domingo, 22 de mayo de 2016

¿BOLÍVAR, PRECURSOR DEL ANTIMPERIALISMO? ¿ESO ES ESTRICTAMENTE CIERTO?

ELIGIO DAMAS

            No sé. Solo soy un insignificante profesor de historia egresado de una universidad de segunda o tercera en un país que antes era subdesarrollado; otros por zalamería le llamaban en vías de desarrollo y unos poetas, sumamente soñadores, le han llamado potencia. Lo cierto es que es como es y es que hasta ahora mismo, como decimos en lenguaje coloquial, hasta el modo de caminar es importado y, en este momento, cuando carecemos de dólares, salvo para pagar los intereses de deudas cada cierto tiempo, que son como muy frecuentes,  para aquellos lujos, como el de caminar, andamos cual “Chencha”, pata cambá. Luchamos desde muy jóvenes, hasta cuando fuimos docentes, contra el rentismo e imaginamos algún día llegaría un gobierno que intentaría cambiar aquel destino trazado con el reventón del primer pozo petrolero, y los designios imperialistas,  pero ¡qué decepción!, dado aquel sueño, llegado el comandante Chávez al poder, cuando creímos se daría inicio aquel cambio que se planteaba como urgente y primordial, atendía a la contradicción fundamental, se nos vino el tiempo encima y una nueva era en lo que respecta a los negocios petroleros, con una espantosa caída de los precios del hidrocarburo y sólo por esto, dieciocho años después, nos percatamos que aquella tarea postergada, de nuevo se nos plantea como urgente, sin que nunca hubiese dejado de serlo. Pero lo que alarma y descompone, es escuchar a la dirigencia como si eso así tenía que ser; debíamos según el parecer de ella llegar al borde de este precipicio para iniciar una tarea indebidamente postergada, no por la derecha, sino por quienes estaban obligados a empezarla desde el instante mismo que accedió al poder. Según la voz oficial, no debió ser cuando nadábamos en la abundancia sino ahora que estamos en la carraplana; es decir, cuando estrictamente obligados porque de lo contrario nos hundimos en un precipicio mayor. Es extraña esa estrategia, explicación, justificación, no sé cómo llamarla pero es cierta.
             También hubo quienes nos llamaron, desde la izquierda, dependientes y colonialistas; muchos izquierdistas de esos se fueron para  la derecha, quizás como cansados de esperar, decepcionados creyendo que el día de cambiar nunca llegaría, olvidando que hasta Simón Díaz, en “Caballo Viejo”, que no es hablar de Marx y “El Capital”,  advirtió que eso no “tiene fecha en el calendario”, pero es una verdad irrefutable.  
            Un docente, no puede darse el lujo de hablar enredado. ¿Cómo un profesor de historia, a esta altura del desarrollo de las Ciencias Sociales, nos pueda o deba decir que Cristo fue antimperialista, anticapitalista, como tampoco asegurar que Bolívar fue eso mismo? Eso está bien para las algarabías, días festivos y discursos para alentar a la multitud y como recurso político para decir algo en contra pero sin dejar nada sustantivo. Son frases convencionales que nada aclaran y aunque usted no lo crea, pueden causar daño o confusiones. Es un disparate como el de Manuel Rosales cuando ubicó a Voltaire antes de Cristo. No era posible ser antimperialista si no existía el antimperialismo. Tal título podría dársele a Lenin, ni siquiera a Marx. Igualmente nunca Cristo pudo ser anticapitalista sino tal sistema no existía.
             Lo que El Libertador conoció fue la etapa del capitalismo mercantil, cuando unas mercancías se trasladaban de un sitio a otro y luego, pudo todavía, presenciar la era del liberalismo económico. Es la época de los imperios, de cuando un Estado se anexaba por la fuerza un territorio que le era ajeno para explotarle incluyendo a su gente, extrayendo materias primas y productos como café y cacoa e introduciendo toda la mercancía a la que tenían acceso a precios exhorbitantes. Aquello del “Laissez fairez, laissez passer”, “dejar hacer, dejar pasar”, que todavía subsiste como aspiración del capital y tiene de ejemplo al ALCA, era fórmula del capitalismo en su todavía etapa primaria. Es la era de aquel acontecimiento que se llamó “Revolución Industrial”. Imperialismo es otra y posterior cosa. La tesis de la conversión del viejo capitalismo en imperialista la formula Lenin en 1916, setenta y seis después de muerto Bolívar.
            He leído por tercera vez el excelente libro del cubano Francisco Pividal, “Bolívar, precursor del antiimperialismo” y veo el título como un poco exagerado o inapropiado, demasiado profético. Y en las Ciencias Sociales, como en toda ciencia, no es pertinente darse ese lujo. Una cosa es la poesía y otra la historia.
            Plantear el asunto de manera que imperio aparezca en el discurso como semejante a imperialismo, es dejar los cabos sueltos y fáciles para que cualquiera desate y deje la embarcación al garete.
            Además, la propuesta bolivariana de unidad de los pueblos de América meridional, se corresponde cuando en EEUU, contra quien estaba formulada sustancialmente ella, predominaba el esclavismo. Pero la suya, la de Bolívar, envolvía un proyecto como el del norte, que a partir de 1816 se vuelve en el discurso antiesclavista por razones de ganar fuerzas y la experiencia del fenómeno Boves. Ya en la Carta de Jamaica, antes de la entrevista con Petión, en Puerto Príncipe, plantea como aspiración republicana lo relativo al abolicionismo; no es sustentable decir que fue por atender una aspiración del presidente haitiano y como a cambio de su ayuda, pues parece un simplismo y descalificación de El Libertador. “La Carta de Jamaica” desmiente esa versión que supone a un Bolívar distinto a lo que fue.
             Llegado aquí, debo advertir que estas cosas de imperio, imperialismo y abolicionismo, en relación con la vida política de Bolívar no tienen nada que ver con Pividal y su libro. De estos, sólo he hecho referencia crítica al título.
            Lo que nuestro máximo héroe epónimo planteó fue la creación de una gran Confederación que sumase territorios, unificase mercados y constituyese un bloque para competir con el del norte, lo que no cabe duda que, en su tiempo, solo podía percibir  como necesario, un visionario como él.  Es como muy fantasioso agregarle, para no decir inventarle, otras aspiraciones a aquel hombre genial. Además, aquella frase “¡Qué bueno que el Itsmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!”, hace referencia a una experiencia, de las tantas, como lo anfictiónico, que el gran caraqueño tomó de aquellos pueblos. Alejandro Magno, el creador del imperio macedónico, por cierto entidad en la cual se abolió la esclavitud, relación con rasgos diferentes a la dada en América, generó la unidad de un inmenso territorio bajo un Estado y unificó esos mercados generando entonces una potencia. Es decir, las aspiraciones de Filipo II, padre de Alejando, quien instaló el Congreso en Corinto para unificar las ciudades griegas, fueron ampliadas al máximo por el segundo de los nombrados. De allí sale el concepto de anfictionía que Bolivar hace suyo. Unificar nuestras nacientes repúblicas, crear un vasto territorio con unas naciones federadas, incluyendo la nación centralizada de Colombia, generar mercados y construir una economía, de acuerdo a los tendencias de su tiempo para evitar que EEUU nos engullese y terminado haciendo de nosotros lo que hizo.
            No hay un ejercicio más hermoso en la tarea pedagógica que el maestro que reconoce errores y ante sus alumnos rectifica. “Errar es de humanos”, vieja frase que hasta en latín la pronunciaban nuestros viejos maestros, “Errare humanum est”, como para dar a entender lo sabio de aquel hasta sencillo y humilde acto. Por lo dicho anteriormente, y habiendo dicho que no cuestiono el libro de Pividal, porque es muy bueno, sino el título que habla de un Bolívar precursor de la lucha contra algo que no existía, espero que alguien, pensando lo contrario me ayude a entender lo que ahora no entiendo ni comparto. Por eso, el título está planteado de manera interrogativa. Si es válido, sin duda, llamar precursor de las luchas contra el imperialismo a Lenin, quien con posterioridad a Marx, lo definió como “fase superior del capitalismo, etapa de la monopolización de la economía y la exportación de capitales, lo que lleva envuelta la idea del neocolonialismo.
            Debo dejar claro que cuestionar el rasgo o calificativo que Pividal dio al Libertador, no significa que para quien esto escribe, implique descenderlo de su gloria. No lo es porque por lo que dijimos, él no podía luchar contra lo que entonces no existía. Sólo teníamos enfrente la amenaza de una sociedad capitalista, todavía atrapada en el mercantilismo y esclavismo que intentaba apoderarse de nuestro espacio territorial y mercado, de la misma manera que España quería conservarlo, quizás con una óptica capitalista más avanzada; en lo mismo de los gringos andaba Inglaterra. Tampoco, lo que ya dijimos, pero lo que abunda no daña, nuestro opinión en nada intenta restarle méritos a la obra de Pividal. 

            El propio Pividal dice lo que sabemos, Marx (1818), Engels (1820), Lenin (1870), Mao( 1893), Ho Chi Min (1890) no habían nacido o eran unos carajitos cuando murió Bolívar.


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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 5/20/2016 08:07:00 a. m.

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