Cuba: El “Rayo de la muerte”
- El Duende
- 14 agosto, 2017
Traducido desde el mas alla por Max Lesnik
Sobre el extraño caso de los dos funcionarios de la Embajada norteamericana en La Habana que según el Departamento de Estado fueron afectados misteriosamente en sus capacidades auditivas, dando lugar con ello a un nuevo encontronazo diplomático entre el gobierno de la isla y el de Estados Unidos, vamos hoy a reproducir un artículo del analista y periodista cubano de la isla Néstor García Iturbe que bien pudiera servir de mucho para aclarar las cosas. Dice así el artículo de García Iturbe titulado “Los sordos estaban haciendo espionaje”.
“Cuando tuve conocimiento de que dos diplomáticos estadounidenses y uno canadiense estacionados en la Habana habían sufrido de problemas auditivos, lógicamente me llamó la atención.
Después recibí una noticia, en la que el señor Marco Rubio, de escasa agilidad mental, acusaba a Cuba de poseer “El Rayo de la Muerte” y haberlo aplicado a los diplomáticos, lo cual había conversado con Trump , al que le había mostrado una foto del famoso rayo, que había recibido de uno de sus agentes en Cuba.
En ocasiones no llego a comprender si a Trump le gusta que lo cojan de tonto o si en realidad lo es, pues le da crédito a todos los “inventos cubanos” que se fabrican en Miami, entre otros, este del “Rayo de la Muerte”.
Buscando en mis archivos, encontré la foto y descripción del “Cañón Acústico” que hablé con Reinaldo Taladrid en uno de sus programas “La Esquina de Taladrid” a mediados del 2015.
El famoso “Cañón Acústico “ lo posee la policía de la ciudad de Nueva York y lo utilizan contra manifestaciones y otras alteraciones del orden, este equipo es producido por la American Technology Corporation, aunque el mismo fue creado por las fuerzas de seguridad israelita.
Normalmente se conoce como LRAD y puede emitir un sonido agudo a una distancia de un metro, lo suficiente para dejar sordo temporalmente a cualquier persona.
Si solo llegáramos hasta ahí, tendríamos que cuestionarnos cuando Cuba compró ese equipo, quién se lo vendió y como pudieron ponerlo lo suficientemente cerca de los diplomáticos para causarle la sordera.
Cómo todo eso era un gran enigma, envié una consulta a una persona amiga, estadounidense por cierto, pidiéndole me explicara que podía haberle sucedido a los dos estadounidenses y al canadiense. Esta persona se puso en contacto con un experto en la materia que al parecer hace algunos años estuvo trabajando con equipos de comunicaciones y nos envió este mensaje:
“Seguramente las personas afectadas estaban trabajando con el equipo conocido como LRAD- RX, en el establecimiento de comunicaciones clandestinas.
Esta versión que es una de las más modernas, utiliza telecontrol vía Internet, adicionalmente está equipada con una cámara que posee un foco de alta capacidad y radar para la localización del objetivo con el cual se debe establecer la comunicación.
El LRAD, además de cómo un cañón sónico, en su versión LRAD-RX, puede utilizarse para enviar mensajes mediante un rayo direccional que posee.
Pudiera decirse que el mismo está fundamentado en la tecnología que se utilizó en la Segunda Guerra Mundial para comunicar dos puntos distantes mediante el rayo ultravioleta emitido por dos equipos, el cual se hacía coincidir, para por ese medio enviar mensajes en telegrama. La distancia entre los dos puntos no podía ser mayor de un kilómetro aproximadamente y el rayo era una línea recta que de ser interceptada interrumpía la comunicación.
Seguramente la Embajada de Estados Unidos en la Habana conoce que sus comunicaciones telefónicas pueden ser interceptadas fácilmente, que también pueden ser captados los mensajes que se transmiten por vía aérea, por lo que decidieron utilizar este tipo de equipo que consideran la seguridad cubana no puede tener acceso al mismo.
Si la persona que está operando el equipo no observa las medidas de protección requeridas, puede padecer de problemas acústicos, ya que el mismo, en la versión para establecer comunicaciones, independiente de que el rayo esté dirigido hacia un objetivo y el operador se encuentre detrás del equipo, produce emisiones, en algunos momentos perceptibles y en otros imperceptibles que pueden afectar a la persona.” Y termina el artículo del Dr. García Iturbe: “El que juega con fuego, puede quemarse”.
Y hasta la próxima entrega de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
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