jueves, 12 de diciembre de 2013
EL POETA Y LA POLITICA EN MAYUSCULA
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Subject: El Poeta y la
Date: Thu, 12 Dec 2013 19:39:13 +0000
El Poeta y la Política con mayúscula
Por Yndamiro Restano
Decía John F Kennedy, uno de los seres humanos más importantes del siglo XX, “que si los poetas supieran más de política y los políticos supieran más de poesía, el mundo sería un lugar más agradable para vivir”. Mucho tuvo que reflexionar este gran político, que con mano maestra salvó al mundo de una hecatombe nuclear, para llegar a esta conclusión.
Ciertamente, hasta hoy el poder ha estado en manos de abogados, militares, incluso, personas de mentalidad científica, pero no de los artistas. El artista representa el poder del amor y en este sentido era que José Martí afirmaba que su estrategia era la de configurar el poder desde el amor. Es decir, que las instituciones sean un reflejo de lo mejor del ser humano. Obviamente, los grandes políticos de la historia, saben que la libertad está en el alma y que el alma es la casa de la poesía. Cuando el alma del hombre y el alma del poder se identifican, se ha producido la gran revolución que el ser humano necesita: La Revolución de la Conciencia. Lo otro es volver sobre lo mismo, aferrarse al poder hasta alcanzar la huraña y rígida mirada de los fósiles.
De cualquier manera, los poetas descubren lo oculto, aquello profundamente secreto que Unamuno llamaba la intrahistoria. Sienten la nueva criatura que se está formando en el vientre de la historia. Precisamente allí, donde se libra la gran batalla entre la libertad y el amor al poder; entre el poder del amor y el fetichismo del poder. Entonces, el poeta supera la rutina engañosa de volver a ser lo que siempre ha sido el poder y apuesta por la creación, por la poiesis, por convertir en Ser lo que aún no es y espera por su creador. Especialmente porque el arte es un acto de Resistencia contra la propaganda del poder y la poiesis es lo que no se ve, pero que existe y quiere tomar formas tangibles porque la especie lo necesita. Por supuesto, hay una diferencia esencial, pero no antagónica; una contradicción dialéctica podría yo decir, entre el poeta y el politico.El poeta ve el mundo como debería ser mientras que el politico lo ve como es. El poeta jamás negocia la libertad porque la necesita como el pez al agua. El politico situado ante la disyuntiva de elegir entre el poder y la libertad,salvo honrosas excepciones, opta por el poder .Sin embargo, tan importantes para la vida humana civilizada, son la cultura como la coerción legal monopolizada por el estado. Por esta razón, podríamos hacernos la pregunta: No sería realmente beneficiosa una alianza crítica entre el Poeta y el Político; entre la cultura y el poder politico. El poder sin la cultura es una vulgar dominación del hombre por el hombre. La cultura sin el poder de influir en la vida social como conciencia crítica es una torre de cristal, donde la poesía muere de soledad. Sin contacto con el dolor humano, con la angustia, sin el grito del que sufre impregnado en sus visceras, no hay poesía. No en vano Buda escapó de su palacio.
Debo aclarar que cuando digo poeta no me quedo en los límites de un género literario sino que me refiero a todo aquel que alcance la eternidad con su creación artística. A todo aquel que perciba la presencia misteriosa de la eternidad y no rehuya por miedo o por interés su confrontación inevitable con la circunstancia. Pero la creación de una nueva configuración del poder a partir del amor, de la libertad, de la solidaridad; tiene que hacerse tangible en las leyes. Ya sabemos lo que sucedió con la República de los Filósofos que propugnaba Platón. De la misma manera, también hemos aprendido lo que sucedió con las utopias. La poiesis del artista debe florecer en un cuerpo de leyes que nadie puede transgredir impunemente.El derecho define, incluso, el tipo de estado, que después va a producir las leyes. Las raíces del árbol de la libertad y de la paz son las leyes. Tanto Jupiter como Plutón tienen que aceptar el Reino de la Ley. De nada valen la vitalidad y el coraje sin orden y propósito. La ansiedad materialista y el idealismo deben tener existencia legal.
La gran enseñanza de los Padres Fundadores de la nación norteamericana fue precisamente legalizar incluso la autocrítica del sistema democrático norteamericano. La primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos, es el ruiseñor que nadie puede acallar. Porque la palabra es la materialización de la idea y la idea es el gran catalizador de la vida de los seres humanos. El derecho a crear para posibilitar el desarrollo de las ideas es la garantía del autoperfeccionamiento perpetuo del sistema democrático. Tenía mucha razón Kennedy cuando advirtió los puntos de contacto, de la poesía y la política con mayúscula. Quizás, en el mismo Presidente coexistieron estas dos expresiones trascendentales del quehacer humano. Lo cierto es que los artistas, los poetas, tocan la rosa y la impregnan de una luz melodiosa. No son iguales los pétalos ni tienen el mismo perfume las flores que cantó el poeta. Su poiesis crece desde la intrahistoria. Tal vez, pase lo mismo en la vida social y en la política, cuando se escuchen las razones de los poetas, que alegan que la base del ediicio politico debe ser la conciencia crítica. Tal vez, entonces, la política chiquita, se vea obligada a transformarse por el contacto con la poesía. Obviamente, tanto la poesía como la política con mayúscula, tienen en común la libertad y el mejoramiento humano y por esta razón en épocas de crisis, cuando el poder está más desacreditado, ambas se toman de la mano. Entonces, ya no se apagan todas las estrellas y comprobamos, que las voces de Cristo y de Socrates no se han perdido entre las aterrorizantes sombras de la nada. Esa nada fantasmal que el despotismo fabrica a sangre y fuego.
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