Carlos Puebla cantor del pueblo
Porte sobrio y sencillo. Personalidad plena en cubanía. Música guajira. Prosa contundente. Me atrevo a definirlo así cuando escuchaba espacios suyos por Radio Liberación, como “De Cuba traigo un cantar” y “Carlos Puebla canta al pueblo”.
Fue un consecuente cantor popular, un cronista de su época plenamente identificado con el proceso histórico de su país; algo que manifestó en su creación musical. Al escuchar su música cualquiera se motiva a indagar por el más reciente capítulo de la historia de Cuba.
Manzanillero de origen; hijo de un mambí que al finalizar la guerra del 95 cuya causa quedó truncada por la injerencia foránea, Carlos Manuel Puebla Concha vio la luz de la vida en 1917. Sin formación académica alguna deambulaba con su guitarra en los pocos ratos de ocio, al tiempo que se desempeñaba en múltiples oficios humildes para ayudar al sostenimiento familiar.
Contaba la edad de 14 años cuando por primera vez se paró ante un micrófono radial en la CMKM de su pueblo natal, y así comenzó un quehacer musical que hubo de acompañarle durante toda su existencia hasta que nos dijo adiós en 1989; eso sí, dejándonos el precioso legado de sus composiciones.
Autor de piezas mundialmente conocidas como “Cuenta conmigo”, que popularizó del dúo de Clara y Mario, y “Quiero hablar contigo”, parte indispensable del repertorio de los mejores boleristas, a los que se suman otros como “Salgamos del error”.
A lo largo de su trayectoria formó parte de varios tríos con los que grabó varias de sus piezas, y además de aquellas inspiraciones sentimentales y simpáticos sones y guarachas que tanta gloria le dieron, la mayoría lo recordamos como el intérprete y compositor revolucionario que supo contar y cantar los males de la seudo-república, las conquistas que un día tras otro alcanzaba la Revolución triunfante sin dejar de evocar momentos de hondo dolor patrio como la desaparición física de Camilo Cienfuegos y la muerte del Che en tierra boliviana.
Evocar aquella música que desde el arte fue también contar trozos importantes de nuestra historia, obliga a mencionar. Cantó a los Comités de Defensa de la Revolución; la Reforma Agraria; la Alfabetización; a la incorporación de la mujer en la construcción de la nueva sociedad; a las batallas ganadas en la OEA protagonizadas por el Canciller de la Dignidad Raúl Roa; a la ilegal ocupación del territorio cubano en Guantánamo, a las zafras del pueblo. Cantó a Fidel en más de una ocasión y de ello recordamos aquello de “se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar”, aludiendo a todas aquellas medidas que acabaron de una vez por todas con el latrocinio, la politiquería, la prostitución y el fraude.
Su música estuvo presente en discos, en la radio cubana con programas exclusivos; cubrió espacios televisivos y llegó al cine, tanto cubano como de factura internacional, como fue Estado de Sitio, rodada por el realizador griego Costa Gavras. Es memorable aquella escena uruguaya – basada en hechos reales - cuando por los altavoces se escucha a pleno volumen la canción “Hasta siempre Comandante”, dedicada al Guerrillero Heroico, mientras que los gorilas suramericanos no podían ocultar su desconcierto.
Llevó el cantar revolucionario a muchos países, tanto de América Latina como de Europa y otros confines. Fue así un embajador de la música histórica de la Revolución Cubana.
Carlos Puebla fue el cronista de la Revolución Cubana, a la que cantó con su aire guajiro pleno de cubanía. Puso en su guitarra, letras y voz, acompañado por Los Tradicionales, el sentir y el protagonismo histórico de todo un pueblo que de una vez por siempre rompió las cadenas que le oprimieron por siglos.
Este 12 de julio se cumplen 27 años de su deceso; ocasión especial para recordarlo, seguir escuchando sus canciones y cantar con su voz aquella estrofa inmortal que lo identificaba: “De Cuba traigo un cantar / hecho de palma y de sol / cantar de la vida nueva / y del trabajo creador / para el ensueño mejor / cantar para la esperanza / para la luz y el amor...“ Ese fue Carlos Puebla del pueblo, y éste sigue siendo el pueblo al que le cantó y sigue recordándolo.
Fue un consecuente cantor popular, un cronista de su época plenamente identificado con el proceso histórico de su país; algo que manifestó en su creación musical. Al escuchar su música cualquiera se motiva a indagar por el más reciente capítulo de la historia de Cuba.
Manzanillero de origen; hijo de un mambí que al finalizar la guerra del 95 cuya causa quedó truncada por la injerencia foránea, Carlos Manuel Puebla Concha vio la luz de la vida en 1917. Sin formación académica alguna deambulaba con su guitarra en los pocos ratos de ocio, al tiempo que se desempeñaba en múltiples oficios humildes para ayudar al sostenimiento familiar.
Contaba la edad de 14 años cuando por primera vez se paró ante un micrófono radial en la CMKM de su pueblo natal, y así comenzó un quehacer musical que hubo de acompañarle durante toda su existencia hasta que nos dijo adiós en 1989; eso sí, dejándonos el precioso legado de sus composiciones.
Autor de piezas mundialmente conocidas como “Cuenta conmigo”, que popularizó del dúo de Clara y Mario, y “Quiero hablar contigo”, parte indispensable del repertorio de los mejores boleristas, a los que se suman otros como “Salgamos del error”.
A lo largo de su trayectoria formó parte de varios tríos con los que grabó varias de sus piezas, y además de aquellas inspiraciones sentimentales y simpáticos sones y guarachas que tanta gloria le dieron, la mayoría lo recordamos como el intérprete y compositor revolucionario que supo contar y cantar los males de la seudo-república, las conquistas que un día tras otro alcanzaba la Revolución triunfante sin dejar de evocar momentos de hondo dolor patrio como la desaparición física de Camilo Cienfuegos y la muerte del Che en tierra boliviana.
Evocar aquella música que desde el arte fue también contar trozos importantes de nuestra historia, obliga a mencionar. Cantó a los Comités de Defensa de la Revolución; la Reforma Agraria; la Alfabetización; a la incorporación de la mujer en la construcción de la nueva sociedad; a las batallas ganadas en la OEA protagonizadas por el Canciller de la Dignidad Raúl Roa; a la ilegal ocupación del territorio cubano en Guantánamo, a las zafras del pueblo. Cantó a Fidel en más de una ocasión y de ello recordamos aquello de “se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar”, aludiendo a todas aquellas medidas que acabaron de una vez por todas con el latrocinio, la politiquería, la prostitución y el fraude.
Su música estuvo presente en discos, en la radio cubana con programas exclusivos; cubrió espacios televisivos y llegó al cine, tanto cubano como de factura internacional, como fue Estado de Sitio, rodada por el realizador griego Costa Gavras. Es memorable aquella escena uruguaya – basada en hechos reales - cuando por los altavoces se escucha a pleno volumen la canción “Hasta siempre Comandante”, dedicada al Guerrillero Heroico, mientras que los gorilas suramericanos no podían ocultar su desconcierto.
Llevó el cantar revolucionario a muchos países, tanto de América Latina como de Europa y otros confines. Fue así un embajador de la música histórica de la Revolución Cubana.
Carlos Puebla fue el cronista de la Revolución Cubana, a la que cantó con su aire guajiro pleno de cubanía. Puso en su guitarra, letras y voz, acompañado por Los Tradicionales, el sentir y el protagonismo histórico de todo un pueblo que de una vez por siempre rompió las cadenas que le oprimieron por siglos.
Este 12 de julio se cumplen 27 años de su deceso; ocasión especial para recordarlo, seguir escuchando sus canciones y cantar con su voz aquella estrofa inmortal que lo identificaba: “De Cuba traigo un cantar / hecho de palma y de sol / cantar de la vida nueva / y del trabajo creador / para el ensueño mejor / cantar para la esperanza / para la luz y el amor...“ Ese fue Carlos Puebla del pueblo, y éste sigue siendo el pueblo al que le cantó y sigue recordándolo.