domingo, 6 de octubre de 2013
LA REVOLUCION EDUCATIVA
ELIGIO DAMAS
Nota: Los dos trabajos siguientes bajo títulos “La revolución educativa I y II”, contienen nuestros comentarios sobre la política educativa del gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP), durante su primer gobierno y cuando el país gozó de un ingreso petrolero descomunal. Leerlos sirve para hacer comparaciones y sacar conclusiones. Tómese en cuenta, como se señala abajo que fueron escritos en aquella época.
La gente del gobierno a través del primer ministro de educación de Carlos Andrés Pérez, Dr. Luis Manuel Peñalver, anunció al paìs que en materia educativa se proponían impulsar una verdadera revolución. Hasta ese ministerio llegó el soplo de optimismo frenético e irreal que Gumersindo Rodríguez, con sus planes fantasmagóricos, insufló al jefe del Estado y al gobierno todo.
Una revolución debía implicar por lo menos, en atención a la concepción manifiesta en los diferentes niveles del partido adeco, un cambio sustancial en la calidad de la enseñanza, una considerable democratización de la escuela, la adecuación de los lineamientos educativos a los planes económicos y, por supuesto, un aumento significativo de la matrícula escolar sobre la base de los ingresos del paìs y la demanda educativa.
Cinco años después, el fracaso es el signo del balance oficial. El presidente de la república, en el último mensaje al Congreso Nacional, a pesar del desmedido optimismo, no logró aportar una idea siquiera para justificar su fracaso en materia educativa. Apenas se limitó a lo que parece ser en él una ocupación placentera, la cita de cifras impresionantes para impactar al público.
No podía esperarse menos de un gobierno que dispuso de recursos fabulosos provenientes del petróleo. El único mérito que reclama para sí mismo el presidente es el aumento de la matrícula escolar.
En este sentido cabría hacer la siguiente reflexión:
¿ Acaso es racionalmente admisible que este gobierno que hoy cierra su gestión no abriese nuevas oportunidades de estudio a los venezolanos, en un paìs cuyo crecimiento demográfico es rápido y el acomodo especial de la población genera agudas presiones en el sector urbano?.
¿ Puede levantarse como un trofeo el aumento de la matrícula escolar a varios niveles, sin que ese aumento satisfaga la demanda, en un paìs cuyos ingresos se mencionan en cifras increíbles y cuando nos habían ofrecido una revolución educativa?.
Se le olvidó al presidente que, a pesar del aumento de la matrícula, no incorporaron a la escuela a más de un millón de niños en edad preescolar; ni pudieron evitar el aumento de la cifra de deserción escolar a niveles de primaria y secundaria Y el índice de repitencia. Se le olvido señalar al presidente que, como resultado de su inadecuada política educativa, la universidad venezolana es hoy un cuello de botella que está cerrando el paso a más de 50 mil bachilleres.
Pero como la verdad muchas veces resulta difícil ocultar, al presidente no le quedó otra alternativa que reconocer el fracaso de su gobierno en el aspecto cualitativo de la enseñanza. Como dicen los abogados, a confesión de parte relevo de pruebas.
La democratización de la enseñanza fue burlada cuando, como el caso citado anteriormente, se niega la posibilidad de estudiar a miles de venezolanos de los sectores de menores recursos económicos, pues a pesar de la fantasía presidencial, son muy pocos, por no decir ninguno, los hijos de obreros, artesanos, oficinistas, marginales que gozan de los beneficios del Plan Gran Mariscal de Ayacucho. La democratización no es un concepto puramente cuantitativo; además de lo dicho anteriormente, tampoco puede ser democrático una escuela cuya carga de valores y conocimientos esté totalmente desvinculada de la realidad, donde sus miembros son víctimas de una formación económica y social injusta. No es democrática una escuela que forma gerentes y obreros, patronos y explotados en una reproducción antidemocrática del capitalismo. No es democrática una escuela que niega a maestros y alumnos la posibilidad de participar en la definición de los objetivos de la enseñanza.
En materia de formación de mano de obra para los delirantes planes económicos de Gumersindo Rodríguez, también fue negativo el resultado. Por ello tuvieron que importar mano de obra y, haciendo uso de los recursos del Estado, apelaron al curioso expediente de enviar contingentes de hombres a aprender oficios menores al extranjero.
Entonces cabe preguntar:
¿Cuál revolución?
Diario de Oriente.
Barcelona, Domingo 11 de marzo de 1979.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 10/05/2013 10:18:00 a.m.
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