El Sistema de Gobierno Estadounidense.
Raul Sorondo
Los Padres
Fundadores de La Patria estadounidense crearon un sistema de gobierno
fuertemente prote-gido por una Constitución que haría virtualmente imposible
desmantelarlo. El Sistema Constitucional
de los Estados Unidos está formado por tres poderes independientes: El
Legislativo, el Presidencial y el Ju-dicial. El Poder Legislativo crea las
leyes, el Presidente las ejecuta y el Judicial se asegura que las leyes
mantengan su integridad constitucional. El Sistema fue ideado para evitar que
uno de ellos se imponga a los otros.
El Presidente es el Comandante en Jefe de Las Fuerzas Armadas de
la Nación pero necesita la aproba-ción del Congreso para ir a una guerra. Nombra a los jueces a la Corte Suprema, a los
Secretarios de su Gabinete, Embajadores, Consules y otras posiciones oficiales
pero necesita que el Senado apruebe
estos nombramientos. El Presidente,
aunque tiene la obligación de ejecutar
las leyes que emite el Congreso, también tiene el Derecho Constitucional de vetarlas. Es esta
autoridad la que le permite al
Presidente discutir y negociar con el Congreso para poder llegar a acuerdos. Tambén debemos hacer notar que los ciudadanos
tienen el derecho de llevar hasta la Corte Suprema cualquier ley aprobada que
consideren inconstitucional.
Si el Presidente tiene una mayoría de su propio
Partido en ambas cámaras del Congreso, puede pro-poner o respaldar leyes que tengan
una mayor posibilidad de ser aprobadas,
pero inclusive, contar con estas mayorías no garantiza la aprobación de
una ley. El Presidente Obama no pudo lograr la aproba-ción de la ley para el
Cuidado de la Salud como el quería, a pesar de tener mayoría de
Democratas en ambas cámaras del Congreso
, porque un grupo de legisladores demócratas se opusieron y tuvo que
conformarse con lo que pudiéramos llamar
un primer paso de varios pasos necesarios para alcanzar una reforma cabal del
cuidado de la salud. La ley para
legalizar a los “dreamers” o
jóvenes estudiantes que llegaron
a este país siendo niños , aunque pasó en la Cámara de Representante no
corrió con la misma suerte en el Senado porque 5 senadores demócratas se opusieron.
Todo lo anterior nos enseña
que no podemos confiar en demagogos que nos afirman que ellos solo y solo ellos
pueden cambiar los destinos del país y mucho menos si apelan al odio y la
división del pueblo. El Presidente no es un Dictador y necesita poseer un poder
de persuasión y una habilidad extraordinaria para lograr un consenso
mayoritario a favor de las leyes que él considera son las más beneficiosas para
la nación. También debemos aprender que no hay soluciones mágicas que puedan
arreglar todos los problemas con solamente desearlos. Enmiendas y Reformas,
con tiempo y muchas dificultades, pudie-ran
lograr transformaciones que se adaptasen
a las nuevas realidades de un mundo
en constante evolución. Esta evolución, que se acelera con el rápido avance de
las nuevas tecnologías y ciencias en general, obligaría también a acelerar las
necesitadas transformaciones, forzandonos a escoger correc-tamente a quienes le daremos
la responsabilidad de gobernar.
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