan grande
que cada comerciante pone dos precios, el de efectivo y electrónico. Donde en
Venezuela las cosas cuestan según se paguen, no importa que sea al contado. Una
de ellas, el electrónico, creado para facilitar las cosas, acá se usa con
libertad para atracar al venezolano, hacerle la vida más insoportable con toda
la certeza que lo podrá hacer libremente, pues el gobierno a eso no le para. Y
no hay libertad para averiguar sobre la mafia detrás de esa descomunal estafa.
Luego agrega Elías con
tanta claridad, coherencia y pertinencia que uno se asombra de haber sido tan
pendejo devanándose los sesos tratando de entender una vaina tan clara. Y que
aquí frente a uno acontece.
2.-"La transformación de la base económica del país para hacerla
esencial y sustancialmente democrática, porque la base económica de un país
capitalista no es democrática. El problema es económico, no se puede separar lo
social de lo económico".
La base económica del país
donde vivimos y Elías es alto funcionario desde hace casi veinte años, es por
demás democrática. Y lo es porque es socialista, según él y otros más. Con lo
que le sirven la mesa a los enemigos del cambio y la justicia. No porque aquí
haya un capitalismo ramplón y más salvaje que aquel cuyo barco abordó Elías
tanto tiempo atrás. ¡Somos iguales! Tanto que un maestro vive como Elías y
hasta Lorenzo Mendoza. Porque, como dijo el primero, “no se puede separar lo
social de lo económico”.
¿Cómo ha logrado pintar ese bello paisaje, como si
fuese Trino Orozco o Pedro Manuel González, donde las palmas se mueven, se ve
correr el viento, el reflejo de las aguas de la sabana y todo?
Plasma pues una
equilibrada percepción dialéctica. Pues con una conclusión Elías, deja todo listo y puesto. Tanto que el
socialismo nuestro marcha sobre ruedas. ¡Y pensar que uno tan lerdo no lo ve!
3.-"Tenemos que asociarnos con los productores, pero tenemos que
injertar la propiedad social, el espíritu socialista, a lo largo de toda la
cadena".
Si algo ha hecho bien el
equipo que gobierna es eso. Sobre todo cuando Elías anduvo en uno de esos
asuntos de las tierras. Donde dejó tanta obra como en el motor farmacéutico,
donde no hay rolinera o engranaje que no funcione muellemente. Eso de las
medicinas es una muestra portentosa de cómo hay democracia y libertad. Si no
tienes real para pagar lo tanto que cuestan tienes toda la libertad de morirte
de mengua. En toda la cadena predomina el espíritu socialista. No se ve
especulador por ningún lado, menos quienes escondan las cosas para venderlas
más caras, tampoco bachaqueros, sino puro socialista y hasta damas de la
caridad en cada perno de la cadena.
Pero no se queda allí,
en pintarnos el cuadro, sino que tiene claro lo que han hecho, veamos como lo
explica:
4.-"Para la
construcción del socialismo, de nuestro modelo, nosotros …. de creación de lo nuevo, como una
red, que vaya como una gigantesca telaraña cubriendo el territorio de lo
nuevo".
Si algo me quedó claro, de
cómo se hace el socialismo nuestro, según Elías, es eso de la telaraña.
¿Qué mejor manera de vernos
en un retrato? ¿Cómo explicarlo mejor?
Venezuela, esta socialista
del siglo XXI, según Elías, su palabra vaya por delante, es pura telaraña. Por
dónde usted pase verá el tejido en abundancia. En la red eléctrica, la
telefónica, SUNDEE, SUDEBAN y hasta PDVSA están cubiertas, no por un manto
sutil, frágil, fino de telaraña, sino al contrario, de telaraña en bruto, en
rollos, de las más tensa y mohosa. Sin hacer alusión, por delicadeza y lo
balurdo, al montonón de huecos en calles, avenidas y carreteras. Lo del efectivo
es una inmensa telaraña y por demás enredada que nadie, por mucho que jorungue
o hale, hallará la punta de aquella.
Pero en donde Elías se
desborda en capacidad dialéctica para hacernos entender cómo se hace el
socialismo, una vaina tan complicada como imaginarse un palo de una sola punta,
es cuando dice:
5.- "El cambio cultural. Todo esto tiene que ir impactando en ese
nivel cultural que es vital para el proceso revolucionario".
Cuanto me costó el sólo
intentar entender este asunto tratado por tanta gente llena de “ideología”, por recordar a Ludovico, que Elías explica tan
sencillo y sin ánimo alguno de eso, ideologizar. ¡Abajo los manuales!
¡Cómo ha cambiado el
venezolano! La cultura capitalista “se le fue para el carajo”. Se le borró, por
los efectos del tiempo y el ambiente, como los colores de un paisaje en un
lienzo sin cobijo. Es un tipo socialista por los cuatro costados, pues ha
avanzado al mismo ritmo de los cambios anteriores.
Y Elías desgaja todo su
potencial, delicadeza y capacidad persuasiva y habla de la “nueva hegemonía”,
un poco eso de “nunca nos iremos del poder”, por estar seguro de la obra hecha.
Pero, para ser justos y equilibrados, como lo ha sido Elías al explicarnos cómo
se construye el socialismo, advierte que esa hegemonía supone el” convencer”.
Muy distinto a la manera indelicada de Delcy, quien según Vladimir Villegas,
dejó la impresión de autoritaria.
¡Y hay qué ver como quedé convencido!
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 3/21/2018 06:12:00 a. m.
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