José Suárez Blanco
|
José Suárez Blanco. Combatiente del Moncada que perteneció al Movimiento 26 de Julio. Ejemplo genuino de la entrega de la juventud del centenario a la causa de la lucha revolucionaria.
Es en esta tierra donde transcurre su última infancia e inquieta juventud, es donde en la escuela conoce de José Martí y de Antonio Maceo, donde se entrena como obrero, es aquí donde florecen sus primeras inquietudes políticas, nacidas en el sustrato febril de su espíritu rebelde, de su concepto del honor y la dignidad, de su fervor patriótico.
Ya en mayo de 1947, se había constituido el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), como contrapartida de toda una serie de partidos y organizaciones entreguistas y corruptas que dominaban la vida política del país.
En esta asamblea constituyente, salen electos como Delegados a la Constituyente de la provincia de Pinar de Río, él y el compañero Argelio Mederos.
Y en la Asamblea Provincial, vuelven a resultar electos, ellos dos, para representar a la provincia ante la Asamblea Nacional de la Juventud Ortodoxa y es por ésta condición, que él asiste como Delegado al Congreso Constituyente de la Juventud Ortodoxa, celebrado en La Habana los dias 7,8 y 9 de diciembre de 1951, resultando electo, en este evento, miembro del Consejo Nacional de la Juventud Ortodoxa.
Durante la celebración de este Congreso y sus frecuentes reuniones en La Habana, Pepe hubo de conocer a muchos compañeros, que más tarde serian sus compañeros de lucha y que influirían desicivamente en su vida, allí él conoce a Fidel Castro Ruz.
El trabajo de organización que había realizado Pepe, en el seno de la Juventud Ortodoxa en la provincia pinareña y fundamentalmente en Artemisa, (a pesar de que a la muerte de Eduardo Chibás, principal líder del Partido Ortodoxo, en agosto de 1951, se hubo de producir un resquebrajamiento en la unidad de ese Partido), había hecho posible que aún después de producirse el golpe de estado de Batista, el 10 de marzo de 1952, todos estos elementos juveniles que Pepe había agrupado en la Juventud Ortodoxa, se mantuvieran muy unidos y con una gran potencialidad de lucha.
Este era un movimiento en ciernes, que por sus características interesó a Fidel desde el primer momento, es por ello que al terminarse una reunión en el local del Partido, en Prado 109 La Habana. Fidel, que en esos momentos se postulaba como Representante por el barrio de Cayo Hueso, le pide a Pepe que se quedara para sostener una conversación con él. Pepe, que ya había percibido la estatura política de Fidel, le dio a conocer toda la organización de la juventud que él dirigía. Y de ese contacto salio la idea de entrenar militarmente a un grupo de jóvenes, para enfrentar a la tiranía con las armas en las manos.
Esta feliz iniciativa, puso en contacto a Fidel con lo mejor de la juventud artemiseña de aquellos tiempos y contribuyó a sentar las bases para empeños mayores. En varias ocasiones Fidel visitó, en aquellos dias a Pepe en Artemisa, ultimando los planes de la preparación y organización de aquella juventud.
Ya se gestaba un movimiento de carácter general y clandestino, que diera al traste con el orden despótico implantado por la dictadura del tirano Fulgencio Batista. ¨ Porqué sí ésta había entrado por la fuerza, por la fuerza había que sacarla ¨. Así se regaba la consigna que corría entre los jóvenes artemiseños y pinareños, que adquiere un carácter de principio revolucionario, en contra de los métodos tradicionales de acceso al poder por medios pacíficos y electorales. Ésta visión del momento que vivía la seudo república y la necesidad de continuar la lucha armada iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en el 1868, hace que la organización de este insipiente movimiento clandestino, rebase las fronteras de Artemisa para adquirir carácter nacional.
En la organización de este movimiento, Pepe desarrolla toda su capacidad organizativa. Crea diferentes Células clandestinas con carácter sumamente escalonado y estrictamente compartimentado. Busca los lugares más seguros para efectuar las reuniones con Fidel y los Jefes de Grupos de Células, así como los lugares más apropiados para efectuar las prácticas de tiro.
Pepe Suárez coordinó y orientó la participación de ésta juventud en el Desfile de las Antorchas, que en conmemoración del Centenario del Natalicio de Martí, se realizó el 27 de enero de 1953, partiendo desde la escalinata de Universidad de La Habana.
El 24 de julio de 1953, Pepe imparte orientaciones a los Jefes de Grupo, para la salida de 30 artemiseños para La Habana y de allí hacia Santiago de Cuba, en busca de la gloria y el orgullo patriótico.
En la acción del Moncada, el 26 de julio de 1953, a Pepe le toca participar en la toma de la Posta 3, y es uno de los pocos combatientes que logran entrar al cuartel, apresando allí a varias decenas de soldados de la tiranía. El tuvo la triste experiencia de ver caer a su lado a Renato Guitart, el joven santiaguero, a Pedro Marrero, joven cervecero, y ve caer herido a José Luis Tassende, quien luego es asesinado.
Fallido el factor sorpresa y dada la orden de retirada por Fidel, se dirige hacia la Granjita Siboney, donde se reúne con Fidel y otros 19 asaltantes, de ellos 10 artemiseños y desde allí enrumban hacia las montañas de la Gran Piedra, para continuar allá la lucha.
Desconocedores de la zona y luego de caminar incesantemente por varios días, dispersos y agotados, el grupo integrado por Fidel, Oscar Alcalde y Pepe Suárez, es sorprendido por una patrulla comandada por el Teniente Pedro Sarria, quien a pesar de las presiones de sus superiores, los mantiene con vida de forma decorosa.
Trasladados al vivac de Santiago de Cuba, es juzgado por la causa 37 de 1953 y condenado a 10 años de prisión, en Isla de Pinos. Ya en ese lugar se crea, a iniciativa de Fidel, la academia Abel Santamaría, en la cual Pepe imparte clases de Historia de Cuba.
Fue ubicado, junto al resto de sus compañeros, en una de las salas del hospital del presidio, separados de los presos comunes por una pared de ladrillos que fue levantada para ese fin[2]. Poco después se le permitió recibir una visita al mes y alguna correspondencia, que siempre era severamente revisada y censurada. Al crear los moncadistas una cooperativa para que los recursos que les llegaban fuesen repartidos a partes iguales, Pepe Suárez fue nombrado como responsable de las existencias de la misma.
Como el resto de sus compañeros se negó a aceptar la cena especial del 24 de diciembre de 1953 en protesta por los asesinatos cometidos por el ejército y la guardia rural durante los sucesos del Moncada[2].
El 12 de febrero de 1954, cuando el dictador Fulgencio Batista visitaba el Penal para inaugurar la planta eléctrica de la prisión, Jesús Montané, junto a sus 25 compañeros[3] entonó a toda voz la Marcha del 26 de Julio. Batista prestó atención a la letra y visiblemente disgustado sólo preguntó quiénes cantaban, luego abandonó rápidamente el reclusorio. Por esta acción serían castigados severamente, Fidel Castro, Ramiro Valdés, Ernesto Tizol, Israel Tápanes y Agustín Díaz Cartaya.
Pepe Suárez fue trasladado junto a José Ponce, Julito Díaz y Fidel Labrador a La Habana con rumbo a Pinar del Río, de septiembre de 1954, como acusado de la Causa 125 de 1953 de la Audiencia de Pinar del Río, instruida en Artemisa por la detección en Pijirigua de una de las fincas que se habían utilizado para el entrenamiento militar antes del asalto al Cuartel Moncada. El 24 de ese mes, cuando sus compañeros regresaron al Presidio Pepe quedó retenido en La Habana para testificar en la Causa 938 de 1953. Por esta causa sería remitido nuevamente a La Habana desde el 19 de noviembre de 1954 hasta el 27 de enero de 1955.
Desde 1954 y con mayor fuerza a partir de 1955 comenzó un amplio movimiento nacional, que abarcó a casi todas las tendencias políticas y clases del país, en pro de una amnistía general que incluyese a los moncadista. El 10 de marzo de 1955, en medio de los festejos oficiales por el tercer aniversario del golpe de estado, se presentaron en ambas cámaras del Congreso Cubano sendos proyectos de amnistía general. El 6 de mayo, luego de ser aprobada por ambas cámaras del Congreso Cubano, Fulgencio Batista firmó la Ley de amnistía que ponía en libertad a todos los presos políticos[4], incluidos los asaltantes de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes que cumplían su condena en el presidio de la Isla de Pinos. Gracias a la amnistía el 15 de mayo de 1955 salió en libertad junto a sus compañeros de presidio político.
Luego de constituir el Movimiento 26 de Julio, en todos los municipios de la provincia, Pepe realiza tareas en la clandestinidad como coordinador del M-26-7 en la provincia de Pinar del Río y La Habana. Son numerosas las acciones que dirige contra el aparato y el orden impuesto por la dictadura, manteniendo en jaque a la tiranía, apoyando el desembarco del Granma el 30 de noviembre de 1956, en Pinar del Río y en La Habana, recuperando las armas que se utilizaron en el Asalto al Palacio Presidencial, el 13 de marzo de 1957, para su posterior envío a la Sierra Maestra.
Pepe fue apresado, en una ocasión por el tristemente celebre y connotado asesino Esteban Ventura Novo, logrando su libertad por las gestiones urgentes de un abogado. En esos momentos él era el hombre más buscado en La Habana y por su captura se ofrecía una fuerte recompensa. Ante tal situación, la Dirección del Movimiento decide enviarlo al exilio, saliendo hacia Guatemala a mediado de 1957.
En el exilio continua su labor proselitista a favor de la Revolución, recaudando fondos y preparando expediciones con hombres y armas para la lucha en las montañas.
A su regreso a la patria, Pepe, se desempeña como coordinador provincial del M-26-7 en Pinar del Río. En los días de Girón se encuentra movilizado para la localización de posibles desembarcos diversionistas o alternativos por otras zonas del país. Los muros de la Fortaleza de la Cabaña lo ven ir y venir, durante la crisis de octubre de 1962 y después se consagra a la creación de la patria nueva.
Contenido
[ocultar]Síntesis biográfica
Nació en Los Palacios, Pinar del Río, el 21 de junio de 1927, y con apenas 9 años, su familia, compuesta por 6 hermanos, se traslada hacia La Villa Roja de Artemisa.Es en esta tierra donde transcurre su última infancia e inquieta juventud, es donde en la escuela conoce de José Martí y de Antonio Maceo, donde se entrena como obrero, es aquí donde florecen sus primeras inquietudes políticas, nacidas en el sustrato febril de su espíritu rebelde, de su concepto del honor y la dignidad, de su fervor patriótico.
Ya en mayo de 1947, se había constituido el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), como contrapartida de toda una serie de partidos y organizaciones entreguistas y corruptas que dominaban la vida política del país.
Trayectoria revolucionaria
Pepe Suárez, se entrega de inmediato, con todas sus fuerzas a la organización de la Juventud Ortodoxa en Artemisa, siendo electo como Secretario Organizador de la Dirección Municipal, en la asamblea constituyente que se hubo de celebrar en la “Sociedad Luz y Caballero” (hoy biblioteca “Ciro Redondo”).En esta asamblea constituyente, salen electos como Delegados a la Constituyente de la provincia de Pinar de Río, él y el compañero Argelio Mederos.
Y en la Asamblea Provincial, vuelven a resultar electos, ellos dos, para representar a la provincia ante la Asamblea Nacional de la Juventud Ortodoxa y es por ésta condición, que él asiste como Delegado al Congreso Constituyente de la Juventud Ortodoxa, celebrado en La Habana los dias 7,8 y 9 de diciembre de 1951, resultando electo, en este evento, miembro del Consejo Nacional de la Juventud Ortodoxa.
Durante la celebración de este Congreso y sus frecuentes reuniones en La Habana, Pepe hubo de conocer a muchos compañeros, que más tarde serian sus compañeros de lucha y que influirían desicivamente en su vida, allí él conoce a Fidel Castro Ruz.
El trabajo de organización que había realizado Pepe, en el seno de la Juventud Ortodoxa en la provincia pinareña y fundamentalmente en Artemisa, (a pesar de que a la muerte de Eduardo Chibás, principal líder del Partido Ortodoxo, en agosto de 1951, se hubo de producir un resquebrajamiento en la unidad de ese Partido), había hecho posible que aún después de producirse el golpe de estado de Batista, el 10 de marzo de 1952, todos estos elementos juveniles que Pepe había agrupado en la Juventud Ortodoxa, se mantuvieran muy unidos y con una gran potencialidad de lucha.
Este era un movimiento en ciernes, que por sus características interesó a Fidel desde el primer momento, es por ello que al terminarse una reunión en el local del Partido, en Prado 109 La Habana. Fidel, que en esos momentos se postulaba como Representante por el barrio de Cayo Hueso, le pide a Pepe que se quedara para sostener una conversación con él. Pepe, que ya había percibido la estatura política de Fidel, le dio a conocer toda la organización de la juventud que él dirigía. Y de ese contacto salio la idea de entrenar militarmente a un grupo de jóvenes, para enfrentar a la tiranía con las armas en las manos.
Esta feliz iniciativa, puso en contacto a Fidel con lo mejor de la juventud artemiseña de aquellos tiempos y contribuyó a sentar las bases para empeños mayores. En varias ocasiones Fidel visitó, en aquellos dias a Pepe en Artemisa, ultimando los planes de la preparación y organización de aquella juventud.
Ya se gestaba un movimiento de carácter general y clandestino, que diera al traste con el orden despótico implantado por la dictadura del tirano Fulgencio Batista. ¨ Porqué sí ésta había entrado por la fuerza, por la fuerza había que sacarla ¨. Así se regaba la consigna que corría entre los jóvenes artemiseños y pinareños, que adquiere un carácter de principio revolucionario, en contra de los métodos tradicionales de acceso al poder por medios pacíficos y electorales. Ésta visión del momento que vivía la seudo república y la necesidad de continuar la lucha armada iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en el 1868, hace que la organización de este insipiente movimiento clandestino, rebase las fronteras de Artemisa para adquirir carácter nacional.
En la organización de este movimiento, Pepe desarrolla toda su capacidad organizativa. Crea diferentes Células clandestinas con carácter sumamente escalonado y estrictamente compartimentado. Busca los lugares más seguros para efectuar las reuniones con Fidel y los Jefes de Grupos de Células, así como los lugares más apropiados para efectuar las prácticas de tiro.
Pepe Suárez coordinó y orientó la participación de ésta juventud en el Desfile de las Antorchas, que en conmemoración del Centenario del Natalicio de Martí, se realizó el 27 de enero de 1953, partiendo desde la escalinata de Universidad de La Habana.
Asalto al Cuartel Moncada
Ya se estaba preparando un golpe duro e iniciador de la lucha abierta contra la tiranía. Se escogió, para este golpe al Cuartel Moncada, segunda fortaleza militar del país, bastión de la tiranía en Oriente.El 24 de julio de 1953, Pepe imparte orientaciones a los Jefes de Grupo, para la salida de 30 artemiseños para La Habana y de allí hacia Santiago de Cuba, en busca de la gloria y el orgullo patriótico.
En la acción del Moncada, el 26 de julio de 1953, a Pepe le toca participar en la toma de la Posta 3, y es uno de los pocos combatientes que logran entrar al cuartel, apresando allí a varias decenas de soldados de la tiranía. El tuvo la triste experiencia de ver caer a su lado a Renato Guitart, el joven santiaguero, a Pedro Marrero, joven cervecero, y ve caer herido a José Luis Tassende, quien luego es asesinado.
Fallido el factor sorpresa y dada la orden de retirada por Fidel, se dirige hacia la Granjita Siboney, donde se reúne con Fidel y otros 19 asaltantes, de ellos 10 artemiseños y desde allí enrumban hacia las montañas de la Gran Piedra, para continuar allá la lucha.
Desconocedores de la zona y luego de caminar incesantemente por varios días, dispersos y agotados, el grupo integrado por Fidel, Oscar Alcalde y Pepe Suárez, es sorprendido por una patrulla comandada por el Teniente Pedro Sarria, quien a pesar de las presiones de sus superiores, los mantiene con vida de forma decorosa.
Trasladados al vivac de Santiago de Cuba, es juzgado por la causa 37 de 1953 y condenado a 10 años de prisión, en Isla de Pinos. Ya en ese lugar se crea, a iniciativa de Fidel, la academia Abel Santamaría, en la cual Pepe imparte clases de Historia de Cuba.
Presidio
El 12 de octubre, el Ministro de Gobernación, Ramón Heredia, dispuso que el grupo de revolucionarios condenados por los sucesos del Moncada, dentro del cual se encontraba Pepe Suárez, fuera trasladados a l Reclusorio Nacional de la Isla de Pinos. Según las disposiciones del Tribunal deberían permanecer en locales especiales, separados de los presos comunes[1]. En aviones DC - 3, del ejército, bajo fuerte custodia militar fueron trasladados desde la provincia de Oriente hasta la Isla de Pinos[2].Fue ubicado, junto al resto de sus compañeros, en una de las salas del hospital del presidio, separados de los presos comunes por una pared de ladrillos que fue levantada para ese fin[2]. Poco después se le permitió recibir una visita al mes y alguna correspondencia, que siempre era severamente revisada y censurada. Al crear los moncadistas una cooperativa para que los recursos que les llegaban fuesen repartidos a partes iguales, Pepe Suárez fue nombrado como responsable de las existencias de la misma.
Como el resto de sus compañeros se negó a aceptar la cena especial del 24 de diciembre de 1953 en protesta por los asesinatos cometidos por el ejército y la guardia rural durante los sucesos del Moncada[2].
El 12 de febrero de 1954, cuando el dictador Fulgencio Batista visitaba el Penal para inaugurar la planta eléctrica de la prisión, Jesús Montané, junto a sus 25 compañeros[3] entonó a toda voz la Marcha del 26 de Julio. Batista prestó atención a la letra y visiblemente disgustado sólo preguntó quiénes cantaban, luego abandonó rápidamente el reclusorio. Por esta acción serían castigados severamente, Fidel Castro, Ramiro Valdés, Ernesto Tizol, Israel Tápanes y Agustín Díaz Cartaya.
Pepe Suárez fue trasladado junto a José Ponce, Julito Díaz y Fidel Labrador a La Habana con rumbo a Pinar del Río, de septiembre de 1954, como acusado de la Causa 125 de 1953 de la Audiencia de Pinar del Río, instruida en Artemisa por la detección en Pijirigua de una de las fincas que se habían utilizado para el entrenamiento militar antes del asalto al Cuartel Moncada. El 24 de ese mes, cuando sus compañeros regresaron al Presidio Pepe quedó retenido en La Habana para testificar en la Causa 938 de 1953. Por esta causa sería remitido nuevamente a La Habana desde el 19 de noviembre de 1954 hasta el 27 de enero de 1955.
Desde 1954 y con mayor fuerza a partir de 1955 comenzó un amplio movimiento nacional, que abarcó a casi todas las tendencias políticas y clases del país, en pro de una amnistía general que incluyese a los moncadista. El 10 de marzo de 1955, en medio de los festejos oficiales por el tercer aniversario del golpe de estado, se presentaron en ambas cámaras del Congreso Cubano sendos proyectos de amnistía general. El 6 de mayo, luego de ser aprobada por ambas cámaras del Congreso Cubano, Fulgencio Batista firmó la Ley de amnistía que ponía en libertad a todos los presos políticos[4], incluidos los asaltantes de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes que cumplían su condena en el presidio de la Isla de Pinos. Gracias a la amnistía el 15 de mayo de 1955 salió en libertad junto a sus compañeros de presidio político.
Lucha insurreccional
Ya en la propia cárcel se habían dado los primeros pasos para la formación del Movimiento 26 de julio en todo el país y en julio de 1955, Pepe es electo miembro de su Dirección Nacional.Luego de constituir el Movimiento 26 de Julio, en todos los municipios de la provincia, Pepe realiza tareas en la clandestinidad como coordinador del M-26-7 en la provincia de Pinar del Río y La Habana. Son numerosas las acciones que dirige contra el aparato y el orden impuesto por la dictadura, manteniendo en jaque a la tiranía, apoyando el desembarco del Granma el 30 de noviembre de 1956, en Pinar del Río y en La Habana, recuperando las armas que se utilizaron en el Asalto al Palacio Presidencial, el 13 de marzo de 1957, para su posterior envío a la Sierra Maestra.
Pepe fue apresado, en una ocasión por el tristemente celebre y connotado asesino Esteban Ventura Novo, logrando su libertad por las gestiones urgentes de un abogado. En esos momentos él era el hombre más buscado en La Habana y por su captura se ofrecía una fuerte recompensa. Ante tal situación, la Dirección del Movimiento decide enviarlo al exilio, saliendo hacia Guatemala a mediado de 1957.
En el exilio continua su labor proselitista a favor de la Revolución, recaudando fondos y preparando expediciones con hombres y armas para la lucha en las montañas.
Revolución en el poder
En estas actividades se encontraba cuando ocurre el Triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959, y hasta México mandó Camilo Cienfuegos a buscarlo, en ese primer mes del triunfo.A su regreso a la patria, Pepe, se desempeña como coordinador provincial del M-26-7 en Pinar del Río. En los días de Girón se encuentra movilizado para la localización de posibles desembarcos diversionistas o alternativos por otras zonas del país. Los muros de la Fortaleza de la Cabaña lo ven ir y venir, durante la crisis de octubre de 1962 y después se consagra a la creación de la patria nueva.
Muerte
Fallece el 15 de junio de 1991.Referencias
- Volver arriba ↑ Acta de condena del 6 de octubre de 1953. Folios del 2944 al 2951. Acta de continuación de Urgencia. En Mencia, Mario. La Prisión Fecunda. Editora Política. La Habana. Cuba. 1980
- ↑ Saltar a: 2,0 2,1 2,2 Mencia, Mario. La Prisión Fecunda. Editora Política. La Habana. Cuba. 1980
- Volver arriba ↑ En ese momento estaban fuera del Penal, Ciro Redondo, quien respondía en Causa 125 de 1953 en la Audiencia de Pinar del Río y Abelardo Crespo, quien no se recuperaba aún de la grave herida de bala que tenía en el pulmón y estaba todavía en Santiago de Cuba
- Volver arriba ↑ Ley No 2. Gaceta Oficial de la República de Cuba. 7 de mayo de 1955
No hay comentarios:
Publicar un comentario