Poca agua,
poca vida
Por
Hedelberto López Blanch
Cada vez son
más deficitarias las cuencas acuíferas que se hallan a lo largo y ancho del
globo terráqueo lo que causa innumerables problemas a millones de personas que
tienen limitadas condiciones de acceso a ese fundamental líquido para la
sobrevivencia humana.
En una
intervención especial durante la reciente celebración del VII Congreso del
Partido Comunista en La Habana ,
el líder de la Revolución ,
Fidel Castro, preguntaba: ¿Cómo alimentar los miles de millones de seres
humanos cuyas realidades chocarían irremisiblemente con los límites de agua
potable y recursos naturales que necesitan?
Y agregaba:
¿Quién va a alimentar a los pueblos sedientos de África sin tecnologías a su
alcance, ni lluvias, ni embalses, ni más depósitos subterráneos que los
cubiertos por arenas? Veremos qué dicen los gobiernos que casi en su totalidad
suscribieron los compromisos climáticos.
Desde
tiempos remotos los pueblos se enfrentaron por el control de las aguas de los
ríos y lagunas que eran las únicas soluciones para la vida de sus habitantes,
pero como ha ocurrido a lo largo de la historia, los más fuertes se adueñaban
de las fuentes de abasto en detrimento de las poblaciones derrotadas.
Ahora los
expertos y analistas aseguran que producto del cambio climático, la
desertificación, la falta de lluvias y la comercialización del agua que ha
tomado fuerza en las últimas décadas, las guerras y los conflictos por el
líquido potable será uno de los principales problemas para la humanidad en este
siglo XXI.
Cálculos
científicos estiman que en pocos años, la demanda de agua será muy superior al
suministro y las naciones que la posean podrían ser víctimas de saqueo, ventas
o anexiones (circunstancia que ya ocurre en algunas regiones).
La situación
actual es de por sí bastante peliaguda. El 70 % de la tierra esta cubierta por
agua salada y solo el 2,5 % es potable. De éstas, el 70% se utiliza en la
agricultura, el 20 % en la industria y el 10 % al consumo humano. La
contaminación de las aguas provocan la muerte de más de 5 000 000 de personas
anuales, principalmente de menores de edad.
Unos 1 300 millones de habitantes no tienen acceso al agua y 2
200 millones viven sin condiciones sanitarias. Para 2050 la Organización de
Naciones Unidas estima una población mundial de 9 000 millones con una demanda
superior al 60 % de la actual, mientras que el 85 % de las fuentes hídricas se hallan
donde habita el 12 %.
Un estudio de la
NASA , dirigido por el científico Jay Famiglietti, asegura que
21 de los 37 acuíferos subterráneos más grandes del mundo, ubicados en regiones
desde la India
y China hasta Estados Unidos y Francia, han pasado sus puntos de inflexión de
sostenibilidad y los problemas se agravan por el calentamiento global.
La
información divulgada por The Washington Post indica que los acuíferos
subterráneos suministran el 35 % del agua utilizada en todo el mundo y los más problemáticos se encuentran en
regiones pobres y densamente pobladas, como en el noroeste de la India , Pakistán y el norte de
África.
En la década que duró el estudio (2003-2013) los datos obtenidos
por los satélites de la NASA
demostraron que los principales acuíferos se han reducido por el ritmo de las
demandas de la agricultura, las poblaciones en crecimiento, las industrias
mineras, textiles y los cambios climáticos.
Señala la NASA
que la fuente que presenta más dificultades —con agotamiento rápido y poco
signo de reabastecimiento— es el Acuífero Árabe, que la utilizan más de 60
millones de personas. Le siguen la cuenca del Indo en la India y Pakistán, y la
cuenca del Murzuk-Djado en Libia y Níger.
Los acuíferos más grandes del mundo son el Areniscas de Nubia
con 75 000 millones de metros cúbicos; el Norte del Sahara (60 000 millones);
el Guaraní (37 000 millones); Gran cuenca Artesiana (20 000 millones); Altas
Planicies (15 000 millones), y Norte de China (5 000 millones de metros
cúbicos).
El informe de la
Nasa no refleja otra realidad, que se ha hecho muy peligrosa
para miles de millones de habitantes del orbe: el impulso de las
privatizaciones de los abastos de agua realizado en diferentes países para
beneficio de las compañías transnacionales y las oligarquías nacionales.
Las grandes
corporaciones han pasado a controlar el agua en gran parte del planeta y se
especula que en los próximos años, unas pocas poseerán el control monopólico de
casi el 75 % de este recurso vital para la vida en el planeta.
Entre las principales transnacionales aparecen la Suez (Francia) con una venta
anual de 6 360 millones de euros y unos 100 millones de clientes; la Veolia-Vivendi
(Francia) con venta de 4 207 millones y 80 millones de consumidores, y la
RWE Thames Water (Alemana-inglesa) con 4
065 millones de ventas y 70 millones de usuarios. También están las españolas
Iberdrola, Unión Fenosa y Aguas de Barcelona.
Los dos organismos financiero más importantes, el Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional han jugado un destacado papel a favor de
esas dañinas prácticas, al otorgar préstamos a más de dos docenas de naciones
bajo la condición de privatizar ese recurso. Además, se convierten en jueces en
caso de conflicto entre los inversionistas y los Estados.
La
investigadora Sara Grusky en su estudio, FMI fuerza a privatizar
el agua en países pobres, denunció que ese organismo y el BM impusieron esa
obligación entre 1996 y 2002, con un fondo de 2 000 millones de dólares, en un
periodo “en el que México, El Salvador, Honduras, Argentina y Bolivia vivían
diversos procesos de privatización del agua”.
Con la alerta lanzada por la NASA y la ofensiva
desatada en Latinoamérica por fuerzas de derecha, con apoyo manifiesto de las
potencias occidentales, peligra la integridad del Acuífero Guaraní que se extiende desde
el norte de Brasil hasta la pampa argentina con 37 000 millones de metros
cúbicos.
Con
1 190 000 kilómetros cuadrados de extensión, superficie
mayor que las de España, Francia y Portugal juntas, comprende 850 000 kilómetros
cuadrados del Brasil (equivalente al 9,9 % de su territorio), 225 000 de la Argentina (7,8 %), 70 000
kilómetros cuadrados de Paraguay (17,2 %) y 45 000 kilómetros cuadrados de
Uruguay, 25,5 % de la superficie de la nación oriental.
Sus fuentes podrían abastecer indefinidamente a 360 millones de
personas, mientras la población en el área del acuífero, se estima en 17 millones.
Los
jefes del Comando del Ejército Sur de Estados Unidos han mantenido una cíclica
presencia en esa región y el Banco Mundial comenzó, a partir de 2007, a financiar proyectos
en el Guaraní.
Por esos
motivos, resulta necesario preservar sus aguas para beneficio de los habitantes
de América del Sur y que éstas no salgan en pipas o embotelladas para aumentar
las ganancias de las transnacionales y de los países poderosos.
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