La economía social
triunfó en Nicaragua
Hedelberto
López Blanch
Varios
factores se unieron para que el presidente nicaragüense, Daniel Ortega Saavedra
lograra la reelección con su Partido Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN) pese a la fuerte ofensiva de la derecha en América Latina contra los
gobiernos y movimientos progresistas de la región.
Pero
innegablemente que la clave del éxito, que le llevó a arrasar en los comicios
del pasado 6 de noviembre con el 72,5 %
de los votos, fueron los programas sociales desarrollados en los últimos años y
el impulso que ha tenido la economía del país.
Como enuncié
al principio diversas causas influyeron en los recientes acontecimientos.
Recordemos primeramente que Nicaragua sufrió, pero combatió fuertemente, encabezados
por el general Augusto César Sandino, varias invasiones e intervenciones
norteamericanas. El Sandinismo alcanzó el poder en 1979 tras una larga lucha
contra la dictadura somocista. Casi todo el ejército fue sustituido por miles
de combatientes que se enfrentaron al anterior régimen, lo que significó una
seguridad para el gobierno popular.
Durante 10
años, (1979-1989) el FSLN realizó numerosas transformaciones socio-económicas, llevó
a cabo grandes campañas de alfabetización, introdujo la atención médica
gratuita e inició una reforma agraria para beneficiar al empobrecido
campesinado, pero una violenta guerra impuesta desde Estados Unidos, desangró
al país y le abrió las puertas a las fuerzas de derecha que ocuparon la
presidencia en 1990.
Siguieron 16
años de profundas políticas neoliberales. Se sucedieron tres regímenes de
derecha que aplicaron y llevaron adelante las políticas de privatización
diseñadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)
las que provocaron graves afectaciones a los programas sociales y a la débil
economía nicaragüense.
Denis Darce
Solís, que en 2006 fungía como director de Proyectos y Capacitación de la
Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), definía la situación: “La
pobreza la vemos día a día, en la gente que llega a los hospitales públicos con
altos niveles de desnutrición, cuando vemos que un millón de niños queda afuera
del sistema educativo cada año, o un cuarto de millón de niños trabajando en
las calles, y en los últimos tiempos una creciente explotación sexual de los
menores".
Datos del
Banco Mundial señalaban que el 46 % de los nicaragüenses sobrevivía con poco
más de un dólar al día y el desempleo alcanzaba al 60 % de la Población
Económicamente Activa. El analfabetismo subía al 35 % y casi un millón de
menores estaban fuera del sistema educacional.
El abandono
social impuesto por tres gobiernos de derecha sucesivos mediante extremas
medidas neoliberales resultó catastrófico y dejó a Nicaragua con más de 1 400
000 personas pobres, en su mayoría niños, y el índice más alto de desnutrición
de Centroamérica. Esas calamidades no las podía olvidar un pueblo que luchó
durante decenas de años por su liberación e independencia.
Con el
retorno del FSLN y de Daniel a la presidencia en 2007, se pusieron en vigor
numerosos programas sociales para tratar de sacar a la mayoritaria población de
la miseria y de las perentorias condiciones.
Se
restableció la educación y la atención médica gratuita en las instituciones
públicas. Se logró alfabetizar a toda la población con el programa cubano Yo Si
Puedo y Nicaragua fue declarada por la UNESCO en 2009 como el tercer país del área,
libre de ese flagelo. Con la ayuda económica entregada a las familias disminuyó
la alta deserción escolar debido a que ya los menores no tenían que buscar sus
propios sustentos en infames labores.
La salud
pública llegó a todo el país y se establecieron programas como la Operación Milagro
(en colaboración con Cuba y Venezuela) que ha devuelto la visión a miles de
ciudadanos. La misión Todos con Voz detectó a personas con discapacidad para
atenderlas gratuitamente.
A través del
convenio Usura Cero se ofrecen micro créditos a bajos intereses a los
pobladores de las zonas rurales para incrementar los pequeños negocios
familiares lo cual ha favorecido a miles de ciudadanos.
Por medio
del programa Hambre Cero, familias pobres que poseen pequeños pedazos de
tierra, reciben ayuda financiera y animales de crianza para mejorar e
incrementar las crías y poderlas comercializar.
Con el Plan Techo
200 000 familias han recibido alrededor de 2 200 000 láminas acanaladas de
zinc, mientras a otros 30 000 núcleos familiares se les arreglaron o ampliaron
sus viviendas, o se les entregaron nuevas casas.
Hasta 2015
se han otorgado 25 000 inmuebles a familias pobres que solo disponían de chozas
cubiertas de cartón y pedazos de lata.
Nicaragua
arriba a finales de 2016 con la aplicación de
políticas macroeconómicas, combinadas con una expansión
constante de las exportaciones y la inversión extranjera directa, que le han
ayudado a afrontar las turbulencias económicas derivadas de la crisis de
2008-2009 y de la subida de los precios de los alimentos. Desde 2007 su
crecimiento económico promedio ha sido uno de los más altos de América Latina,
pese a que aun clasifica entre los países más pobres de la región.
El pronóstico para este año es de un 4.4 %, con lo que la nación
se coloca en los primeros puestos de crecimiento de Centroamérica, mientras la
inversión extranjera directa y el comercio muestran perspectivas favorables.
Una encuesta del Instituto Nacional de Información de
Desarrollo, detalló que en el período 2009-2014, hubo una disminución de 13
puntos porcentuales en la pobreza nacional, que descendió de 42.5 a 29.6 %. Para
el mismo período, la pobreza extrema presentó una disminución de 6 puntos
porcentuales, tras pasar del 14.6 al 8.3 %.
El gobierno
ya actualizó el Plan Nacional para el Desarrollo Humano (PNDH) cuyo objetivo
general es reducir la desigualdad mediante el aumento del combate a la pobreza,
la reducción del gasto y el incremento de la inversión.
El pueblo
nicaragüense esta consciente, por experiencia propia, de lo que significaría un
retroceso hacia programas neoliberales impuestos por las fuerzas de derecha y
por eso Daniel Ortega y su compañera de fórmula, Rosario Murillo, arrasaron con
un 72,5 % de los votos para un tercer mandato consecutivo del FSLN hasta el
2021.
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