Cumplí 79 años; mis sentimientos existenciales...
Por Félix Sautié
Mederos
Crónicas Cubanas
Queridos lectores de
Crónicas Cubanas, según los signos del zodiaco de los que no soy un creyente
que busca en los horóscopos el futuro inmediato o próximo, soy un Leo y cumplo
años de vida cada 28 de julio. Por tanto, en este 2017 ya he alcanzado los 79 julios
de mi existencia terrenal, porque nací en 1938 en el seno de una familia
acomodada de libre pensadores que me inculcaron una educación en la virtud y en
la justicia social en uno de los principales colegios católicos de entonces, “Los
Maristas de la Víbora”, circunstancia que he explicado ampliamente en mis
crónicas y artículos de vida, e incluso en los libros testimoniales que he
podido publicar. En consecuencia mi existencia terrenal sobrepasa las
expectativas de vida de muchos países desarrollados entre los que se encuentra
Cuba también, dado la calidad de su medicina y asistencia social. En virtud de
estas circunstancias, ante todo debo darle gracias a Dios por mi tiempo de
vida; sin pretender ofender con ello a ninguno de los no creyentes que me leen;
simplemente expreso mis sentimientos más íntimos, los que no puedo ocultar.
Quiero testimoniar
pues que en todo este tiempo, he vivido momentos históricos trascendentes y
complicados, y que en algunos he podido ser testigo de excepción y/o
participante directo, lo que ha incidido sensiblemente en mi forma de ser y
pensar a partir de las experiencias a veces dramáticas que he atravesado. En
esas circunstancias y con esos hechos que me han desarrollado existencialmente
y me han enriquecido con múltiples conocimientos y experiencias que me han
permitido escoger un rumbo muy específico al lado de la Revolución Cubana, de
la justicia, de la equidad, de la paz y de los intereses esenciales del pueblo
de a pie. De lo vivido no me arrepiento y me siento muy orgulloso de mi
concepción cristiana y revolucionaria con que he enfrentado los avatares
existenciales que se me han interpuesto. Así lo siento y así lo manifiesto
especialmente cuando estoy terminando el recorrido
existencial que todos hacemos en la época que nos ha tocado vivir.
En mi concepto
místico de mi vejez, quiero reconocer que el haber vivido tanto es una gracia
que a otros no le ha sido posible alcanzar. Ello lo comprendo mejor cada día
que transcurre y cada vez que me avisan que alguien cercano, familiar y/o de mi
misma generación que ya van siendo muchos, por una causa u otra le ha llegado
el momento de su partida definitiva, de lo cual nadie está exento. Con los años
vividos, he sufrido por la muerte de mis abuelos, de mis padres, de mis tíos, de
varios hermanos, primos e incluso de uno de mis hijos que un cáncer me lo
arrancó cuando aún era un niño pequeño. Además de mis amigos, condiscípulos y
compañeros que cada vez son menos. La vejez nos va a abarcando con una soledad
existencial que debemos aprender a solventarla, especialmente con nuestro
compromiso hacia los demás a partir de los mandamientos de vida centrados en el
Amor a Dios y el amor al prójimo como a uno mismo. Esa es una experiencia que
aprendí desde muy joven con el Evangelio de Jesús de Nazaret y que acumulo
acrecentada por tantos años de existencia terrenal tras las causas de la
justicia y de la verdad cristianas y revolucionarias. Soy cristiano,
revolucionario y militante, no lo puedo negar y lo proclamo abiertamente en mis
79 Aniversario de vida. Cumplir con esos compromisos existenciales, rectificar
mis errores y mis pecados con un firme propósito de la enmienda, me crean
sentimientos paralelos en tres conceptos esenciales: hacia los que he apreciado
y querido muy especialmente y ya no están; mi convicción sobre la necesidad de
promover un mayor afecto y cariño por los que aún me acompañan; y una muy
especial solidaridad hacia los seres humanos y otros seres vivos en general,
que coexisten conmigo en estos años de mi cuarta edad.
Comprendo cada día
mejor, que el tiempo de la vida no se puede desperdiciar ni mucho menos perder
con una manifestación dominante cargada con rencores, odios, envidias e incluso
maldad. La vida tiene posibilidades y a veces tendencias que nos inclinan hacia
el bien o en el mal, aunque eso no se debe ver maniqueamente en blanco o negro,
tal y como algunos con gran esquematismo se lo plantean. La vida está
conformada también por múltiples matices ya sean verdes luminosos, oscurecidos
o apagados, así como los propios de los grises que muchas veces nos atrapan por
causa de las desidias, los desengaños e incluso los aburrimientos.
El bien y el mal se
pueden representar en los dos extremos de una línea recta con dos polos
contrapuestos, que en ocasiones llegan a confundirse y amalgamarse en función
de las dinámicas existenciales de una transmutación posible movida por la
voluntad humana existencial, las circunstancias, y las causalidades que no es
los mismo que las casualidades que también podrían producirse lo que muchas
veces no alcanzamos a comprender y ni siquiera vislumbrar. Considero que para
estas circunstancias y coyunturas en que se manifiestan, aunque en la política
estrictamente soy de los que piensan que las casualidades no existen, estos
desdoblamientos y confusiones existenciales, nos exigen prepararnos y
mantenernos alerta al objeto de saber enfrentarlos a partir de una ética de
vida y un humanismo básico que están determinados por lo que se conoce como
moral natural propia de la condición humana.
En las coyunturas actuales en que vivo, quiero testimoniar que me alarman sensiblemente los extremismos de algunos que en nombre de sus ideas insultan, atacan y acorralan a los demás. También rechazo el uso de la fuerza para imponer criterios, sistemas y explotaciones, así como el Bloqueo y la Guerra económica contra mi país con que pretenden ahogarnos por el hambre y la desolación.
En las coyunturas actuales en que vivo, quiero testimoniar que me alarman sensiblemente los extremismos de algunos que en nombre de sus ideas insultan, atacan y acorralan a los demás. También rechazo el uso de la fuerza para imponer criterios, sistemas y explotaciones, así como el Bloqueo y la Guerra económica contra mi país con que pretenden ahogarnos por el hambre y la desolación.
Vivo en una angustia
casi permanente de que algún dogmático y/o burócrata invente nuevas
restricciones burocráticas que puedan restringirnos a quienes formamos parte
del eslabón más débil y envejecido de la cadena existencial. Así lo pienso y
así lo afirmo en mi derecho a opinar, con mis respetos para el pensamiento
diferente y sin querer ofender a nadie en particular.fsmederos@gmail.com
Publicado
en el periódico Por Esto! de Mérida, Yucatán , México, Sección de Cultura, el
jueves 3 de agosto del 2017.
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