ELIGIO DAMAS
A “Fuente Ovejuna”, uno de estos días, después que Antonio Barreto Sira asuma como gobernador, en virtud de haber sido electo limpiamente con un margen del 5 por ciento, una diferencia aproximada de 32 mil votos, que no hubiese sido difícil superar si las cosas se hubiesen hecho como debe ser, tanto como escuchar a la gente del pueblo, se aparecerá encabezando una larga corte, después que oigamos fanfarrias, cañones y cohetes, el gran “Comendador”.
¡Son vainas de la vida! Dios envió desde el cielo a ciertos hijos suyos para que gobernasen en su nombre y potestad. Así nació el derecho divino de los reyes que en la España de hoy tiene en el trono a Felipe, el hijo de su padre, mientras este bebe “encapillao”. Ya no sale a matar elefantes ni perseguir damiselas porque por fallarle las piernas no se levanta como debe, menos corre y ellas ni para el equilibro ya le dan.
Según el Inca Garcilaso, en “Los Comentarios Reales”, el “padre sol”, viendo a los “hombres vivir como fieras y animales brutos, se apiadó y hubo lástima y envió del cielo un hijo y una hija de los suyos para que los adoctrinasen”, y sobre todo para “viviesen como hombres en razón y urbanidad”. La primera es la visión Europea del derecho de determinados individuos, los reyes, a gobernar y hasta traspasar el poder a los suyos. La segunda es la nuestra; es decir la de esta parte del mundo que, por otra arbitrariedad, los europeos creyeron suya, como quien se encuentra algo insignificante en el camino y la llamaron América. Es quizás también el inicio de la propiedad privada en nuestro mundo, con esos “hijo e hija de los suyos”, pues si bien es cierto que los Incas, para hablar sólo de ellos, tenían, entre tantas, unas relaciones algo parecidas a lo que llamamos socialismo, entre ellos ya existió la propiedad individual, de la comunidad, familia e Inca.
Esa idea, la del “gran Poder de Dios” y la del sol, que en fin de cuentas es el mismo Dios, para mandar, transmitir el poder, en buena medida se dice que aun funciona, por lo menos en teoría. Dios, no el sol, sino el pueblo, porque es la del pueblo la voz de Dios, dispuso que en Anzoátegui gobernase por los próximos cuatro años un señor tal como un muerto que se levanta de repente, cada cuatro años, de una tumba añeja. Pero como ya es habitual, el gobierno optó por designar en los cinco estados donde perdió, sendos “protectores” o Comendadores que, como dice un amigo, se trata de gobernadores o gobernaciones paralelas, con presupuesto, funcionarios con sus respectivos galones y todo el séquito que el escogido se antoje. Es decir, como el mandado hecho para quien eso le guste. El gobierno ha hecho como siguiendo aquello que aconsejaba Simón Díaz, “¡A quien le guste la sabana que se la den!”
No sé exactamente por qué, peso, repaso y no hallo la causa; las razones aparentes, aparte que no convencen, ni siquiera entran en el rompecabezas, pero a Aristóbulo Istúriz, le han hecho, por obra y gracia divina “El Comendador de Anzoátegui”. ¡Con su cuota o parcela latifundista, ni de vaina! Pese, para no dejarle incompleto y la justificación para más ir que por el venir, ya le devolvieron a la ANC. ¡Salve usted señor Comendador!
En la vieja legislación colonial, si en una vaina se era rígida, es que el funcionario, hasta el mismo “Comendador”, no podía salir de su espacio gobernante como si fuese perro realengo. Hasta el Inca rey, si mandaba uno de los suyos a gobernar en algún apartado lugar, este de allí no salía si aquel “no se lo daba por permitido”. Allí le pusieron a gobernar y allí tenía que calársela hasta lo supliesen en el cargo, salvo que, por una gracia divina y motivo muy poderoso, se le permitiese salir brevemente. Por eso, ellos se traían o se llevaban, según sea el caso, todas sus vainas personales, médico y hasta su barbero, esposas y queridas. Por supuesto, traían además, en su séquito, el cocinero o cocinera, hasta quien le manejaría las finanzas y también cuidase de escuchar por los rincones. La mudanza era completa, no se podía confiar en los indianos, los españoles que aquí estaban ya corrompidos por aquellas “indias infames” y menos en estos y estas, a menos como en el caso particular que tratamos, ya se tuviese en los lares de destino sus adelantados colocados y dispuestos en puntos claves.
Nuestro “Comendador”, como todo aquel que sea bueno, tiene su séquito; en eso no hay vainas, ni falla alguna y hasta sus adelantados de gestiones anteriores. En esto no hay problema o “Not problem”, como diría el camarada Trump, el inconveniente pudiera estar “en el salir y en el entrar”. En la colonia la vaina era aún más rígida, ningún funcionario colonial importante, como un gobernador o Comendador, podía irse a su casa, allá lejos España u otra colonia sin esperar se le hiciese lo que se llamaba el “juicio de residencia”; es decir, hasta tanto la autoridad competente, habiendo averiguado su gestión, no lo autorizase a ausentarse.
Pero nuestros gobernantes, por lo menos regionales, no tienen ese amarre. Son de antología los reclamos de Aurora Morales, presidente del CLM (Consejo Legislativo de Miranda) a Capriles por ausentarse del Estado y hasta del país, por el tiempo que se le haya antojado sin siquiera participarlo a nadie. Pero eso en Capriles de Primero Justicia, los suyos eso no lo miraban mal - el pasado le uso porque con lo que ha pasado y por su culpa, no sé si así siga siendo, lo sensato es pensar que algo de eso haya cambiado – aquella conducta se volvió de lo más “normalito”, y más le conocen en la 5ta. Avenida de Nueva York que en Los Teques. Pero uno a Capriles no puede pedirle mucho, las razones no cabrían en parte alguna.
Nuestro ahora “Comendador”, antes gobernador, tiene la cabuya como demasiado larga. No tan larga como Capriles, pues de Caracas no pasa, pero allá quiere vivir todo el tiempo. Es más, para decirlo con un argentinismo, el pago de Aristóbulo no es este. A él, por una situación fortuita, la que ya no existe, se la llevó el tiempo y la brisa, intentaron implantarle aquí y no pegó. Por eso, cuando está, porque algún instante debe estar, está en contra de su voluntad y los pies solitos se le van. Pobre Aristóbulo, Chávez le nombró vicepresidente del partido para oriente, una responsabilidad como para olvidarse de Caracas, los pequeños pagos de allá, luego fue gobernador y no pudo aguantar la tentación. Eso es en él un atavismo. Como los viejos funcionarios coloniales se trajo de Caracas hasta el sastre y el barbero, pero no las ganas que de allá le llaman y le arrastran.
Nadie como Aristóbulo ha hecho más suya aquella expresión colonial, “Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebra”.
¿Si no pudo vencer ese atavismo siendo gobernador, quien por más que mande debe hasta por fingir y aquello de dar lecciones –Aristóbulo es maestro-, aunque sea de vez en cuando, marcar tarjeta y calentar el puesto, cómo esperar que lo haga ahora de “Comendador”, con poder, séquito, bandera alta pero sin reloj ni tarjeta que marcar?
¿Además, si se tiene todo eso y el séquito obligado a quedarse, sabiendo este que hay quien a los suyos bien paga los favores, habiendo el invento de Alexander Graham Bell, el teléfono y, además ahora internet, con todas sus posibilidades, tanta como para hacer creer que uno está en un sitio y no en otro, para qué quedarse en donde a uno no le gusta, sin gente a quien sacarle provecho, estando uno necesitado, salvo se trate de aquellos que es mejor no mencionar?
Debo confesar que mientras lo mío fueron puras conjeturas, Claudio Domínguez, un muy leído articulista de Aporrea.Org previó “Pronto, tal vez más pronto de lo uno pueda suponerse, Aristóbulo Istúriz estará ocupando un importante cargo burocrático o se devolverá a la ANC.” Yo eso también creí, más no que se comprometería volver a las tierras de la indiada.
Por cierto, me acabo de enterar que le devolvieron además su cargo en la Constituyente y sacaron a Isaías Rodríguez quien en esa silla pareció incomodar a eso que un camarada llama “tanques pensantes”.
Pero ahora Aristóbulo no tiene porque rendirle cuentas a “Fuente Ovejuna”, pues esta no le dio su beneplácito o sus votos, no lo impusieron como antes, sino que le encasquetaron de “Comendador” y si aquí viniese cuando le pida el cuerpo y de aquí saliese cada vez que le venga en gana y por allá se quedase por lo mismo, aquella tampoco nada tiene que reclamarle. Su séquito se ocupará de hacer sus tareas, para eso están el teléfono e internet. Devuélvanle sus espacios en radio y en TV, pero en Caracas. ¡Qué manteca la de quilla!, suele decir un maloso de la indiada.
Ayer lo reintegraron a la ANC con los mismos galones. Justo la excusa necesaria para quedarse en Caracas y sólo venir a revisar de vez en cuando la encomienda, feudo o empresa, según estemos en un sistema u otro. Para reincorporarlo hubo de salir (¿?) Isaías Rodríguez. Por cierto, para terminar, en tiempos de Stalin se hablaba de purgas.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 10/29/2017 06:17:00 p. m.
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