- Max Lesnik
- 19 junio, 2017
Si algo tuvo de grotesco el discurso del Presidente Donald Trump en Miami el pasado viernes , más allá de la retórica de confrontación, amenazas y medidas punitivas contra Cuba fue su incursión en el pasado cubano cuando resucitando fantasmas de ayer, hizo referencias elogiosas a un tristemente célebre criminal de guerra batistiano que lleva sobre su nombre- el capitán de la policía de Santiago de Cuba Bonifacio Haza- el haber sido el compañero de crimen del Coronel José María Salas Cañizares en la muerte alevosa del joven revolucionario santiaguero Frank País.
No hay que ser un experto en asuntos cubanos para entender que el retorno a la retórica de la “Guerra Fría” con respecto a Cuba por parte del nuevo mandatario norteamericano aleja en la distancia el camino de entendimiento razonado y razonable que había trazado el Presidente Barack Obama desde la Casa Blanca a finales de su mandato presidencial. Vuelven pues tiempos difíciles para el pueblo cubano a partir de la nueva política que implementaría la administración Republicana del Presidente Trump con respecto a Cuba y su gobierno.
El nuevo escenario se presenta con un Presidente Trump desenterrando fantasmas del pasado cubano en el que vuelven a la vida los años en que el odioso batistato, con el apoyo encubierto de Washington pretendía doblegar al noble pueblo cubano que luchaba entonces no solo por quitarse una dictadura oprobiosa de encima, sino que batallaba también por conquistar la plena soberanía de Cuba, avasallada entonces por los monopolios imperialistas de la época. La victoria doble le sonrió a Cuba y a su pueblo en aquella época de gloria.
Se dice con cierta razón que lo que la primera vez se presenta como tragedia cuando vuelve a repetirse se convierte en comedia y farsa cómica. Eso fue los que vimos en Miami cuando el Presidente Trump pronunció su discurso batistiano desenterrando fantasmas del pasado para cambiar la realidad del presente.
Todos allí, esos que se dicen cubanos cantando el himno de Estados Unidos y coreando el tema de campaña electoral de Donald Trump -“USA, USA” – al compás de un violín desafinado que lanzaba al aire el himno extranjero ejecutado mal y penosamente por el hijo de un fantasma del pasado batistiano.
Nunca segundas partes fueron buenas. Y más si ese pasado es de crimen e ignominia.
Les habló para Réplica de Radio-Miami su director Max Lesnik.
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