Hoy este espacio de El Duende será utilizado por nuestro director Max Lesnik para dar respuesta adecuada al artículo del periodista Andrés Reynaldo publicado el pasado viernes en el periódico El Nuevo Herald en Español de esta ciudad de Miami. Dice así:
Me acaban de enviar través del correo electrónico un artículo con el título “De la máscara al rostro” publicado en el Miami Herald en Español el pasado viernes bajo la firma de Andrés Reynaldo- alias “Cherburgo” para los que lo conocen de atrás, de cuando era un diletante habitante de La Habana Vieja- hoy director del Departamento Editorial del moribundo Canal Cloaca de Miami “América TV”.
Quizás preocupado por el incierto destino del Canal en que labora como periodista, Reynaldo se lamenta un tanto resignado de la presencia en las pantallas televisivas de Estados Unidos- incluyendo Miami- de un Canal que con el nombre de “CubaMax TV”, nos trae el mejor contendido de la televisión cubana, algo que para los Canales Cloacas del sur de La Florida constituye una seria competencia, además de la que ya tienen con CNN en Español y la amplia gama de Canales que trasmiten en nuestro idioma para todos los hispanos parlantes de origen latinoamericano, que sumados todos ellos, son mucho más de un diez a uno, que el reducido grupo de cubanos de extrema derecha que constituyen la poca audiencia del Canal Cloaca en el que trabaja el ya nada joven Andrés Reynaldo para ganarse su “salario del miedo”.
El párrafo inicial del artículo de Reynaldo revela más que todo su frustración ante la realidad del nuevo escenario en que vivimos. Dice así el descafeinado “Cherburgo” de la Habana Vieja:
“Hay imágenes que retratan una época. En La Habana, el ex secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, y Reinaldo Taladrid, uno de los más –aquí va un insulto- charlando animadamente, graciosamente, con el presidente Barack Obama.
Y en Coral Gables, Gutiérrez y Taladrid compartiendo mesa con Max Lesnik, uno de los más fieles devotos de –aquí va otro insulto- que se llama Fidel Castro”.
Lo que dice de mí el resentido Reynaldo poco me importa, puesto que ya estoy acostumbrado a recibir ataques de tal estilo, que lejos de ser una ofensa lo tomo como un honor.
En cuanto al ex secretario de Comercio Carlos Gutiérrez , Reynaldo es más moderado en sus ataques que contra Taladrid, seguramente movido por el temor reverencial que siente hacia los que, como en el caso de Gutiérrez, se le tiene como parte del “Establishment” norteamericano. Así son de “genuflexos” estos “Plattistas” cubanos de Miami.
Pero es a Reinaldo Taladrid el Reinaldo de La Habana, a quien el otro Reynaldo- el ex Cherburgo de La Habana Vieja- dedica las peores andanas de su arsenal de insultos personales, que por supuesto no vamos a repetir por respeto al amigo en la distancia.
Lo que sí puedo decir por los fueros de la verdad, es que durante toda la estancia de Reynaldo Taladrid en Miami en más de una docena de presencias nuestras en lugares públicos de esta ciudad, en compañía de Reynaldo Taladrid, todos aquellos que reconocieron al destacado periodista estrella de la televisión cubana, lo saludaron con gran afecto y tantas pruebas de reconocimiento, que en 29 ocasiones contadas por mí, cubanos y cubanas de cara joven pidieron retratarse con él para dejar constancia del encuentro con alguien que les revitalizaba su cubanía de siempre, a pesar de que estábamos en Miami y no en La Habana.
Insultos aparte, el Reynaldo de Miami termina su artículo en el Herald con un párrafo que denota claramente su frustración por la nueva realidad cubana en que vivimos : Dice así textualmente:
“Este es el problema del exilio. Todos los días salen veinte vuelos repletos de gentes que juraron ser perseguidos políticos para obtener la residencia de Estados Unidos. Este verano, muchas familias de Miami están enviando a sus hijos de vacaciones a la isla. Lo atrozmente confuso, lo insidiosamente corruptor, es que la mayoría de estos viajeros al parque temático de la opresión dicen ser anticastristas. La máscara de la doble moral se ha convertido en rostro.”
Y en eso Andrés Reynaldo tiene toda la razón. Miami ha cambiado para bien. Pero el odio a Cuba y a su pueblo todavía sigue vivo en hombres como el viejo “Cherburgo” de La Habana Vieja, hoy ya con su grande cabezota “mas canosa” , con una nueva mascara de fango para encubrir su rostro- más bien una mueca- que retrata su amarga frustración . Por nuestra parte nada de insultos graves. Hay que ser generosos con los que muerden la impotencia de su derrota.
Les habló en el espacio de El Duende, Max Lesnik.
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