CAPRILES Y EL “DR. PENSAMOS” DE JOSELO*
Eligio Damas
El “Dr. Pensamos”, célebre personaje de los programas de televisiòn de Joselo, en los tiempos de Luis Herrera Campins, solía ofrecer de todo, villas y castillos.
-“¿Dr., cuándo piensan hacer eso?” Preguntaba uno de los tantos periodistas que le acosaban, tomando en cuenta que interrogaba a un importante funcionario de gobiermo.
-“¿Hacer qué?
Respondía con fingida curiosidad el personaje de Joselo.
-“Eso que usted acaba de ofrecer”, retrucaba el periodista.
Ante lo cual el Dr. Pensamos respondía con cinismo:
-“No he dicho que lo vayamos hacer; sólo dije que pensamos.”
Cuando Capriles arrancó su campaña, no encontraba qué decir. Él no tenía nada; nada en la bola, tanto que las costuras se le ven hasta con catarata y sus asesores, gringos y cipayos nacionales, no encontraban cómo entrarle a la campaña.
Apenas asomaban algo, como que PDVSA debía ocuparse de sus asuntos exclusivamente, “ordenar el gasto público y que el Estado se limitaría a funciones que le son propias, dejando que la iniciativa privada y el mercado se encargasen del resto”. Y otras tantas cosas, que los economistas de la derecha, suelen presentar en lenguaje “cifrado” para engañar a la gente.
Por supuesto eso significaba que PDVSA volvería al redil de la meritocracia y dejaría de ocuparse de asuntos como promover las misiones. La gasolina tendría el precio del mercado internacional. El Estado debía abandonar misiones como mercal para que la red privada de distribución de alimentos se ocupase de eso y pusiese los precios que le viniese en gana. Y otras cosas largas de enumerar, como es larga la lista de cosas mediante las cuales el gobierno beneficia al pueblo.
Lo demás era hacer señalamientos que nadie les cree por lo absurdo, como que aquí no hay libertad de prensa ni de pensamiento. Lo decían y dicen con toda libertad en sus medio audiovisuales e impresos, con lo cual ellos mismos de por sí se desmentían y desmienten.
Además, como parte de su plan B, que no es más que un reconocimiento íntimo y adelantado de la derrota, se han dedicado a descalificar al árbitro; dar a entender que la mayoría de los integrantes del CNE son unos tramposos al servicio del gobierno, por lo que de allí no haay que esperar nada distinto a una trampa.
Pero pese a eso, cuando tuvieron que escoger su candidato, el de la MUD, apelaron a los servicios del organismo de tramposos. Con los recursos tecnológicos y asesoría de éste hicieron su elección. Salvo que al final, se apoderaron de los resultados, quemaron toda prueba, dieron un veredicto y dejaron a más de un candidato disgustado, como William Ojeda, quien aún asegura que le hicieron “camonina” para favorecer a Caldera, el mismo que Capriles defenestró autoritariamente, por haber hecho lo que luego haría su padre; sólo que esta vez, el candidato lleno de amor filial, enternecido, se limitó a decir, “esas son cosas generosas de papá.”
Es decir, la MUD y su comité electoral hicieron trampas. Los mismos que acusan de esas mañas a otros.
Antes, según testigos, firmaron un documento “elaborado por unos 300 técnicos”, quienes no debieron haberse jodido mucho, porque según los denunciantes, no es más que el recetario del FMI, ampliado con cosas específicas de aquí. No se trata de un plan con ajustes específicos, sino los mismos ajustes, recortar allà y aumentar aquí, con respecto a todas aquellas medidas que Chávez ha aplicado, como las misiones. Luego, la MUD desconoció la existencia de aquel documento. Volviò a hacer trampa. Ya es una vieja y acendrada maña.
No obstante, aunque el documento no exista, que existencia tiene, la derecha no tendrá que hacer sino aplicar un paquete neoliberal contra el pueblo, después de hacer todo por bajar el ingreso petrolero, favoreciendo al gran capital gringo y europeo, levantar el control cambiario, permitir que el empresariado evada los impuestos y trasladar el poco ingreso nacional a las arcas de banqueros y empresarios privados para que lo engullan.
Pero Capriles no podía decir nada de eso. El candidato bolivariano con sus acciones y la oferta de profundizar lo que ha hecho, se le había distanciado demasiado. Por lo que los asesores de aquél no encontraron otra cosa que asumir el programa de Chávez. Entonces Capriles comenzó a decir que haría, si lo eligen, lo mismo que ha hecho el presidente pero más. El reto se le volvió un asunto puramente cuantitativo; si Chávez hizo un cardiológico infantil “yo haré dos”. Si subió las pensiones “yo las subiré más” y así sucesivamente.
Si Capriles, aunque en sueños, porque sólo así es posible, llegase a ganar, cuando algún periodista le pregunte:
-“¿Cuándo y a cuánto subirá las pensiones?”
Poniendo los ojos puyudos, pese a que está dormido y sueña, responderá preguntando:
-“¿Cuáles pensiones?”
-“Las del IVSS, Misión en Amor Mayor y otras tantas. No olvide, “Dr. Pensamos” que prometió subirlas”. Le dirá el periodista.
Sin mirar al inoportuno, contestará, con un largo bostezo:
-“Yo nunca dije que subiríamos eso. Sólo expresé que lo pensamos.”
Muerto el pollo.
*José Díaz, conocido actor cómico y humorista venezolano
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