domingo, 17 de mayo de 2015
ENTRE CALLES
Entrecalles
Ciro Bianchi Ross * digital@juventudrebelde.cu
16 de Mayo del 2015
18:46:33 CDT
Sobre el origen en Cuba del apellido O'Reilly y la calle
habanera que
lleva ese nombre, inquiere el lector José Roque. Varios nombres
tuvo
esa vía con anterioridad. Se le llamó Honda y del Sumidero, y
también
del Basurero por el fin al que la destinaban los vecinos, y
tuvo
además el nombre de calle de la Aduana por haber estado situadas en
ella,
en la proximidad de los muelles, las dependencias de ese
departamento. Se le
dio el nombre oficial de Presidente Zayas, pero se
dice que el propio
mandatario no se mostró satisfecho con el
guatacazo, sabiendo que nadie
llamaría por su nombre a esa calle por
más que las tarjas o tabletas lo
proclamaran en cada esquina. Zayas
tiene su calle en la loma de Chaple, y
O'Reilly fue, es y seguirá
siendo O'Reilly.
Hasta 1915 O'Reilly fue, junto con
Obispo, la meca del comercio y la
moda; calles del visiteo matinal por donde el
habanero paseaba para
ver y para que lo vieran. En el espacio comprendido desde
O'Reilly
hasta Amargura --y desde Mercaderes hasta Compostela-- se hallaba
el
llamado Distrito Bancario, es decir, nuestro pequeño Wall Street, sede
de
los bancos principales; edificios majestuosos y con fachadas de
columnas
monumentales que no dejaban duda sobre la solidez, la riqueza
y la eternidad de
las instituciones que albergaban, aunque algunas de
ellas se desplomaran como
castillos de naipes en tiempos de crisis.
Entre otros bancos, en O'Reilly
encontraban asiento el Previsora
Latino Americana, de capitalización y ahorro,
constituido con capital
mexicano; el Banco Financiero, manejado por Julio Lobo;
el Banco
Garrigó, que surgió en Santiago de las Vegas y fue expandiéndose
y
consolidándose; el Banco Godoy Zayán y el Banco Godoy Zayán de ahorro
y
capitalización, ubicados ambos en el edificio de La Metropolitana,
inmueble de
oficinas y sede de importantes compañías y agencias de
seguro. Inmediato a ese
edificio se hallaba otro banco, The First
National City Bank of Nueva York. El
espacio del banco norteamericano
y de La Metropolitana era el que ocupaban la
iglesia y el convento de
Santa Catalina de Sena, fundados en 1688 por el obispo
Compostela a
pedido de las hermanas Aréchaga, que querían profesar como
monjas
dominicas. La congregación religiosa radicó allí hasta 1918, cuando
se
trasladó a un convento muchísimo más amplio, con una bella iglesia
de
estilo gótico, en la manzana comprendida entre las calles Paseo, A, 23
y
25, en el Vedado. La vieja edificación fue arrasada, <>, aseguraba
Emilio Roig.
En
esa calle tuvo su bufete el Doctor José Miró Cardona, abogado de
abogados que
ocupó el premierato en el primer gabinete de la
Revolución y que tuvo después
una actuación política deleznable.
También había allí oficinas de líneas de
navegación como la American
Export, que hacía viajes a Europa por la ruta del
sur, e Italian Line,
con sus lujosos trasatlánticos de entre 25 000 y 30 000
toneladas de
desplazamiento. Además, se encontraban La Casa Potin, de víveres
y
licores finos, y un café como Revoredo, tan frecuentado en los años 50
por
el poeta José Lezama Lima, que todas las tardes buscaba por Obispo
la Plaza de
Armas y retornaba por O'Reilly hacia la Manzana de Gómez.
Frente al edificio de
La Metropolitana se hallaba la librería Martí,
que todavía en los años 60
exhibía en sus vitrinas ediciones Príncipe
de Góngora y Cervantes, y la
librería Económica, donde el escribidor
adquirió las Obras Completas de José
Martí con sus primeros honorarios
como periodista hará pronto 50 años. Podría
yo repetir ahora con
Rubén Darío aquello de <>, pero
quiero suponer que no es tan así. Lo que sucede es que empecé
en el
periódico El Mundo, con 17 años.
Volviendo a O'Reilly, esta debe su
denominación a que por ella hizo
su entrada en la ciudad el general Alejandro
O'Reilly, subinspector de
las tropas españolas, en 1763, cuando España recuperó
la capital de la
Isla tras la ocupación inglesa. El militar permaneció en Cuba
mientras
reorganizaba al Ejército. Más tarde vino su hijo, se afincó aquí
y
creó una familia que, en la colonia y en la república, sobresalió por
su
posición preeminente, los cargos desempeñados y sus acciones
benéficas.
Una
amplia y detallada visión de esta familia, bajo el título Los
condes O'Reilly,
la ofrece la Doctora María Teresa Cornide, en su
libro De La Havana, de siglos
y familias. Vale la pena tirarle un
vistazo.
Recado Santiaguero
Y ya que
hablamos sobre calles habaneras, quiero publicar un mensaje
electrónico
remitido desde Santiago de Cuba. Lo firma el profesor
universitario Humberto
Ocaña Dayar. Lo reproduzco tal cual lo recibí,
a fin de cuenta el escribidor
también tiene su corazoncito. Dice:
<>.
Una fibra de su vida
Sigue el escribidor mirándose el ombligo,
ahora con el mensaje que
sobre la Plaza del Vapor remitió Ciro Benemelis,
figura notable en el
mundo del arte y la industria del disco. Expresa: <>.
Más sobre el Curita
La
lectora Virginia Caunedo hace una aclaración sobre Sergio González,
"el
Curita", que mucho agradece el escribidor. Dije en la página del
domingo
anterior que ese destacado combatiente antibatistiano laboró
en una imprenta en
la Plaza del Vapor. Eso fue así, pero es
incompleto, precisa Virginia, pues fue
administrador y luego
propietario de dicho establecimiento. Había sido
propiedad de su
hermana y al fallecer esta, su socio traspasó la posesión a El
Curita.
A partir de ese momento el local se convirtió en un hervidero
de
conspiración opositora contra Batista. <>, indica la lectora.
--
Ciro Bianchi
Ross
cbianchi@enet.cu
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http://cbianchiross.blogia.com/
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