viernes, 6 de octubre de 2017

WASHINGTON, CUBA Y MIAMI

Washington, Cuba  y Miami


Es   verdad que nadie puede discutir a estas alturas.  Y es que la administración Republicana del Presidente Donald Trump por razones electoreras le ha entregado el control  de la política exterior  de su gobierno  hacia Cuba a la extrema derecha cubana de Miami que tiene como figura central  al Senador Marco Rubio, quien además y no por casualidad forma parte principalísima  del  Comité  de Inteligencia  del Senado federal,  que es el que tiene  la responsabilidad  de investigar al propio actual  mandatario norteamericano sobre sus relaciones  con Rusia durante la campaña presidencial que lo llevó a la Casa Blanca.  Es como poner a un zorro a vigilar el gallinero.
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Y esto no solo es muy grave e irresponsable de parte de un gobierno como el de Estados Unidos, por cuanto de ello se deriva que si por razones políticas  internas  como es la de complacer las ansias  de revancha  de la extrema derecha cubana  de Miami contra Cuba  y su pueblo, no sería extraño siguiendo ese camino oportunista, que  mañana el Presidente Trump decidiera agriar las relaciones de su país con Vietnam con cualquier pretexto- cierto  o  fabricado- con tal  de  lograr  atraer  a unos cuanto votos de vietnamitas electores  del Estado de California que se proclaman “trompistas” de nuevo  cuño como es el caso del Senador Rubio y sus adláteres del Miami anti-cubano.
A todas  estas la razón que pretexta el gobierno del Presidente Trump para llevar las relaciones diplomáticas  con Cuba  al punto de una posible ruptura  total, es la de los supuestos ataques  sónicos sufridos por  funcionarios diplomáticos norteamericanos  en La  Habana que según dicen ellos  mismos, muchos  de estos actuaban en Cuba  en funciones  de inteligencia,  es decir en labores  de espionaje, una inusitada  admisión por parte del  Departamento de Estado nunca antes vista en el largo camino de las relaciones entre Washington y La Habana.
Lo cierto  es que el gobierno norteamericano  no dice que ha sido  el gobierno cubano el autor  de los susodichos y misteriosos ataques  acústicos. Agregando que  el retiro  de veinte de sus diplomáticos  de  la Embajada  en La  Habana no se hace para castigar  al gobierno  cubano -puesto que  es inocente de tal agresión- sino que  el  objetivo  es proteger a su personal  de posibles nuevas agresiones  acústicas. ¿ Pero entonces  como no retirar  a todo  el personal diplomático incluyendo al Embajador en funciones si de lo que se trata  es de proteger  a sus  funcionarios  de  posibles nuevas agresiones?
Por otra parte la orden de expulsión de los funcionarios cubanos  de su Embajada en Washington no resuelve  el  caso de lo que supuestamente ocurrió con los diplomáticos  norteamericanos  en La Habana, por el contrario esa decisión del gobierno  de Trump solo sirve para dañar  aún más las relaciones entre ambos  países- que es lo  que  persiguen  Marco Rubio  y la extrema derecha cubana  de Miami-  a la vez que  golpea a los  cubanos que viven en Estados Unidos,  puesto que dificulta los  viajes    de ellos a Cuba, como a la vez el cierre  de las actividades  consulares  de la Embajada norteamericana en La Habana, hace casi imposible  a los cubanos  de la isla visitar a sus familiares  que viven en Estados Unidos.
Si se les preguntara a los  cubanos  de la  isla y a la inmensa  mayoría  de los que viven en Estados Unidos  si está de acuerdo con las represalias dictadas  por  el gobierno  de Trump contra  Cuba,  un NO rotundo sería la respuesta.
Complacidos están Marco Rubio y la extrema derecha cubana  de Miami con haber llevado  al Presidente  Trump a una encerrona de la cual  le sería  difícil salir.  ¿ Qué camino le queda al Presidente  Trump-  romper  las relaciones  diplomáticas  con Cuba y cerrar  su embajada  en La Habana  y  la  de Cuba  en Washington ? ¿O es acaso que espera una rendición  incondicional del  gobierno cubano? En esa estamos con el dominó trancado por culpa  de Marco Rubio y la extrema derecha cubana  de Miami. Es que no  hay peor cuña  que la del mismo palo.
Les habló para Réplica  de Radio-Miami su director Max Lesnik

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