La encrucijada económica
latinoamericana
Por Hedelberto López Blanch
Latinoamérica comienza el
año 2016 con grandes desafíos económicos en un mundo globalizado donde las
crisis ocurridas en las naciones desarrolladas repercuten directamente en todo
el mundo y directamente en los de esa región del hemisferio sur.
Proyecciones de organismos
internacionales, indican que Latinoamérica y el Caribe experimentarán este año
un nulo crecimiento económico debido a la combinación de factores internos y
externos aunque agregan que esa situación mejorará en 2017.
La Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) señaló que las economías de la región tuvieron
un retroceso de -0,4% en promedio con 2014 (0,9 % en 2015) y crecerán solo 0,2 %
en este año, impactadas por un complejo escenario externo.
La experimentada Alicia
Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL explicó que en el contexto
actual adquiere mayor relevancia las políticas fiscales activas,
promoviendo ajustes inteligentes; mirar tanto el nivel de gasto público
como su composición para evitar ajustes excesivos en la inversión pública y el
gasto social; revisar la estructura de subsidios a los combustibles y los
incentivos tributarios, buscando potenciar instrumentos de promoción de
inversiones y financiamiento del gasto social; y reducir la evasión, que en
promedio equivale 6,3 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) regional, es
decir, 320 000 millones de dólares.
Esta zona, que es una de las más desiguales del planeta con
respecto a la distribución de las riquezas, deberá enfrentar el lento
crecimiento de la economía mundial que alcanzará 2,9 % y no acaba de sacudirse
de la crisis que comenzó en 2008.
Mientras en Estados Unidos aumenta la deuda fiscal y la economía
no logra superar la cifra de 3 % de crecimiento, la reciente apreciación del
dólar y el aumento en diciembre por la Reserva Federal de la tasa de interés del
billete verde, han debilitada el valor de las monedas de la región.
A eso se une la desaceleración de la economía de China que se
ubicó en 6,4 %, inferior a los números por encima de 8 % que registró en años
recientes. Beijing se ha centrado en incrementar el consumo interno y elevar el
poder adquisitivo de su población.
La disminución de las exportaciones chinas ha motivado el
recorte de sus importaciones de materias primas, lo cual afecta directamente a
Latinoamericana, principal suministradora de esos productos al país
asiático.
Todos los pronósticos señalan que en 2016 el comercio global
solo aumentará entre 1,5 % y 2,5 % mientras que las materias primas seguirán a
la baja y no tendrán un leve repunte hasta el próximo año.
Las condiciones meteorológicas extremas también incidirán en la
región puesto que se asegura que el fenómeno climático de El Niño será el más
violento de la historia, con afectaciones en la agricultura y daños en la
infraestructura.
Con esas incertidumbres, unidas a los estancamientos de las
economías de Europa y de Estados Unidos, arribarán menos inversiones a la zona
lo que es fundamental para obtener nuevas tecnologías y apoyar el desarrollo de
los países.
Los vaticinios de la CEPAL y del BM apuntan a que América
Central crecerá 4,3 % en 2016; América del Sur se contraerá -0,8 % en su PIB, motivado principalmente por
los retrocesos en Brasil (-2,0%) y Venezuela (-7,0%) y 1,6 % el Caribe de habla
inglesa.
Entre las naciones que más progresarán aparece Panamá con 6,2 %
(básicamente por las inversiones en el Canal), seguido por Dominica y República
Dominicana (5,2 %), San Kitts y Nevis (4,7 %) y Bolivia (4,5 %).
Se prevé que Nicaragua crezca 4,3 %, Guatemala 4,0 %, Perú 3,4 %,
Costa Rica y Honduras 3,3 %, Colombia y Paraguay 3,0 %, México 2,6 %, Haití 2,5
%, El Salvador 2,4 %, Chile 2,1 %, Cuba 2 % (puede llegar a 3 o 4 % por la
llegada de nuevas inversiones) Uruguay 1,5 %, Argentina 0,8 % y Ecuador 0,3 %.
Situaciones a enfrentar, que
afectan el desempeño de zonas importantes de la región como Centroamérica y
México son el narcotráfico, el tráfico de armas y las altas tasas de
criminalidad.
México padece los ataques de
organizaciones criminales con un poder y alcance, casi similar al que tiene el
gobierno.
Pero lo más peligroso para
toda la región es que se puedan revertir los avances de integración que se han
ido forjando en los últimos 15 años y que lograron invertir, en la mayoría de
los casos, los graves problemas de hambre, desnutrición, salud, desempleo y
vivienda que existían en diferentes países.
Gobiernos democráticos y
progresistas impulsaron la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América (ALBA), Unión de Naciones del Sur (UNASUR) Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y reforzaron el Mercado del Sur
(MERCOSUR).
Las políticas sociales
impulsadas por varios gobiernos han favorecido en estos años a las grandes
mayorías de su población que por primera vez tuvieron acceso gratuito a la
educación, la salud, mejores condiciones de empleo y alimentación.
Como esas políticas sociales
no han sido del agrado de las oligarquías nacionales, organizaciones
internacionales y de gobiernos capitalistas de derecha, ahora se ha lanzado una
ofensiva neoliberal para dar al traste con esos logros.
Venezuela, Brasil, Argentina
(ya lograron imponer un presidente ultraderechista), Bolivia, Ecuador,
Nicaragua, entre otros, están bajo amenaza constante de desestabilizaciones
porque sus sistemas son incongruentes con la globalización capitalista
neoliberal.
Los pueblos y gobiernos del
hemisferio sur deberán enfrentar, además de las adversidades económicas, las
consecuencias políticas que provocaría la reversión de los avances sociales
ocurridos en la región durante los años precedentes.
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