El diálogo implica respeto, compromiso y buena voluntad…
Los problemas que atravesamos no se pueden cargar sobre el otro, que casi
siempre es el pueblo.
CRÓNICAS CUBANAS.
Por Félix Sautié Mederos
Queridos lectores de Crónicas Cubanas, en muchas ocasiones cuando nos
separamos del ámbito existencial en el que nos desenvolvemos cotidianamente;
y al poco tiempo, regresamos de nuevo al estatus con que vivíamos en él, nos
sucede con fuerza renovada que regresan los viejos problemas que
enfrentábamos, así como las mismas angustias que nos preocupaban,
generalmente olvidadas y/o aminoradas durante el nuevo período existencial
vivido. Todo ello unido a los nuevos avatares complicados que unas veces
esperábamos que surgieran y otras ni siquiera nos los habíamos podido
imaginar.
Estoy seguro de que los que me lean, también han vivido estas cuestiones que
describo; y en consecuencia, califico en mi caso muy personal como cronista
de mi época, lo interesante que podría ser que en esta crónica les
testimonie específicamente lo que me ha sucedido en los últimos veinte
tantos días, en que me separé de lo cotidiano habitual lejos de mi Rincón de
Centro Habana desde donde les escribo mis crónicas, para internarme en el
ámbito aislado del mundo exterior que es el Sanatorio Balneario de aguas
termales medicinales de Ciego Montero.
Este sanatorio balneario se encuentra enclavado en un hermoso paraje de la
Cuba centro sur perteneciente a la provincia de Cienfuegos. Realmente un
lugar bucólico que no tengo palabras para describirlo en su belleza natural
que en muchos casos resulta duramente agreste, como son algunos parajes
asilados de nuestro Archipiélago cubano, al decir del inolvidable erudito
geógrafo Antonio Núñez Jiménez, a quien nunca podré olvidar. Por otra
parte, aquel lugar es especialmente pletórico de aguas interiores que emanan
algunas veces del corazón de la madre tierra en chorros termales, cargados
de azufre, con temperaturas que alcanzan hasta los 45 grados centígrados de
calor. Allí se han edificado desde el Siglo XIX a la fecha en secuencia unas
hermosas edificaciones con múltiples piscinas especializadas en los
padecimientos que en aquel lugar pueden tratarse desde los puntos de vista
médicos y científicos en general. Aquel lugar posee además modernas
instalaciones de fisioterapia equipadas con sofisticados instrumentos de
rehabilitación propios de los Siglos XX y XXI, operados por muy amables
especialistas. Todos ellos vecinos de aquellos parajes tan apartados, a los
que la Revolución les facilitó estudiar y hacerse especialistas de
rehabilitación y salud. Les confieso que fue un tiempo en que me aparté
totalmente del mundo, de las noticias y los telediarios, así como de los
teléfonos, internet, los ruidos y el tráfico de La Habana. Estuve inmerso
en una rutina severa prescripta medicamente, pero esperanzadora y
sostenible dedicada a la curación física y espiritual de la dolencias de los
que allí ingresábamos por la prescripción de nuestros facultativos locales.
Todo asequible a partir de la gratuidad que le es propia a la Salud Pública
cubana. Eso lo puedo describir así, porque lo he vivido personalmente y que
me disculpen los que lo ven todo mal y quieren que todo se derrumbe.
Bueno, lo interesante del meollo de lo que quiero contarles es el choque
existencial del retorno a las situaciones cotidianas, que no aguantan más,
que estamos viviendo en nuestra Habana que suspira. Todas me cayeron encima
de golpe, pero especialmente quiero referirme por el momento a las
situaciones del transporte alternativo denominados popularmente
“almendrones” con motivo de un desacuerdo con una medida de control de
precios establecida por el Gobierno Provincial hace pocos días. Todo ello en
una problemática complicada por el intento de los que se sienten afectados
de cargar el problema sobre los demás para que se resuelva sin la menor
afectación para ellos, en respuesta, según los choferes de esos taxis
colectivos, a la intransigencia por la otra parte que se los impuso. Así los
problemas nunca se van a resolver porque en mi opinión, son los implicados
los que tienen que plantear sus desacuerdos a los que establecieron la
medida en cuestión, con la intensidad que sea necesaria para ser
escuchados; y lo que se impone como solución por unos y por los otros es el
diálogo civilizado y responsable con respeto mutuo y compromiso de partes.
Porque solo con el diálogo sin empecinamientos se puede llegar a una
solución satisfactoria para las partes implicadas; y que, en el caso de no
poder alcanzarla en el menor tiempo, entonces que quede claro quien o
quienes son los verdaderos responsables. Nunca accionar contra el pueblo
para que el pueblo que lo sufre sea el que explote. En mi criterio, esas
vienen a ser parecidas intenciones y prácticas salvando las distancias, con
las que Estados Unidos nos ha impuesto el Bloqueo, para que por la
desesperación sea el pueblo quien explote. En consecuencia, lo interesante
es que me encontré con un problema en el que se manifiesta un conflicto de
fracturas de clases sociales estratificadas, que analiza Carlos Marx en El
Capital.
Así lo pienso y así lo expreso, a partir de mi derecho a opinar, con mis
respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en
particular.
Publicado en el periódico Por Esto! , de Mérida, Yucatán, México, Sección
de Cultura, el día jueves 16 de febrero del 2017
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan
<http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=33&idTitulo=5399
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