----- Mensaje reenviado -----
De: Félix Sautié Mederos <felixsau@enet.cu>
Para: fsautie@yahoo.com
Enviado: Lunes 21 de enero de 2013 10:44
Asunto: La burocracia infalible y poderosa entorpece los cambios, publicado en Por Esto! el lunes 21 de enero 2013
De: Félix Sautié Mederos <felixsau@enet.cu>
Para: fsautie@yahoo.com
Enviado: Lunes 21 de enero de 2013 10:44
Asunto: La burocracia infalible y poderosa entorpece los cambios, publicado en Por Esto! el lunes 21 de enero 2013
La burocracia infalible y poderosa entorpece los cambios
Crónicas cubanas
Félix Sautié Mederos
Hemos comenzado el 2013 en medio de grandes preocupaciones, con augurios e informes desfavorables que circulan por la vía de la “radio bemba popular” dada la falta de informaciones transparentes y creíbles. Tal parecería que ese permanente apagón informativo no se va a acabar nunca, porque las cosas que suceden continúan marcadas por un insano secretismo oficial que ya no puede mantener ocultas sus lagunas, según lo demuestra lo sucedido muy recientemente con la epidemia de cólera en el barrio habanero del Cerro que ya venía anunciándose infructuosamente no sólo en esa zona de La Habana; los ejemplos son múltiples. Pero no es sobre lo que se dice o no se dice que quiero escribir en la presente crónica; quizás más adelante me anime a ello. Lo que deseo exponer de momento, es mi percepción sobre la acción corrosiva de la burocracia en la sociedad cubana. Su constante labor de entorpecimiento a los esfuerzos para cambiar todo lo que lo que deba ser cambiado. Paralelamente quiero reiterar que esos cambios tan necesarios y anunciados van muy lentos al punto que tal parecería que nada o muy poco se realiza para hacerlos efectivos y visibles.
No obstante, insisto en una percepción expuesta en otras crónicas: “algo” se mueve en lo profundo de la sociedad cubana y de sus instancias de gobierno. Llamo la atención sobre algunos ejemplos: la legalización para vender casas y autos; la no pérdida de casas, autos y otras pertenencias por motivo de emigrar con carácter permanente; la entrega de tierras ociosas; la amplitud planteada en la nueva política migratoria que se preveía más restrictiva; las nuevas tarifas de la telefonía celular que amplían las facilidades de comunicación para el pueblo; la posibilidad de ver directamente a Telesur que ha sido una demanda desde sus inicios; la autorización legal para organizar cooperativas no sólo en la agricultura y los servicios, así como otros más. En su conjunto, aunque no podría decirse que forman parte de un cambio radical como el que se necesita, constituyen medidas significativas e incluso inusitadas para las circunstancias y coyunturas cubanas.
Ya sé que algunos me van a señalar que aún no se plantean soluciones para la libertad de expresión, el libre acceso a Internet, el respeto al pensamiento diferente, una mayor apertura económica, el mejoramiento real de los ingresos de la población y otras más de fundamental importancia que sería muy extenso citar. Soy muy consciente de lo que significan esas cuestiones apuntadas y estoy de acuerdo en su urgente necesidad; pero no por ello creo que se deban silenciar las cuestiones que sí están en movimiento y que reflejan pequeñas luces de futuro. En mi opinión sería de mucha utilidad estimularlas; porque a veces en la vida los grandes problemas se solucionan poco a poco a partir de una sumatoria de pequeñas e imperceptibles soluciones de otros de menor magnitud. ¡Que más quisiera yo que todo lo que necesitamos económica y políticamente se resolviera de una vez!
Pienso que quizás en este sentido, deberíamos hacer un esfuerzo para percibirlos y tratar que se diversifiquen, pero comprendo que aún tenemos de por medio un muro que nos ahoga. Me refiero a la labor solapada desde muy adentro de todas las instancias de la sociedad cubana, que realiza una burocracia todo poderosa e infalible para entorpecer los cambios y declarar anatema a quien se atreva a criticarla públicamente. Esa burocracia la percibo por todas partes. Posee sus representantes conspicuos muchas veces en donde menos nos lo podríamos imaginar. Ha creado un sistema y una cultura que se infiltra en toda nuestra sociedad y que va desde una simple empleada de una tienda de divisas que maltrata indiscriminadamente a los clientes que debiera atender con solicitud, un cobrador de la electricidad que hace trampas, un inspector que acepta sobornos, un funcionario que exige planillas y documentos innecesarios que después no sirven para nada, hasta administradores y dirigentes venales que se mueven en todas las escalas y niveles del poder económico, administrativo y político. En consecuencia puedo afirmar que estamos ante un mal generalizando que podría llegar, según plantea una expresión popular muy española, a “cargarse el país”. Principalmente si no se detienen a tiempo sus acciones entorpecedoras; de no hacerlo podría no quedar nada que salvar ni nada que perfeccionar.
En resumen, sufrimos un efecto inmovilizador perpetrado por la acción sostenida de la burocracia que cada vez se disfraza y se oculta mejor, propiciadora además de la agresividad y la violencia. El maltrato, el autoritarismo y la cacería de brujas en búsqueda de los “enemigos reales o inventados” que se atrevan a enfrentarla, se fundamentan en una agresividad que algunos se esfuerzan en presentarla como una herramienta del pueblo contra los enemigos de la Nación Cubana. No niego que existan poderosas fuerzas internacionales enfrentadas contra el sistema socio político cubano, ni tampoco los efectos dañinos y a veces controvertidos del bloqueo y de la “guerra económica”; pero de ahí a que por ello se justifique el ahogamiento de la crítica y de la denuncia a esa burocracia todopoderosa e infalible a que me estoy refiriendo, va un trecho muy largo que muchos no quieren aceptar mientras que continúan “tirando indiscriminadamente de la soga”, sin tener en cuenta que el día menos esperado podría partirse sin remedio alguno. Los insistentes planteamientos que ha expresado el Presidente Raúl Castro y que he comentado en algunas crónicas mías, resultan muy significativos para identificar una resistencia sutil y abierta a la necesidad de un cambio de mentalidad y de eliminar trabas. Pienso que quizás deberíamos asimilarlos más receptivamente en la extensión positiva de su significado real.
Finalmente llamo la atención sobre lo imprescindible que es anular la dañina acción de esa burocracia. Pienso que constituye un interés básico para que las medidas de cambio puedan ir adelante con agilidad, profundidad, integralidad y eficiencia; incluso al objeto que estimulen a los nuevos cambios que aún no se tienen en ejecución. Así lo pienso y así lo planteo con mis respetos para el pensamiento diferente:
Publicado el lunes 21 de enero 2013.
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