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Date: | Wed, May 11, 2016 2:05 pm |
ELIGIO DAMAS
Así, con página en blanco, Pedro Carmona se "auto juramentó" como presidente "breve" de Venezuela en el 2002. |
Nota: El siguiente trabajo es el capítulo N° XVI de nuestro libro con el título arriba indicado. Como casi todos los que he escrito está también sin editar. Es una advertencia de cómo los golpes de Estado, aparte que no conducen a ninguna solución ejemplarizante y positiva, quienes asumen el control suelen llevarse por delante, una vez afianzados en el poder incluso a quienes le apoyaron. También, llamo la atención, sobre Venezuela, donde no se trata de cambiar al gobierno únicamente, sino borrar la imagen del chavismo y las ansias de justicia de la población mayoritaria.
XVI.- El golpe de Carmona, sus arranques represivos y el papel de la gran prensa
La confesión de Carmona Estanga ya mencionada, según la cual en el “DECRETO” se optó por llamar a elecciones para año después de su “toma de posesión, por temor bien fundamentado que si de alguna manera las chavistas participaban ganarían, revela de hecho el anuncio de la necesidad de un plan previo para borrar esa amenaza.
Uno puede hasta concederle a Carmona un hálito de buena fe y aceptar que pensaba que pasado un año, atemperado los ánimos, el gobierno de “Transición Democrática”, por él presidido, llamaría a nuevas elecciones y hasta que esto se concretase. Pero si vamos al ejemplo de Pérez Jiménez, encontramos que éste hizo aquellos ofrecimientos y en efecto “los cumplió”.
Pasado un tiempo usurpando el poder, después de sacar del mismo al presidente legítimo Rómulo Gallegos, Pérez Jiménez por haberlo ofrecido y presentar un rostro “respetable” a la comunidad internacional, convocó unas elecciones, con un Consejo Electoral por él controlado, con los partidos privados de actuar con libertad y pese todo perdió las elecciones y decidió anular los resultados, detener a los opositores, ahora gente de COPEI y URD, que le habían permitido un margen de decencia y hasta le apoyaron a derrocar al autor de Doña Bárbara y Canaima de la presidencia. Pero este ejemplo no es el único en América Latina, todos los dictadores y golpistas vivieron el mismo proceso, hicieron los mismos ofrecimientos y terminaron haciendo lo mismo.
Por eso, el ofrecimiento de Carmona obedece al mismo instinto de conservación y oculto espíritu continuista; además de pasar por alto los planes del Departamento de Estado que, en estos asuntos son determinantes, como lo muestra la historia de América Latina y la infinidad de documentos que ahora se desclasifican en los propios EEUU.
Para sus planes, Carmona y la derecha que con él llega al poder, tiene todo el apoyo mediático nacional e internacional. Ya hemos visto antes cómo reaccionó “El País” de España ante el golpe de Estado. También como los más importantes diarios chilenos se acordaron para posicionar en la mente de los chilenos la necesidad de tumbar a Salvador Allende.
Para el Comité Church del Congreso de los Estados Unidos:
“El Mercurio fue un canal de propaganda mayor durante
1970-1975, así como lo fue durante las elecciones de 1970
y en el período previo al cambio”.
En ese informe, el mismo comité agrega:
“La CIA gastó 1.5 millones de dólares para apoyar a El Mer-
curio, el diario más grande del país y el canal más impor-
tante en preparar el escenario para el golpe militar del 13 de
septiembre de 1973”.
Basta con repasar la primera nota del Comité Church y recordar que el rol de “El Mercurio” fue más allá de apoyar el golpe militar, continuó sirviendo a los designios de la dictadura con posterioridad. Pero queda claro, no es necesario abundar más en esos detalle, que al lado de “El Mercurio”, en el mismo rol estuvieron otros medios de comunicación, sólo que “El Mercurio fue un canal de propaganda mayor durante 1970-75”, según el informe del Comité Church.
El periodista francés Maurice Lemoine en un trabajo titulado “De cómo la prensa del odio inició el golpe de Estado contra Chávez”, habla de un asunto del cual los venezolanos conocemos bastante, pero citamos a él, por su condición de extranjero y con una perspectiva lejana:
“Tenemos un arma mortífera que es la prensa ya hora yo
tengo la oportunidad de agradecerles”, así habló el Vice-
-almirante Víctor Ramírez Pérez el 11 de abril del 2002”.
“Después de que Chávez llegara al poder en 1998, los cinco
Principales canales privados – Venevisión, Radio Caracas
Televisión (RCTV), Globovisión y CMT- y nueve de los
diez principales periódicos nacionales, incluyendo a El Uni-
versal, Tal Cual , El Impulso, El Nuevo País y El Mundo, ha-
bían asumido el papel de los partidos políticos tradicionales.
Su monopolio informativo los había colocado en una posición
ventajosa.
De manera que el papel de la prensa venezolana, como lo fue en Chile, no estaría sujeta sólo a deshacerse de Chávez y rescatar “la institucionalidad democrática”; suena eso como muy infantil para que la gente inteligente trague el anzuelo. La meta de los golpes ha sido siempre asegurarle a los inversionistas extranjeros, en primer término y sus asociados internos, sus inversiones y que sus negocios marchen con la mayor prosperidad. La “institucionalidad” como hemos visto no es más que una palabra como reluciente para agitar ante las multitudes y complacer los oídos de los mismos que la atropellan. Por eso, el plan de la gran prensa, generalmente subsidiada en estas circunstancias por el Departamento de Estado y los inversionistas locales, beneficiada por los grandes anunciantes que suelen ser los mismos, después del golpe tiene otro plan, que la política por venir asegure los negocios de sus patrocinadores y para eso hay que procurar llegar lo más lejos que se pueda. Si es necesario hasta la dictadura; lo primero, en todo caso es ganar tiempo y sondear cómo se desarrollan los acontecimientos. Por eso, Carmona Estanga y sus socios en el Decreto llama a elecciones para un año después del golpe y eso los diarios elogiaron y apoyaron con frenesí. Como de alguna manera dieron sus respaldos a los atropellos que desató la “breve e incipiente dictadura de Carmona”.
Basta revisar los diarios de la época, repasar los abundantes videos, para empaparse de las informaciones sobre las atrocidades cometidas en Caracas por las fuerzas policiales de la Alcaldía de Caracas, ésta en manos de un opositor como lo fue Alfredo Peña, razón por la cual éste se encuentra auto exiliado en EEUU y su jefe de policía Iván Somonovis, quien ahora está detenido y con sentencia firme.
Aquel proceder policial se ejecutaba mientras en el Palacio de Miraflores Carmona Estanga auto juramentaba frente a su hoja en blanco y Leopoldo López y Henrique Capriles adelantaban sus tropelías.
El ministro Ramón Rodríguez Chacín, de Relaciones Interiores y como tal, el mayor jefe policial del país, fue víctima del allanamiento de su casa mientras se desarrollaba el golpe por una comisión que encabezaban Leopoldo López, entonces Alcalde de Chacao y Henrique Capriles Radonsky, de Baruta. Ninguno de estos ciudadanos estaba facultado por poder o autoridad alguna para realizar aquel procedimiento y menos contra una persona contra la que no había orden legal de captura o acusación delictual. Tampoco portaban orden alguna de allanamiento y captura, la cual llegó con posterioridad, emitida por una jueza comprometida en los hechos. Los actos de humillación, agresión verbal y física, ofensa, pasando por irrespetar el hogar de un ciudadano, a que fue sometido el ministro en ejercicio, son notorios y de sobra relatados en la prensa y medios audio visuales con posterioridad. Se llegó al disparate de acusar y justificar aquel atropello a un exmilitar, Rodríguez Chacín es oficial en retiro de la Armada venezolana y para más señas Ministro de Relaciones interiores, alegando que portaba ilegalmente un arma.
Igualmente se le allanó la residencia e irrespetó en presencia de sus hijos menores al diputado en ejercicio y gozando de inmunidad parlamentaria, por el simple hecho de ser militante del chavismo, William Tarek Saab, mientras se desataba una cacería contra el Vicepresidente en ejercicio, para convertirle en “ausente absoluto” Diosdado Cabello y se lanzaban rumores como la muerte de Freddy Bernal, a quien también buscaban con afán o “medio lucio” como solemos decir los venezolanos, por considerarle capaz de organizar e iniciar la contra ofensiva con el movimiento popular como en efecto sucedió y la de Aristóbulo Istúriz. Era una manera de justificar de antemano la muerte de aquellos, en caso que los llegasen a capturar, ante los ojos de la gente como un hecho natural dentro de las circunstancias.
Con el mismo desenfado, Henrique Capriles Radonsky, respaldado por una serie de personajes como sacados de la picaresca, entre ellos viejos militantes de la contra cubana de los años sesenta, procedieron a allanar la embajada de Cuba en Caracas. Este hecho de suma gravedad, que en veces olvidamos o no le hemos dado el valor que tiene en el mundo de la política y la diplomacia, es todo un discurso acerca de la actitud irrespetuosa que los golpistas tenían y todavía tienen de los valores que todo eso envuelve. Sólo en dictaduras, gobiernos irrespetuosos de toda legalidad y derecho ocurren cosas como esta.
Voy a decirlo por necesidad, pero bien sé que el lector conoce de sobra el asunto. Una embajada, del país que sea, no importa la calificación que uno tenga sobre sus políticas y gobernantes, es territorio de la nación y pueblo que representa. Como tal, no hay procedimiento legal que avale su allanamiento y eso podría traer graves consecuencias. Sólo por ignorancia u odio extremo puede llegarse a esos límites. Ese acto significa desconocer no sólo la legalidad venezolana sino también todo el orden internacional. Por lo menos que sepa, ni siquiera Pinochet incurrió en excesos como ese. Esto es mucho decir.
El allanamiento de la embajada cubana, los actos represivos antes mencionados y la postergación de las elecciones por un año en el DECRETO Carmona, hablan de lo que en el futuro podría incurrir aquel gobierno y sus asociados.
Ese futuro, como lo hemos mostrado a lo largo de este trabajo, podría aguardar muchas sorpresas a muchos de aquellos quienes ayudaron al golpe creyendo ingenuamente que sólo se trataba de “rescatar la institucionalidad perdida”.
El golpe de estado en Chile fue el 11 de septiembre de 1973, no el 13. Y sí, Pinochet si incurrió en agravios como allanar la embajada de Cuba en Chile. Dónde se ha visto que un genocida respete algo si ni siquiera respetan la vida de su semejantes.
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